La canasta básica de alimentos sufrió un pico de aumentos en el mes de junio, el mayor desde el inicio de la cuarentena en marzo, con un 5% respecto a junio. Así lo explicó la coordinadora de la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario -UNR-, Paula Durán.
«La canasta en sí es una referencia para estimar los recursos básicos que necesita una familia para afrontar la alimentación mínima. Enfatizo esta última palabra porque no es una canasta de consumo extendida o de sectores medios o altos. Es la medida de las mínimas necesidades para garantizar la calorías para la supervivencia y teniendo también en consideración las pautas de consumo culturales», explicó Durán.
Los rubros que registraron mayor aumento fueron las carnes (11%), los lácteos (9,6%) y las legumbres (30%). A pesar de que estas últimas fueron las que registraron mayor aumento, no tuvieron un impacto muy grande en la canasta básica de alimentos. Esto tiene que ver con que en Argentina, y en Rosario, se consume mucho más carne y lácteos. Al mismo tiempo, este último mes se registraron aumentos en verduras y frutas. Sin embargo, las verduras tienen además un componente estacional: a veces sus precios oscilan por esto.
Según su investigación, en Rosario una persona de entre 30 y 60 años necesitó como mínimo $5.611 mensuales en julio para adquirir los alimentos de la canasta básica alimentaria y no quedar, por tanto, bajo la línea de indigencia. Un hogar de cuatro miembros, integrado por un varón de 40 años, una mujer de 35 y dos varones de 17 y 15 años debió tener un ingreso igual o superior a $21.378. Ninguna de las dos mediciones contempla el pago de servicios básicos como luz, agua y gas.
La Usina de Datos se presentó oficialmente en diciembre de 2019 pero releva información desde octubre de ese año. Su objetivo a largo plazo es poder realizar la medición del índice de pobreza y de indigencia de la ciudad de Rosario. Hasta ahora esa medición se realiza para el conglomerado Rosario que además incluye Villa Gobernador Gálvez, San Lorenzo, Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, Pérez, Funes, Fray Luis Beltrán, Roldán, Puerto General San Martín y Soldini.
Es decir, el equipo buscará realizar una encuesta de hogares a escala Rosario que brinde por primera vez una fuente de información primaria y sistemática que permita caracterizar a la población rosarina, su estructura social y sus estrategias de vida.
Análisis de datos
«Relevamos indicadores socioeconómicos e intentamos generar información cuantitativa para aportar a la lectura sobre nuestra ciudad a la sociedad», señaló. El costo mínimo de la canasta básica de es una referencia que se utiliza para establecer la línea de indigencia: «Es un tema complejo en relación a la información y poder ver cuál es el diagnóstico. Las líneas de pobreza e indigencia generan controversia y no hay datos específicos de Rosario sino para el conglomerado. Estamos en un proyecto más ambicioso que implica poder hacer nuestras propias medida, esperábamos poder lanzarlo a fin de año pero por la pandemia no podemos hacer las encuestas que corresponden».
La forma de analizar los datos que utilizan tiene que ver con evaluar el poder de compra de diversos tipos de ingreso como el haber mínimo jubilatorio, la Pensión Universal para el Adulto Mayor, el Salario Mínimo Vital y Móvil y la Asignación Universal Por Hijo, en función de la cantidad de canastas básicas alimentarias que es posible adquirir con cada uno de ellos. En julio, ninguno de los ingresos analizados varió ni percibieron bonos especiales, únicamente Anses continuó con el segundo desembolso del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Tarjeta Alimentar seguramente, planteó, compensó un poco la pérdida de poder adquisitivo. «Como los ingresos están estabilizados el aumento de precios en los alimentos impacta mucho en el poder de compra», observó Durán y agregó que éste disminuyó 4,9 por ciento en julio.
Por otra parte, la coordinadora se refirió a los acuerdos de precio a nivel nacional y local. Planteó que se incluye mayormente a primeras marcas, mientras que para estos estudios se tienen en cuenta las segundas marcas y los productos con descuentos, por eso no impacta directamente. «El control de precios es más difícil en carnes que en lácteos y productos de almacén. Lo que hacemos no es una medición de la inflación sino un seguimiento para entender la disponibilidad económica que tiene que tener una familia para afrontar la alimentación básica», sintetizó.
Usina de Datos pública
El equipo está conformado por 6 profesionales de la Economía, Estadística y Ciencia Política. Dependen de la Dirección de Investigaciones Interdisciplinarias del Área de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNR.
Entre sus objetivos se encuentra realizar estimaciones propias, sistemáticas y de calidad sobre indicadores demográficos, económicos y sociales de la ciudad como la pobreza, las condiciones de vida, las desigualdades, el empleo, la actividad económica, entre otras.
Además pretende convertirse en un espacio en red de intercambio y colaboración con observatorios, centros, equipos e institutos de investigación y otros espacios académicos e institucionales.
Finalmente se piensa a la Usina como un centro de documentación: un repositorio que almacene, clasifique información y documentación.