En los últimos meses la pandemia impuso varias palabras y una de ellas es reinventarse. Para los responsables del proyecto San Agustín XV, rugby inclusivo, fue el camino para poder tener una segunda temporada. Casi un año atrás, a El Hincha le llamó la atención ver charlas de varios ex jugadores de distintos clubes reunidos, y tiempo después, San Agustín era presentado en sociedad, más precisamente el 20 de septiembre de 2019. Este grupo de ex rugbiers se propuso armar el primer equipo de rugby inclusivo adaptado en Rosario y está concebido con la idea de enseñar el rugby y sus valores a chicos en situación de discapacidad.
La mayoría de los chicos nunca había jugado al rugby, muchos no practicaban deportes y por eso en ese comienzo los padres tenían temores, pero con el correr de los encuentros y de ver sonreír, compartir y correr a sus hijos, la actividad pasó a ser de la familia, porque los chicos iban a la cancha y las padres se quedaban compartiendo mates en la tribuna del estadio Municipal.
Tras el lanzamiento de la temporada 2020, que prometía mucho, y con tan sólo dos encuentros, llegó la cuarentena estricta. Y los responsables de San Agustín recurrieron a la palabra reinventarse. No había lugar para cancelar o suspender, los chicos esperaban con muchas ansías los viernes de rugby, muchos de ellos no se separan de la pelota durante todo el día, incluso hasta duermen con la ovalada.
“Después de unas semanas analizando cómo seguía la cuarentena y qué podíamos hacer, decidimos arrancar los entrenamientos vía Zoom. Hacemos dos turnos, el primero con los chicos más pequeños y el segundo con los más grandes. El entrenamiento en sí mismo no difiere mucho de lo que hacíamos en el estadio municipal: primero se hace una entrada en calor (en el caso de los más pequeños hacemos un baile), luego se hacen 3 estaciones consistentes en ‘hacer el try, ejercicio de pase y tackle a la bolsa’, y finalizamos con el famoso tercer tiempo donde cada uno de los chicos se prepara una merienda, abrimos los micrófonos e interactuamos todos”, contó Agustín Pozzo, ex jugador de Jockey Club y uno de los responsables de San Agustín junto a Sebastián Bosch y Alejandro Poza (GER), Germán Candini y Ariel Puignero (Old Resian)l, quienes son acompañados por un verdadera batallón de voluntarios.
Los comienzos por Zoom no fueron fáciles, pero no bajaron los brazos. “Al principio fue un poco más difícil porque había muchos chicos con la curiosidad por mirar la pantalla y algunos ejercicios se hacían a medias. Con el correr de los viernes se empezaron a sentir más a gusto, a encontrar la manera de hacer los ejercicios con los elementos que tienen en sus casas, como por ejemplo tacklear una almohada en el ejercicio del ‘tackle a la bolsa’. Todos empezaron a entrar en confianza, al punto tal que en el tercer tiempo hacemos ronda de chistes y muchos de los chicos se animan a hacerlo”, expresó Pozzo.
Esta nueva modalidad, muy distinta a la que fueron los encuentros del años pasado, hizo que San Agustín tuviera que redoblar esfuerzos y no quedarse solamente con los encuentros de los viernes. “Hoy estamos limitados al contacto telefónico y de las redes. Con los más grandes hablamos todas las semanas para preguntarles cómo están, que nos cuenten un poco de su día a día. Tenemos armado un grupo de difusión dónde les recordamos a los padres el horario del entrenamiento y también otras actividades que organizamos. Por ejemplo a través de IG Live organizamos charlas con personas que creemos nos pueden dar lindos mensajes tanto a los chicos como a sus familias. Charlamos con Daniel Fernández, el fundador de Pumpas XV; con Silvio Velo, capitán de los Murciélagos, con una historia de vida increíble; con Martín Perego, el capitán de los Pumpas, que inspiró y motivó a muchos de los chicos a soñar con poder jugar un mundial o hacer distintos viajes”, dijo Pozzo, y agregó: “También hicimos una linda acción para el día del niño, yendo casa por casa de cada uno de nuestros jugadores para dejarles algún regalito: pelotas de rugby, remeras de San Agustín, tazas con el logo de San Agustín y otros presentes”.
San Agustín XV es un proyecto netamente “ad honorem”, y todo se realiza en base a donación que se reciben. “Muchas personas que quieren colaborar, ya sea con donaciones, como una familia que nos donó tres bolsas de tackle nuevas. Los chicos del equipo de los Classics del Jockey nos donaron lo que recaudaron con ventas de barbijos; GER nos donó pelotas, y así muchos más. También mucha gente que quiere colaborar cuando volvamos a los entrenamientos en el estadio. Por eso para nosotros es muy importante crecer en seguidores en las redes como Instagram (@sanagustinxv)”, afirmó.
En el final de la charla con El Hincha, el ex jugador de Jockey Club recordó una charla con una madre de un jugador de San Agustín: “Hablábamos de discapacidad, y ella nos dio una definición que para nosotros, marcó un antes y un después. Nos dijo: ‘Para mí, las personas con discapacidad, o en situación de discapacidad, o personas con capacidades diferentes, como lo quieran llamar, para mí son personas con capacidades extraordinarias, ya que son capacidades extraordinarias las que tienen que desarrollar para poder ser parte del difícil mundo en el que vivimos’”.