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La humanidad la crea y la quema: un naufragio en 1943, origen de la isla de Los Mástiles

Hace 77 años el buque petrolero de YPF Presidente Figueroa Alcorta embistió a la barcaza Plaza Libertad, que estaba varada y con las señalizaciones encendidas, y la hundió. En el casco sumergido se fueron acumulando sedimentos del Paraná y se formó un territorio, vergel que también alcanzó el fuego

Un accidente entre dos embarcaciones en el río Paraná, que causó el naufragio de una de las naves hace ya casi 80 años, es el curioso origen del proceso de formación de la isla Los Mástiles –y otras– situada frente a Granadero Baigorria, y Capitán Bermúdez territorio compartido sobre el que el Concejo Municipal de la primera ciudad armó un cerco de protección con la creación, el pasado jueves, del “Área Natural Protegida Los Mástiles”, como reclamaban colectivos ambientalistas locales. La medida abarca “la totalidad de los territorios terrestres y acuáticos”, en las islas Barrancosa, Rosario Norte y otros tres islotes sin nombre que también están bajo jurisdicción parcial o total de Baigorria por cesión provincial en comodato en 1997: son en total 427 hectáreas que también estuvieron expuestas a quemas, y ahora se suman a los sistemas de protección ambiental en el Humedal del Alto Delta.
A diferencia de otras islas del Delta del Paraná, que surgieron y se desarrollaron por obra y gracia de la naturaleza, la génesis de la isla Los Mástiles es distinta y hasta tiene una fecha real de nacimiento: 8 de octubre del año 1943.
Es que en la noche de aquel día, cerca del actual paso Destilería, el buque petrolero Presidente Figueroa Alcorta, embistió a la barcaza Plaza Libertad, provocándole una importante rotura en su estructura, tras lo cual, la embarcación menor se hundió.
Tiempo después, la gran cantidad de sedimentos que arrastra el agua del Paraná, empezó a acumularse en torno al casco hundido de la barcaza.
Con el paso de los años se formó un banco de arena, más tarde un islote y finalmente se consolidó como una isla, que al cabo de 77 años alcanzó una superficie de más de 900 hectáreas donde hoy existe una importante biodiversidad.
Y el nombre de la isla se debe a que, 20 años después del naufragio, aún se podían ver como sobresalían del agua los mástiles de la embarcación hundida según contó el ambientalista rosarino Jorge Bártoli.
“El sitio del naufragio figuraba en antiguas cartas náuticas de la Prefectura como lugar peligroso para la navegación. De pequeño recuerdo haber navegado junto a mi padre por esa zona, y avistar los mástiles del Plaza Libertad hundido”, rememoró Bártoli.
“Al río Paraná, cuando se le pone un obstáculo, como en este caso el casco de un barco, la corriente genera remolinos y se acumula gran cantidad de sedimentos. Con el transcurrir de los años, termina formándose una isla”, explicó el ambientalista.
“En definitiva, este accidente náutico casi olvidado de octubre de 1943, termina por dar origen, a lo que hoy conocemos como Isla Los Mástiles”, añadió.
La isla es una de las pocas que pertenecen a la provincia de Santa Fe, y es de jurisdicción compartida entre los municipios de Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez.
“Al día de hoy la isla continúa creciendo y modificándose, es un refugio de biodiversidad y nos ofrece playas, sombra, lugares de esparcimiento y hasta la fantástica bahía La Carlota , santuario de kayakistas”, comentó Bártoli.
No obstante, advirtió que actualmente “Los Mástiles está amenazada por la voracidad inmobiliaria, el turismo agresivo, el sobrepastoreo, la caza furtiva y la pesca sin control en sus lagunas interiores, entre los mayores males”.
En los últimos días, investigadores del Observatorio y de la Plataforma Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), realizan una estudio de suelo, agua, insectos y de la biodiversidad en general de todo lo que el suelo de la isla perdió por las quemas.

 

Un Concejo a favor

Ambientalistas de la región piden que ponga bajo protección a todo el territorio: Granadero Baigorria ya lo hizo, y en la ordenanza toma en cuenta los “servicios ambientales” que brinda el Humedal: “De aprovisionamiento (provisión de alimento y agua, entre otros); de regulación (como la regulación de inundaciones, sequías y enfermedades); de apoyo (formación de suelo, ciclado de nutrientes y otros) y de carácter cultural (recreacional y espiritual)”.
También da cuenta de que del que forma parte Los Mástiles “se encuentra actualmente en estado de emergencia absoluta a partir de las intensas actividades de quema” que devastaron el Alto Delta, a las que describió como “ilegítimas” y sumamente dañosas: “Generan un gravísimo daño ecológico, menoscabando al bien jurídico aire, que respiramos todos los habitantes de nuestra ciudad –con el consiguiente daño a la salud que esto produce– así como también al sistema de humedal que se desarrolla en todo el Delta, afectando el funcionamiento del mismo y la provisión de servicios ambientales que el mismo nos presta”.
Por todo ello, el cuerpo legislativo baigorriense avanzó, amparado en la Constitución Nacional (artículo 41) y en la ley nacional 25.675 (presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del desarrollo sostenible en Argentina) y la ley provincial 12.175 de Áreas Protegidas para avanzar en “regular las distintas situaciones de planificación con una visión de sustentabilidad medioambiental a fin de conservar la flora y la fauna autóctonas y de respetar el adecuado equilibrio del ecosistema que se desarrolla”.

 

Isla por accidente

El siniestro náutico del 8 de octubre de 1943 en el río Paraná, al norte de Rosario, también fue un caso que llegó a los estrados judiciales.
La colisión con naufragio derivó en un juicio de la barcaza contra el buque tanque del Estado nacional, ya que pertenecía a la entonces empresa estatal YPF.
Según documentación a la que tuvo acceso el ambientalista Bártoli, la barcaza
La barcaza Plaza Libertad, según la clasificación de buques de la época, “era un pontón con seis tripulantes (un patrón y cinco marineros)” y “cargaba con 1.580.000 kilogramos de trigo a granel y 887 bultos atados formados por 22.174 bolsas vacías”.
Bártoli contó que el 6 de octubre de 1943, la Plaza Libertad salió de Puerto General San Martín con destino al puerto de Buenos Aires. Pero ese mismo día quedó varada “abajo del kilómetro 437, cerca del Puerto de Borghi” (nombre de la actual Fray Luis Beltrán hasta 1950) al desviarse “180 metros fuera del canal de navegación”.

Dos días después, encontrándose en esa situación, y pese a estar con sus luces reglamentarias encendidas, la barcaza es embestida por el petrolero Presidente Figueroa Alcorta, de la flota de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
“El buque tanque navegaba aguas abajo vacío y embistió al Plaza Libertad del lado de estribor, a la altura de la bodega número 1”, dañando la estructura, “tras lo cual empezó a hacer agua y luego quedó sumergido”, explicó
Por fortuna, los seis tripulantes de la barcaza fueron recogidos por el remolcador Geertruida y llevados a Rosario, donde el patrón del Plaza Libertad “hizo una exposición de lo sucedido ante la autoridad marítima”, concluyó Bártoli.

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