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Ponce Asahad: brujerías, un altar a San La Muerte y toda la desgracia encima

“Yo cada vez que tenía un encontronazo con Coqui el pinzamiento de espalda se me agudizaba”, dijo. Y el fiscal le pregunta: “usted lo atribuye a alguna relación mágica que puede haber generado su mamá”.“Yo quiero ser objetivo, la mamá de una queridísima defensora me cura el mal de ojos”, sostiene

Las casi cuatro horas que ocupó en hablar en el Centro de Justicia Penal este viernes el ex fiscal Gustavo Ponce Asahad no sólo se ocupó de brindar más de una decena de nombres que formarían parte de un entramado que, además de tenerlo a él como acusado de ser parte de una asociación ilícita dedicada al juego clandestino, involucra al senador Armando Traferri, funcionarios políticos y judiciales, sino que brindó jugosos detalles que podrían caratularse como de vida cotidiana de un poder tan lejano a los ciudadanos como el judicial. Un entramado de brujerías y velas negras, santuarios de San La Muerte y un sin fin de desgracias, que evidentemente le cayeron encima.

En un tramo de su extensa declaración, el tema parece irse para cualquier lado cuando cuenta que el ex fiscal Regional Patrico Serjal, que está preso al igual que él y por la misma causa, tomaba sol en el patio del pabellón sólo con su traje de baño y recordó que, según le contaron, en una oportunidad se robó un vaso de cerveza de un bar delante de dos empleados del Ministerio Público de la Acusación.

Pero la parte más oscura del video, al que tuvo acceso a esta altura toda la prensa, es cuando relata que la madre de Néstor “Coqui” Ugolini, el empleado del MPA que también está acusado en la causa por el cobro de coimas del juego, es curandera en Venado Tuerto. Contó que Ugolini le compraba velas en una santería cerca del Centro de Justicia Penal. Y recordó que una vez Ugolini lo invitó a comer a su casa, mientras su pareja había viajado por una beca del Conicet, y vio en la cocina un altarcito de San La Muerte, con velas negras: “Me causó escozor”.

En el medio, el fiscal Luis Schiappa Pietra le pregunta qué hacía la madre de Ugolini. El ex fiscal le responde que tiraba el tarot, cartas, esas cosas, y al preguntarle el acusador si que alguna vez le tiró las cartas invocando a uno de los fiscales que lo investigaban, contestó: “No tenga dudas, y debe haber invocado mi nombre también”.

“Yo cada vez que tenía un encontronazo con Coqui el pinzamiento de espalda se me agudizaba”, dijo. Y el fiscal le pregunta: “usted lo atribuye a alguna relación mágica que puede haber generado su mamá”.

“Yo quiero ser objetivo, la mamá de una queridísima defensora me cura el mal de ojos”, sostiene Ponce.

El Coqui, es decir Ugolini, decía que su mamá no era bruja, sino que curaba por teléfono. Y en tren de tantas confesiones, Ponce Asahad dice: “Yo cometí un error gravísimo, que fue darle mi fecha de nacimiento a la señora”. Ante los dichos del ex fiscal, le preguntan: “ Alguna vez se enteró que haya hecho algún pase místico con alguno de nosotros, los fiscales de la investigación». A lo que Ponce Asahad responde: “No tengo dudas”.

Mirta, la madre de Ugolini le recomendó que se pusiera las medias al revés. Y toda esa situación complicó la cabeza del ex fiscal. “Es por una cuestión cultural, yo no le tengo miedo a esas cosas, porque soy un tipo creyente”, explicó.

A modo de ejemplificar el funcionamiento de la saga de maldiciones, Ponce Asahad cuenta: “Yo me entero por el fiscal general que Coqui había pedido un horno sanitizante por el tema del covid. Lo llamó directamente a Baclini (por el fiscal general) y lo reté. Al día siguiente yo no digo que me caí de la escalera, pero me pegué un porrazo», explicó el ex fiscal, cuyo último destino fue justamente la Unidad Covid.

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