Armenia y Azerbaiyán escalaron este domingo su conflicto y quedaron al borde de la guerra, luego de que estallaran violentos combates entre fuerzas azeríes y separatistas de la región de Nagorno Karabaj, apoyadas por Armenia, que declaró la movilización general y la ley marcial.
Los enfrentamientos tuvieron una rápida respuesta de Rusia, que pidió un inmediato «alto el fuego» y se propone para mediar en un diálogo de paz, y también llamados a la reflexión de la Unión Europea (UE), la Organización de Atlántico Norte (OTAN) y diversos organismos y países, mientras la Cruz Roja internacional informó de que hay víctimas civiles en estos enfrentamientos.
En un clima muy tenso, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, dijo que su ejército asesta «golpes devastadores» al enemigo y prometió «vencer» en estos combates. A su vez, Armenia declaró la movilización general y la ley marcial, y su primer ministro, Nikol Pashinian, llamó a «estar preparados para defender la patria», y también aseguró: «Vamos a vencer».
Nagorno Karabaj, constituida desde 2017 como República de Artsaj, es una región secesionista de Azerbaiyán, de mayoría armenia y que cuenta con el ingente apoyo de Armenia.
La confrontación tiene raíces más profundas, que datan desde la formación de la disuelta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) pero cuando el bloque comunista comenzó a resquebrajarse la región de Nagorno Karabaj anunció en 1988 su pretensión de independizarse de Azerbaiyán para pasar a formar parte de Armenia. cuyo parlamento aprobó esta incorporación, pero la URSS impugnó la decisión.
A los dos años, las tensiones derivaron un conflicto bélico en la región que dejó 30.000 muertos.
Desde entonces, las autoridades azeríes quieren retomar su control, aunque sea a la fuerza. Las negociaciones de paz están en punto muerto desde hace años.
Un conflicto mayor entre Armenia y Azerbaiyán podría generar la intervención de potencias rivales en la región, como Rusia, que se ofrece como mediadora, y Turquía, que arrastra una endémica enemistad con Armenia.
De hecho, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, aliado tradicional de Azerbaiyán, renovó su apoyo a este país en conversación telefónica con su homólogo azerí.
En este marco, un portavoz del ministerio de Defensa azerí anunció que el ejército de su país había conquistado este domingo seis pueblos bajo control armenio en los combates en Nagorno Karabaj.
Azerbaiyán es una antigua república soviética.
Armenia, por su parte, advirtió que este conflicto puede superar las fronteras regionales y convertirse en una amenaza para la seguridad y la estabilidad internacional.
«La guerra de gran envergadura en el Cáucaso del Sur, en el umbral de la cual nos encontramos, puede tener unas consecuencias impredecibles y salir de las fronteras regionales, amenazando la seguridad y la estabilidad internacionales», dijo el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, en una intervención ante los armenios.
Ante la escalada de las acciones de ambos países, Rusia pidió un inmediato «alto el fuego» para abrir un diálogo de paz «para estabilizar la situación», mientras ambos bandos se acusan mutuamente de haber iniciado las hostilidades.
También Irán pide a Azerbaiyán y Armenia que pongan fin de inmediato a los enfrentamientos y comiencen las negociaciones, declaró este domingo en un comunicado el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Saeed Khatibzadeh, reportó la agencia de noticias Sputnik.
El llamado Grupo de Minsk, establecido en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y copresidido por Estados Unidos, Rusia y Francia, condenó también el uso de la fuerza en Nagorno Karabaj e instó a las partes en conflicto al cese del fuego inmediato.
«Los copresidentes ven con preocupación los informes sobre acciones militares a gran escala a lo largo de la Línea de Contacto en la zona de conflicto de Nagorno Karabaj. Condenamos enérgicamente el uso de la fuerza y lamentamos la irresponsable pérdida de vidas, incluidos los civiles. Los copresidentes hacen un llamamiento a las partes para que cesen las hostilidades de inmediato y reanuden las negociaciones para encontrar una resolución sostenible del conflicto», consta en una declaración emitida por los embajadores Ígor Popov (Rusia), Stephane Visconti (Francia) y Andrew Schofer (Estados Unidos), actuales copresidentes del Grupo de Minsk.
La OTAN, que respaldó al Grupo de Minsk, se sumó al expresar su inquietud por la escalada de tensiones en Nagorno Karabaj y llama a las partes a hallar una solución política al conflicto, en un comunicado del representante especial del secretario general de la Alianza Atlántica para el Cáucaso Sur y Asia Central, James Appathurai.
La OTAN se declaró «profundamente preocupada por los informes sobre las hostilidades a gran escalada a lo largo de la línea de contacto en la zona de conflicto de Nagorno Karabaj».
«No existe ninguna solución militar al conflicto», subrayó el funcionario, quien llamó a las partes cesar las hostilidades y a reanudar las negociaciones que permitan alcanzar una solución pacífica, concluyó la OTAN.