Aldana B. Fouquet **
En el siglo XXI, la problemática del cambio climático se presenta como uno de los retos más desafiantes para la comunidad internacional.
Por una parte, una de sus mayores causas es el gran incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) generadas por los países más desarrollados y las potencias emergentes.
Por otra parte, sus principales manifestaciones se han observado en consecuencias devastadoras en el medioambiente durante el último tiempo.
En este escenario, India se posiciona como uno de los cinco mayores emisores mundiales de GEIs, debido principalmente al desarrollo en los últimos años de una industria basada en el uso intensivo de petróleo, carbón y gas.
Ello ha provocado que repetidas veces, en el marco de las negociaciones internacionales, se pose la mirada sobre este país asiático. La República de India está situada al sur del Himalaya y en un terreno subtropical, con una topografía, clima y biosfera en gran parte diversas, abarcando un área geográfica de 3.280.000 km2.
India es el séptimo país más grande del mundo y se encuentra bajo una gran presión para mantener hábilmente un camino de desarrollo sostenible y aprovechar sus recursos de manera eficiente.
Cabe remarcar que posee un sistema climático único dominado por monzones (vientos que producen lluvias torrenciales y fuertes inundaciones, de los cuales dependen los cultivos de algodón o arroz), que son impulsados por su ubicación, topografía y los océanos que rodean la región.
En consecuencia, India está geográfica y ecológicamente expuesta a grandes riesgos pronunciados por la existencia del cambio climático, tales como inundaciones, sequías, calor extremo, contaminación del aire producto de la industria, deforestación, erosión de los suelos, pastoreo excesivo, entre otros.
Un poder emergente
Históricamente, desde la independencia en el año 1947 hasta inicios de los años noventa, el medioambiente no fue un tema de relevancia para Nueva Delhi.
Durante aquel período India estuvo abocada al abordaje de temáticas estructurales consideradas más urgentes para la época, como el desarrollo económico, la reducción de los índices de pobreza, la inserción internacional o los conflictos regionales irresueltos por cuestiones de soberanía.
Sin embargo, en el contexto internacional posterior a 1990, Nueva Delhi se presentó más proclive a tratar las cuestiones climáticas al comenzar a manifestar un mayor interés y responsabilidad tanto a nivel interno como externo.
Dicho tema fue incluido en la agenda gubernamental desde el gobierno de Manmohan Singh (2004-2014), representante del Partido del Congreso, el tradicional partido indio.
De esta forma, es factible afirmar que desde el año 2004 se esbozó una política de cambio climático, sustentada en múltiples iniciativas nacionales e internacionales, un accionar anclado en un contexto global donde India comenzaba a ser considerada un poder emergente.
Responsabilidades de los países desarrollados
En 2014, llegó al poder Narendra Modi, líder del Bharatiya Janata Party (BJP), partido de orientación nacionalista y opuesto al mencionado Partido del Congreso.
En el mismo año de su asunción, el ministerio de Medioambiente y bosques comenzó a ser denominado ministerio de Medioambiente, Bosques y Cambio Climático.
Así, la actuación por parte del BJP, mucho más contundente y protagónica, tanto a nivel local como en los foros internacionales de discusión sobre cambio climático, marcó más continuidades que rupturas con la gestión de su predecesor en el tratamiento del tema, más allá del cambio de color político en el partido gobernante.
Ahora bien, al observar el posicionamiento en las negociaciones internacionales por parte de Nueva Delhi, puntualmente en la Conferencia de las Partes (espacio surgido en el marco de Naciones Unidas para tratar el cambio climático), el G20 o el Foro BRICS, emergen ciertas cuestiones centrales que vinculan esta problemática ambiental con la defensa del desarrollo por parte de India, objetivo sumamente destacable dentro del interés nacional.
Por un lado, uno de los principios fundamentales que guió la posición del país asiático respecto a los compromisos que deben tomar los diferentes Estados fue el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.
Esta concepción, generalmente defendida por los Estados del denominado Sur Global, hace referencia a que las responsabilidades en reducción de emisiones de GEIs son mayormente de los países desarrollados, debido a que ya han podido cumplir un ciclo de expansión y producción extensiva a costa de una gran cantidad de emisiones desde la Revolución Industrial.
Por ello, ahora no sería momento de limitar los niveles de emisiones de los países en desarrollo, quienes también deben tener oportunidad para aumentar su crecimiento.
Negociador líder del mundo en desarrollo
Por otro lado, en el marco de los foros mencionados anteriormente, India también esbozó ciertos conceptos como “justicia climática” y “equidad per cápita de las emisiones”.
El primero hace referencia a que el calentamiento global debe ser considerado como un problema ético y político, que no afecta a todo el mundo por igual, y que por lo tanto debe protegerse a las personas y territorios más vulnerables.
El segundo, también presente en los discursos oficiales indios, considera que el derecho a la igualdad de las emisiones per cápita reconoce las posibilidades fundamentales de todas las personas y sus derechos al crecimiento económico.
En tal sentido, India se destacó como uno de los negociadores líderes del mundo en desarrollo. Esto fue observado en su desenvolvimiento en las mesas de negociación, el cual estuvo caracterizado por evitar la consolidación de un régimen climático que obligue a tomar compromisos vinculantes que limiten las emisiones de GEIs, ya que condicionaría sus niveles de crecimiento.
Comportamiento responsable pero compromisos sólo declarativos
De esta manera, podemos afirmar que el comportamiento externo de India respecto del cambio climático fue responsable debido a que el país nunca abandonó la defensa del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, para poder lograr la consecución de uno de los máximos intereses de la nación: el desarrollo económico.
Por otra parte, el accionar indio también fue pragmático, porque más allá de que defendió este principio, fue capaz de asumir compromisos ineludibles para su país a nivel internacional, por ejemplo en la firma del Acuerdo de París en 2015.
Para concluir, más allá de que India se esforzó por no quedar atrás en los debates climáticos internacionales y en desarrollar políticas gubernamentales a nivel interno que sean amigables con el medioambiente, se observó que igualmente en el último tiempo aumentó sus emisiones y que sigue situándose entre los mayores países contaminantes a nivel global.
Por lo tanto, se deduce que los compromisos de Nueva Delhi han sido más bien declarativos y que aún no han surtido efectos contundentes a nivel nacional.
** Licenciada en Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR). Miembro del Grupo de Estudios sobre India y el Sudeste Asiático de Rosario (GEIRSA, PRECSUR-UNR)