Roky Bigiolli /Especial para El Ciudadano
«Ahora tengo una razón…»
Nací el mismo año que Never Mind the Bollocks, here´s the Sex Pistols; él es apenas cuatro días más grande que yo. Nos conocimos cuando ambos mediábamos los 13 años, fue cuando lo escuché sonar desde un vinilo por primera vez y desde ese momento pateamos juntos hasta hoy.
Esto de patear juntos es literal, salgo a caminar con los auriculares puestos escuchando las doce canciones que lo componen y hasta llegó a ser una práctica semanal durante años.
Esas caminatas nunca carecen de cierta teatralidad para apoyar la escucha: tiro acordes al aire e imito el chingui chingui de los rasgueos guitarreros de Steve Jones, meto algunos platillazos invisibles acompañando los golpes de Paul Cook y por supuesto lanzo aullidos de ¡No Future! (no future que me hiciste mal pero sin embargo te quiero) haciendo coros a la voz del profe Johnny Rotten provocando miradas de reojo con desprecio y algunas risas cómplices en transeúntes ocasionales.
Quienes transcurrimos la adolescencia en los 90 nos tocó en gracia recibir al neoliberalismo versión argenta al galope de la pizza con champán y entre el porrón a un peso y el poxiran con tolueno, se coló en Argentina la cultura punk.
Si bien es verdad que fue con retardo, no impidió que echara raíces y se haga popular. Cientos de pibes y pibas en los barrios armaban bandas y daban forma a una nueva tribu urbana que nos iba a contener y dar una identidad de chupines, remeras rotas, crestas, pelos largos, caras enfermas.
Rosario no fue la excepción, muchos grupos aparecieron por los barrios rosarigasinos; casi como una rosa de los vientos podría nombrar en el extremo sur a Asko y Pena; bien al norte, desde barrio La Florida, los Poca Vida, en el lejano oeste Unos Negros de Mierda y al este…el río Paraná.
“El problema eres tú…”
El 28 de octubre de 1977 sale a la venta en el Reino Unido Never Mind the Bollocks, here´s the Sex Pistols, primero y último álbum de la banda punk londinense.
La trascendencia de este disco para la música popular alineada en el género del rock and roll es indiscutible y el porqué de este fenómeno está enfocado en que a partir de la aparición del Never Mind the Bollocks… cualquier pibe o piba, sepa música o no, será bienvenido cuando se cuelgue un instrumento y cante las 40 de sus descontentos con la vida de mierda que le tocó.
El pus del grano adolescente se estampaba en el espejo de una sociedad inglesa, cargada de desigualdades, azotada por el desempleo y el advenimiento del neoliberalismo thatcherista. De la mano de Steve Jones, Johnny Rotten, Paul Cook y Glen Matlock los cuatro integrantes fundadores de los Sex Pistols, nace el punk como grito, como slogan, como moda y como una nueva manera de causar molestia social.
Estos cuatro pibes provenientes de barrios de clase trabajadora londinenses se juntaban a matar el tiempo en SEX, la célebre tienda de ropa de los no menos célebres Vivienne Westwood y Malcolm McLaren.
Seducidos por la arenga y el mecenazgo artístico de McLaren comenzaron a ensayar y a probarse la camiseta de músicos de rock. Los primeros temas interpretados fueron clásicos de Alice Cooper, The Who y Eddie Cochran, entre otros, para luego dar paso a las composiciones propias.
McLaren declaró que le propuso a un marginal Steve Jones que se deje de joder y pruebe con tocar la guitarra, y así con este nuevo pasatiempo lograr que deje de robarle en su propia tienda de ropa.
Llega la anarquía al Reino Unido
En noviembre de 1976, una vez fichados por la compañía discográfica EMI sale a la venta el primer single de los Sex Pistols: Anarchy in the U.K. Ya nada va a ser lo mismo en la industria musical.
Un pasaje premonitorio de la letra anuncia una prematura disolución de acuerdos con la compañía discográfica apenas pasado un mes de haberse firmado el contrato, además de una pícara y escabrosa relación que los Sex Pistols cultivaran con la prensa especializada y los tabloides británicos.
