Seguramente Ferrari hubiera querido festejar su Gran Premio 1.000 en la Fórmula 1 con un auto competitivo y que pudiera dar pelea, pero a falta de ese pequeño detalle, la fiesta pasa por el escenario y otros momentos más ligados a lo emotivo.
A pedido de la escudería italiana y debido a los cambios de calendario que se dieron por la pandemia, Mugello recibirá su primera carrera en la categoría, un circuito en el que claramente Ferrari es local (es de su propiedad).
Ferrari no escatimó recursos para celebrar su fin de semana mágico. A la espera de un milagro de Leclerq en la pista, montó una gran puesta en escena en pleno centro de Florencia el sábado por la noche y otros actos especiales como el de ver a Mick Schumacher al volante del Ferrari F2004 con el que su padre Michael Schumacher ganó en 2004 el último de sus 7 títulos de F1.
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Mick ya pilotó en 2017 el Bennetton B194 con el que su padre ganó su primera carrera en la F1, con motivo del 25 aniversario de aquella hazaña. Ahora, tres años más tarde, Mick, después de pilotar un Ferrari de 2019 el pasado curso en un test, lo hizo esta vez en Mugello en el histórico F2004.
“Siempre fue un sueño para mí conducir este coche. Conduje el coche en Hockenheim el año pasado, pero hacerlo en Mugello sin lluvia ha sido un honor absoluto. Gracias a Ferrari para esta oportunidad”, dijo Mick tras el homenaje a su padre.
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Lo hizo además en un fin de semana especial, puesto que el sábado, siendo quinto en la primera manga de Fórmula 2, se hizo con el liderato de la categoría de plata ante sus compañeros de academia en Ferrari Ilott y Shwartzman.
Y este domingo, antes del homenaje a su padre, siendo cuarto en la segunda manga, aumentó su margen en lo más alto de la general a falta de 6 carreras por disputarse hasta los 8 puntos, con 161 por los 153 de Ilott, los 145 de Lundgaard (ganador este domingo) y los 140 de Shwartzman.