En noviembre del año pasado el Congreso votó la ley de Talles. La normativa no obliga a cada comercio a tener cada uno de los talles. Sí exige a fabricantes unificar una tabla para que todos los locales tengan ropa con las mismas medidas. A un año de la sanción, la norma aún no se reglamentó. Uno de los argumentos es que la ley 27.521 establece un sistema único normalizado de identificación de talles de indumentaria (Suniti) que corresponda a medidas corporales estandarizadas para la fabricación, confección, comercialización o importación de indumentaria para personas mayores de 12 años. Para eso, la normativa estipuló el plazo de un año para hacer un estudio antropométrico con medidas y proporciones de, al menos, 13 mil argentinas y argentinos. Pero la pandemia obligó a suspenderlo porque requiere presencialidad. Desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), a cargo del estudio, aseguraron que pronto lo restablecerán. A la espera de la implementación, dos referentas de la moda local explicaron a El Ciudadano por qué es importante contar con una ley de Talles.
Prendas para todos los cuerpos
Luli Paretti de El Ropero Off, un sitio web con tendencias de moda, es una de las defensoras de la ley. Desde su cuenta de Instagram señaló la importancia de contar con una reglamentación para acceder a una variedad de talles y que la etiqueta corresponda con las medidas corporales. “Entiendo que no fue posible continuar con el estudio pero creo que se podría avanzar en la reglamentación para ir estableciendo plazos y metodologías de aplicación e implementación para cuando el Suniti esté listo”, dijo a El Ciudadano y convocó desde sus redes sociales a apoyar y difundir marcas con tablas de talles amplias e inclusivas. “Siempre que tengas la posibilidad elegí apostar por marcas que tengan diversidad de talles y no compres a quienes venden talle único”, publicó.
Para la influencer de moda, la ley es una herramienta para normalizar los talles y dar la nomenclatura que corresponde. “Es una referencia necesaria para alguien que quiera avanzar en ampliar la oferta de talles, pero no implica una exigencia. Las personas que quieran trabajar otra curva distinta a la del circuito comercial tienen que hacerlo artesanalmente o usar una amiga como referencia. Esto va a normalizar todo”, explicó la comunicadora.
Desde su fan page, Paretti intenta derribar prejuicios. “Quiero que socialmente hagamos un cambio y podamos ponernos lo que queramos. Todas las prendas son para todos los cuerpos. Intento correrme de la idea de que por ser bajita no puedo usar una ropa y mostrar que se puede usar lo que tengamos ganas”, concluyó.
No es el único talle
Julieta Kleier es productora y comerciante de indumentaria. También integra AnyBody, una organización que lleva adelante una campaña denominada “No es el único talle”. Una de las acciones es la difusión de un listado de marcas y emprendimientos que ofrecen un amplio abanico de talles. Para Kleier, la implementación de la ley beneficiará a quienes consumen y también a quienes comercializan ropa. “Para el consumidor es difícil e injusto comprar ropa, sobre todo en estos momentos que la compra online es moneda corriente. No hay una tabla de talles coherente, mucho menos inclusiva. Cuesta comprar cuando no sabés cuánto va a medir realmente un talle. No sabés si pedir talle 48, L o talle 4. Hay muchas tablas y eso hace que el consumidor esté perdido. También puede generar distorsión y angustia sobre el cuerpo de la persona”, señaló.
Kleier consideró que la normativa, lejos de perjudicar a quienes comercializan, ayudará a subir las ventas. “Es muy difícil vender cuando la medida no se corresponde con el talle. No hay controles de esas diferencias. Sucede en las marcas chicas y en las grandes las tablas no son inclusivas. Vamos a entender que se gana muchísimo y vamos a vender con más confianza y transmitírsela al cliente. Además, vamos a evitar generar falsas expectativas en la forma de autopercibirse de las personas”, agregó.
Para ella, la anterior ley, que obligaba al comerciante a tener todos los talles, era difícil de controlar y generaba resistencia. “En un contexto de crisis económica es difícil tener stock de todos los productos. La nueva ley nos permite saber qué talle estamos vendiendo y comprando. Se va a poder regular y el consumidor va a poder quejarse si no lo encuentra. Tenemos que incentivar a emprendedores y comerciantes a que se sumen y a los consumidores a reclamar”, contó.
Y defendió el derecho a elegir sobre los cuerpos. “Salimos a militar y a decir lo que queremos, pero no nos animamos a decir que no vamos a la playa porque no nos gusta cómo queda la malla”, concluyó.
Ley de talles: una respuesta al problema de no encontrar ropa a medida