Johnny Rotten, el letrista de la banda, no nos miente cuando canta “Yo quiero ser anarquía”. Ese “ser anarquía” es romper con los ordenamientos establecidos. No me salgo del tablero pero te desordeno todas las fichas, las uso como se me da la gana e intento armar mi propio juego.
Esta provocación adolescente dio resultado. El lanzamiento de Anarchy in the U.K. solo fue el primer paso a la concreción de “el disco más influyente de la historia de todos los tiempos”, según lo definió Noel Gallagher, guitarrista de la banda británica Oasis el año pasado.
Le siguieron tres singles que irán anticipando la obra final: el himno punk que llegó al segundo puesto en el UK singles chart, “God Save the Queen” (una de las canciones que más veces habré escuchado en mi vida), “Pretty Vacant” compuesta por el bajista Glen Matlock, quien confesó tomar prestado el riff del tema “SOS” de los suecos ABBA, y por último “Holiday in the Sun”, canción que abrirá el disco.
Me chupa un huevo…acá están los Sex Pistols
Luego de varios escándalos mediáticos e intentos fallidos con contratos discográficos (EMI, A&M), Never Mind the Bollocks, here´s the Sex Pistols retomó su grabación definitiva en marzo de 1977, esta vez con el sello Virgin Record y de la mano del productor Chris Thomas.
Tal vez se lo recuerde como el productor que terminó el White Album de Los Beatles o quien hizo la mezcla final al Dark Side of the Moon de los Pink Floyd, pero Thomas tuvo una conexión muy grande con quien sería el maestro mayor de obra en los Sex Pistols: Steve Jones. Chris Thomas también había producido cinco discos fantásticos de Roxy Music, banda de la cual Jones era fanático.
Cuando retomaron las grabaciones los Sex Pistols habían decidido echar a Glen Matlock, bajista de la banda y de los cuatro integrantes el que más conocimiento musical tenía.
El porqué de esta decisión nunca estuvo muy claro aunque todos los cañones apuntan a las intrigas que generó Malcolm McLaren, que a esta altura oficiaba de manager consolidado. Hablando en criollo “armó el puterío” para echarlo porque no daba con la imagen que él quería montar de la banda. Tiempo después cubrirá el puesto el tristemente célebre Sid Vicious.
Sin embargo Matlock participará como músico de sesión en las tomas de algunos temas. Lo primero en grabarse fueron la guitarra y la batería al mismo tiempo, anticipando una fórmula rockera que en nuestra ciudad pudimos disfrutar con aquellos Killer Burritos del Jula Acuña, Emiliana Arias y Cesar Debernardi.
Luego se sumó la voz de Johnny Rotten y las líneas de bajo restantes que grabó Steve Jones, coronándose como el conductor y el primer trabajador del disco, además de ser el encargado de bautizarlo con el “polémico” nombre.
El Never Mind the Bollocks here´s the Sex Pistols, si hubiese nacido en Argentina, tal vez se hubiese llamado Me chupa un huevo, acá están los Sex Pistols, de ahí viene la polémica en una Inglaterra decadente, hipócrita y cortesana en donde utilizar en el arte terminologías de la clase trabajadora era algo repudiable.
Para coronar el packaging, el artista plástico Jamie Reid diseñó la portada que inmediatamente se convirtió en remera y estandarte del movimiento punk.
Me gusta mucho prestar atención a cómo se ingresa y a cómo se sale de algunos discos y en este caso la predisposición a generar incomodidad y rechazo está planteada desde la apertura de la canción “Holiday in the Sun”, en la que escuchamos el repicar de una botas militares marchando para dar paso al beat del bombo de la batería, la explosión del primer acorde de guitarra y un gangoso verso: “Vacaciones baratas en la miseria de otra gente”. ¿Y cómo salimos de esto?
La última canción es “EMI”, un cínico homenaje a la discográfica que les soltó la mano en 1976 y al finalizar el tema, a modo de ponerle la frutilla al postre, Johnny Rotten nos despide tirándose un pedo con la boca. Dios te salve Never Mind the Bollocks, ¿qué te parece si salimos a caminar?