Desde finales de marzo, una vez establecido el aislamiento social y obligatorio ante la pandemia del Covid-19, el refugio municipal de Grandoli y Ayolas que funcionaba estacionalmente durante los operativos de invierno como albergue nocturno se refuncionalizó como centro de aislamiento de 24 horas y con 30 plazas para personas en situación de calle. Este lunes 21 de septiembre, en el marco de la llegada de la primavera, se sacaron las mesas al patio y se improvisó una jornada al aire libre con juegos al sol y pizzas caseras. Estuvieron presentes talleristas, acompañantes, médicos y médicas y el equipo de trabajo del refugio.
Todas estas personas conviven alojadas en la institución y la pandemia les permitió generar una comunidad. El refugio les ofrece talleres de teatro, huerta, carpintería, gimnasia, un punto digital (acceso a internet) y artes, a cargo de la organización “Integrarte”.
Ezequiel Jonshton y Lautaro Danna, del equipo del refugio, explicaron: “La experiencia, a pesar de la pandemia, refleja que cuando hay recursos profesionales y figuras como la del acompañante convivencial, con trabajadores y trabajadoras de distintas secretarías -como Salud, Cultura y Desarrollo Humano- todo se potencia, porque se logra una mirada integral en las intervenciones, ya que no es sólo el techo y la comida, que es fundamental, sino que se pueden construir espacios de trabajo con el objetivo de lograr una revinculación familiar y restituir derechos vulnerados».
«En estos meses pudimos trabajar con el tiempo que da la convivencia, conocernos, que se generen lazos con los equipos y entre ellos, pudimos tramitar jubilaciones, pensiones por discapacidad, algunos hoy están alojados en geriátricos y otros haciendo changas y viviendo en pensiones. No todos los casos son iguales, es importante -para pensar la resocialización- que se genere una referencia con el sistema de salud y vínculos institucionales, contar con la posibilidad de pensarse con otros y otras fortaleciendo a su vez la autonomía. Estas experiencias proponen nuevos desafíos, caminos intersectoriales, integrales hacia otros dispositivos a futuro”, ampliaron los referentes del espacio comunitario.
Durante la jornada estuvo presente en el predio, acompañando a los residentes y a los equipos, el subsecretario de Desarrollo Humano, Lucas Raspall, quien reflexionó: «Esta experiencia nos permitió acercarnos a la historia detrás de tantas personas que terminaron viviendo en situación de calle, trayectorias de vida cruzadas por factores diversos y complejos que, en este tiempo, empezaron a reencausarse… una oportunidad en el medio de esta difícil pandemia».
Algunas postales de la jornada dieron cuenta de la tarea social desarrollada en el lugar: mientras se cocinaba la pizza casera, en la carpintería Juan construía cuchas de madera para la organización Mascotas Felices; Jorge, «el negro», quien es músico y luthier aunque dice que el título le queda grande, explicaba que además de restaurar guitarras hace cajones peruanos, cajas flamencas y bongós que suenan de maravillas. Por su parte Beto contó que él empezó la huerta después de limpiar y acondicionar el fondo del refugio y que hoy esa huerta es su vida. Allí ya comienzan a aparecer las primeras flores, señales de que la primavera llega siempre para todos.
Dispositivos para personas en situación de calle
Habitualmente los primeros días de septiembre marcaban la finalización del dispositivo de invierno para personas en situación de calle. Este año, por el marco sanitario y con el objetivo de darle continuidad a las intervenciones que se vienen desarrollando en estas comunidades que se formaron en los centros de aislamiento, siguen funcionando -además del refugio de Grandoli- otros tres lugares municipales del mismo tipo, 24 hs, llegando a un total de 85 plazas. Cabe aclarar en este sentido que no hay nuevos ingresos y que se trabaja con las comunidades ya constituidas desde el inicio de la pandemia.
Además continúan activos el punto de higiene en el Polideportivo Emilio Lotuff de 14 a 17 hs. y las rondas nocturnas con reparto de viandas junto a los ex-combatientes de Malvinas.