Siete espacios culturales autogestivos de Rosario serán los escenarios del Festival El Club del D7, un encuentro virtual que este sábado desde las 18 reunirá a más de 60 artistas de la ciudad y que, a lo largo de seis horas, se transformará en una pantalla de la cultura rosarina hacia el mundo. “El sector cultural es uno de los más golpeados en esta crisis. Muchos trabajadores y trabajadoras estamos imposibilitades de poder realizar nuestro trabajo. Sabemos que es tiempo de cuidarnos, pero también es tiempos de ser creatives y de pensar formas de encontrarnos y de poder continuar con nuestro hacer cultural”, dijo a El Ciudadano Dannae Abdala, integrante de La Libre, la librería feminista que sumó a la movida que vas a poder seguir por www.elciudadanoweb.com.
La Libre es una librería asociativa y feminista que funciona en San Martín 1168 y busca hacer más asequible la adquisición de libros. Se propone como un espacio cultural, una trinchera feminista y un lugar de encuentro para tejer redes y construir lazos lejos de la las lógicas patriarcales. La crisis desatada con la pandemia por coronavirus, remarcó Dannae, afectó al sector cultural en todas sus dimensiones. “Necesitamos reconfigurar nuestro cotidiano para seguir creando, para seguir haciendo crecer nuestra cultura local, y participar del Festival es una hermosa oportunidad para hacerlo. La salida es siempre colectiva, es siempre con otres, es construir comunidad, es construir redes”, remarcó.
Desde hace tres años Ariel Hamoui gestiona Bocha Helados, una heladería que funciona en Paraguay 412 que, además de fabricar helados artesanales, busca que su espacio contenga diversas expresiones artísticas. Antes de la pandemia, Bocha albergó recitales, lecturas y llenó su local de ilustraciones de artistas locales. Es uno de los escenarios del Festival. “Está bueno que en espacios alternativos, que en principio no están pensados para este tipo de actividades, se generen redes y encuentros artísticos. Para nosotros es un placer y es clave encontrarnos con proyectos, intercambios, que podamos crecer juntos. Entre todes es más fácil”, consideró Ariel.
“El D7 es uno de los espacios autogestionados que más se mueven antes y durante estos tiempos de pandemia, con iniciativas muy interesantes que aportan a la cultura”, dijo Natalio Ragone, de Oliva Libros, una librería con 12 años de trayectoria que funciona en Entre Ríos 579. No es la primera vez que Oliva aporta su espacio para organizar o participar de movidas artísticas. Hoy, sus estanterías atestadas de libros darán el entorno a la música y a la poesía.
El músico rosarino Dani Pérez aportó su estudio de producción, mezcla y mastering del barrio del Abasto, Audio Buró, para el Festival. “D7 es un espacio cultural autogestivo manejado en su mayoría por mujeres con una idea y un contenido artístico muy copado. El Festival es una forma de apoyar desde la música para que la cosa mejore”, remarcó.
Hevale funciona en Juan Manuel de Rosas 1062. Es una cooperativa de trabajo que produce alimentos veganos y vegetarianos, formada en 2010 por la necesidad de ampliar la oferta de trabajo disponible para jóvenes sin referencias laborales. Están organizados horizontalmente en asamblea, desde donde toman las decisiones que direccionan su trabajo. “En Rosario existe un maravilloso mundo autogestivo que lentamente va acumulando sus herramientas, en el que tejemos redes solidarias para apoyar otros proyectos que estén dando pasos similares a los nuestros. El Festival El Club del D7 es una muestra más de que muchas de las mejores producciones de nuestra ciudad surgen desde este lugar”, dijo Pablo, de Hevale.
De Rosario al mundo, la cultura se muestra en el Festival El Club del D7
“Teniendo en cuenta el contexto de crisis económica producida por la pandemia, que toca especialmente a trabajadores y trabajadoras de la cultura, creemos que participar activamente desde el lugar que podamos en este tipo de eventos es esencial para que este sector no se vea obligado a buscar otras formas que no son las suyas”, remarcó y agregó: “Esperamos que la ciudad sea consciente del valor que tiene la cultura que producimos, sobretodo en un contexto en el que muchas veces se vuelve primordial para pasar etapas de confinamiento. Valorar todo el trabajo que hay detrás de cada cosa que se produce, en el tiempo y creatividad que hay invertidos en un evento como un festival, un libro, un video o una fotografía”.
La lista de escenarios la completan el bar Bon Scott, ubicado en Pichincha 131; y el anfitrión de la noche, Distrito Siete, que funciona en Ovidio Lagos 790, que tendrá la cocina funcionando y realizará delivery. Un datito: si sos socie de la Ciudadanía, tenés un 10% de descuento.