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Desesperado pedido de ayuda se hizo viral y desencadenó una manifestación para prevenir femicidios

Hace 20 días, una joven contó en su perfil de Facebook el hostigamiento que sufre de parte de su ex pareja, quien no cumple la restricción de acercamiento. Desde el club Cóndor la contactaron para acompañarla. Solicitan que la Justicia considere la violencia de género como delito autónomo

El 28 de julio a las 00.47 Melisa G. envió un mensaje público a través de su cuenta de Facebook dirigido a su ex pareja. Con fotos de él, enumeró los hostigamientos que padece desde hace 9 meses: amenazas a ella y a su familia, agresiones y persecución. “Ya falta poquito. La justicia tarda pero llega y te está pisando los talones”, cerró. Hacía menos de una hora que Nicolás R. había ido por segunda vez en la noche a tirar huevos a la puerta de su edificio, pese a que tiene una prohibición de acercamiento. La publicación fue compartida más de 120 mil veces y se viralizó en redes sociales. Cuando integrantes del club cultural, social y deportivo Cóndor la leyeron, la contactaron para ofrecerle contención y asesoramiento. Emitieron un comunicado y pidieron que le entreguen un botón de pánico que ella esperaba desde hacía un mes. La respuesta fue casi inmediata. La historia de Melisa fue el disparador para que desde el espacio de género del club “La palabra liberada” convocaran a una concentración, que se concretó este martes en las puertas de los Tribunales Provinciales, para pedir que la Justicia acelere los tiempos de actuación y considere a la violencia de género como un delito autónomo.

Pedido viral

“Vas a venir como recién 22:00 hs, 23.55 hs y mil veces más a tirarme huevos en el edificio, tocar el timbre mil veces hasta despertar al edificio entero, vas a bajar la térmica de la luz 3 o hasta 6 veces por día, dejarme a oscuras y voy a tener que esperar que venga la policía por miedo a bajar y que estés esperándome afuera como el día que estaba en la cochera y apareciste y me quisiste agarrar de los pelos y del brazo, que no se como hice pero alcance a cerrar el portón y después pasaste en la moto y me tiraste una piedra”, publicó Melisa el 28 de julio desde su cuenta de Facebook. Y siguió enumerando los hostigamientos que padece desde hace meses: mensajes en redes sociales desde perfiles falsos, llamados telefónicos a la madrugada, difusión de sus datos personales en páginas de citas, amenazas a ella y a su familia, cortes de luz en su casa y obstáculos al entrar y salir.

Su ex pareja tiene restricción de acercamiento pero, según asegura la familia de ella, no la cumple. La causa está en manos de la fiscal María Teresa Granato y en junio Melisa fue a la Justicia a pedir un botón de pánico que llegó un mes después. Fuentes de Fiscalía indicaron que hay rondas policiales, pero desde las organizaciones que la acompañan señalaron que no están a diario. En 2017, Nicolás R. fue imputado por prender fuego a su ex pareja en la ciudad de Pérez. La mujer terminó internada con el 25 por ciento del cuerpo quemado.

Prevención

Desde el espacio de género del club Cóndor convocaron este martes a manifestarse en la puerta de los Tribunales provinciales para pedir que la Justicia garantice el cumplimiento de las medidas de protección a quienes sufren hostigamientos por su condición de mujer. También solicitaron que la violencia de género sea considerada como un delito autónomo en todas sus formas.

“A partir del caso de Melisa surgió la idea de la convocatoria. Manifestaron que están cansadas de llorar a las hermanas, vecinas y amigas asesinadas. En vez de marchar pidiendo Justicia con la cara de una mujer asesinada, resolvieron salir para prevenir un posible femicidio. Hoy es Melisa, pero la idea es que alcance a todas las mujeres”, contó Nicolás Ferela, presidente del club.

“Falta decisión política del Estado para instrumentar las medidas. No puede ser que una persona viva con miedo y tenga que hacer pública su situación para que la Justicia actúe”, agregó.

Servicio

El club cultural, social y deportivo Cóndor funciona en Cafferata 1477. Fue recuperado en octubre 2016 con la intención de estar al servicio de la comunidad. “Queríamos recuperar las raíces por las cuales los clubes fueron fundados”, dijo Ferela.

El establecimiento busca ser un espacio inclusivo, sin empleados, que funcione a partir del mantenimiento que hacen los socios y socias. La cuota es de apenas 30 pesos mensuales y quienes integran el club se encargan de las tareas que van desde la limpieza a la administración. Desde que abrió sus puertas, 639 socios y socias pasaron por la institución.

Antes de la pandemia, el club Cóndor organizaba charlas, actividades recreativas y prestaba el predio a dos escuelas del barrio que no cuentan con espacio físico para hacer actividad deportiva.

Desde marzo, quienes integran el club reorientaron las actividades para colaborar con la emergencia de la pandemia. Pusieron a disposición de las autoridades sanitarias las instalaciones del predio, confeccionaron más de 300 barbijos que repartieron en centros de salud y reunieron más de 400 placas radiográficas para hacer máscaras faciales que acercaron al personal de salud del hospital Carrasco. También conformaron una red de psicólogos y psicólogas para ofrecer contención en medio del aislamiento y, en la actualidad, entregan bolsones de alimentos a 70 familias y más de 80 raciones de comidas.

Otra de las iniciativas fue la creación de un equipo de prevención y contención en violencia de género que, integrado por una médica, una trabajadora social, un abogado y una psicóloga, busca responder las consultas que aumentaron durante el período de aislamiento. El equipo funciona en paralelo con el espacio de género que mantiene reuniones semanales de forma virtual.

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