El Concejo Municipal busca que Rosario se sume a las ciudades sin sorbetes plásticos. La iniciativa fue propuesta por la concejala Lorena Carbajal, de la bancada Socialista, con sus pares de bloque, Mónica Ferrero, Verónica Irizar y Lisandro Zeno, del Partido Demócrata Progresista; Susana Rueda, de Rosario Progresista; la presidenta del cuerpo, María Eugenia Schmuck, y Fabrizio Fiatti, de Creo.
La reunión de la comisión de Gobierno, vía zoom, se hizo este martes y la presidió su titular, Marina Magnani, de Unidad Ciudadana. También participó la edila Caren Tepp, de Ciudad Futura-FSP. Allí se trató el proyecto, que se sigue avanzando dentro del Palacio Vasallo.
El proyecto de ordenanza prohíbe la entrega de sorbetes plásticos de un solo uso en los comercios habilitados de la ciudad de Rosario, «con excepción de aquellos productos que están empacados con el sorbete adherido, tales como envases tetra brick, de jugos o de leche».
Además, la iniciativa propone como organismos de inspección a la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana, a través de la Dirección General de Inspección de Comercio, Industria y Servicios y la de Gobierno, por intermedio del Tribunal Municipal de Faltas.
La normativa precisa que «la determinación del artículo es meramente enumerativa para los rubros de los comercios y susceptible de ampliación por vía interpretativa o reglamentaria».
Antecedentes
La Ciudad de Buenos Aires no fue la primera en prohibir el uso de los sorbetes. Antes, ya lo hicieron Pinamar, Villa Gesell, Mar del Plata, Mar Chiquita, Mendoza y Ushuaia.
En enero de 2017, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño había resuelto prohibir la «entrega gratuita o venta de bolsas plásticas tipo camiseta» en «hipermercados, supermercados y autoservicios de alimentos y bebidas utilizables para el transporte de mercaderías», con el fin de «mejorar el medio ambiente».
Según indicaron desde la cartera ambiental, el sorbete «es el cuarto residuo plástico más común en las costas y océanos» y que «pueden tardar entre 150 y 400 años en descomponerse».