Otra derrota y más preocupación. Newell’s no puede hacer pie en el torneo. Integrar el “grupo de la muerte” no le propone partidos sencillos y si bien hubo una muestra futbolística más que aceptable, Boca no perdonó errores y sentenció el partido cuando la Lepra se quedó sin piernas. Fue un 2-0 que golpea duro y obliga a no tener más actos fallidos, caso contrario la clasificación será imposible.
Newell’s se plantó rápido en zona de Boca. La presión alta fue la premisa y le dio resultado. Asfixiado, el Xeneize perdió muchas pelotas y la Lepra merodeó el área de Andrada amenazante. Pero le faltó precisión en el pase de gol entrelíneas o en algunos centros, y no pudo llevar en chances claras ese dominio.
Kudelka había anticipado que Newell’s necesitaba la pelota para no correr y eso sucedió durante los primeros 12 minutos, hasta que la Lepra falló en el medio y con dos corridas la visita lo complicó. Primero Tevez enganchó y su remate se fue encima del travesaño, y luego el propio Carlitos anticipó de cabeza y obligó a una atajada inmensa de Aguerre.
Si Newell’s pensaba que tenía el partido tácticamente dominado, Boca con dos cachetazos le dejó en claro que la noche era larga y cualquier descuido podía dejarlo sin nada. Y el aviso de Boca tuvo consecuencias. Pablo Pérez se equivocó en una salida y Tevez no perdonó. Eludió a Aguerre y desmoronó con un soplido una estructura que la Lepra había construido con esfuerzo.
Y para que el golpe sea más duro, antes de irse al vestuario Newell’s se quedó sin Aguerre, quien recibió un planchazo de Tevez (de amplio prontuario en este tema) al intentar salvar un pelotazo y debió ser reemplazado con una luxación en el codo.
El segundo tiempo presentó los mismos argumentos iniciales, pero Newell’s tenía 45 minutos menos de piernas y Boca encontró más terreno para explotar. Por eso la pelota la tuvo la Lepra y las chances el Xeneize.
Fabbra lo tuvo con un tiro de emboquillada que Macagno, con la complicidad del travesaño, evitó que terminara en la red. Y enseguida Villa ganó en velocidad pero se atoró con Macagno y desperdició otra oportunidad para sentenciar el partido. La oferta defensiva leprosa continuó, y Salvio se sumó a los jugadores que dilapidaron oportunidades, tras fallar de frente al arquero leproso.
Newell’s ya había pasado su tiempo de partido. Sin piernas y con cierta demora de Kudelka para los cambios, Boca no iba a perdonar tanto. Lisandro López ganó de arriba y Tevez desvió la pelota para sentenciar el partido.
Kudelka sacó a Maxi, Palacios y Moreno para oxigenar con juveniles, pero el partido ya estaba liquidado. Y si no fuera por Macagno, el palo y cierta displicencia final de Boca, la diferencia podría haber sido mayor.
Lo cierto es que Newell’s tuvo otra noche negra. Y el torneo empezó a pesarle demasiado.