Newell’s metió su quinto triunfo consecutivo, pero el poco valor que tiene la victoria en este torneo generó que las mayores repercusiones pasaran por otro lado: el buen rendimiento de los juveniles que estuvieron en cancha.
No hay dudas que Luciano Cingolani, Juan Sforza, Manuel Llano y Enzo Cabrera aprovecharon esta chance que le dio Kudelka a partir de un plantel cargado de lesiones. Y eso obliga a analizar si estas posibilidades de jugar no debieron llegar antes, en un certamen sin promedios ni grandes premios deportivos, una situación ideal para foguear a juveniles prometedores.
La realidad es que Kudelka no es de los técnicos que se desesperan por poner juveniles en cancha. Los utiliza en su justa medida. Es cierto que para pelear el descenso o ir por la Sudamericana se necesita jerarquía, experiencia y jugadores más fogueados, pero en este “mientras tanto”, es más negocio (en todo sentido) poner en cancha a Sforza, Llano, Cingolani, Enzo Cabrera o incluso a Cacciabue, que exponerse a las críticas con la presencia de Manuel Guanini, Fontanini o algunos de estos jugadores que perdieron todo tipo de paciencia en el ánimo de los hinchas.
Newell’s necesita vender, eso lo expresan sus directivos en cada oportunidad. En un año donde mantener las finanzas equilibradas fue un desafío, la postergación de algunos pagos de sueldos importantes y la necesidad de reforzar el equipo de cara a la Sudamericana 2021, obliga a realizar una transferencia importante. Y eso sólo será posible si Kudelka muestra a los pibes.
El partido ante Central Córdoba es el ejemplo más claro. Cacciabue tuvo su quinto cotejo como titular, tras estar algo relegado porque el cuerpo técnico no lo veía en su plenitud física. Y su ingreso al equipo coincidió con las victorias, más allá de que los rivales son de menor valía. Pero más allá del resultado deportivo, el buen rendimiento de Cacciabue lo pone de nuevo como un jugador vendible al exterior.
Y luego aparecen los pibes. El primero que encontró un lugar con Kudelka fue Panchito González, que le solucionó un problema al DT y se afirmó como titular. Lamentablemente su lesión con el seleccionado Sub 20 lo dejó afuera por un tiempo, pero quedó en claro que si los juveniles son buenos, no hay que dudar en ponerlos.
Otro que se ganó un lugar en la consideración del DT fue Nicolás Castro. El volante ofensivo, que alguna vez estuvo a punto de pasar a Roma, fue ganando minutos, pero se contagió de Covid-19, y su recuperación fue mayor a un mes. Por estos días busca la puesta a punto, pero no hay dudas que es un jugador para seguir de cerca.
Enzo Cabrera, en tanto, recuperó con Kudelka ese empuje que tuvo cuando debutó hace algunos años en Primera, con sólo 16 años. El delantero casildense ganó minutos a partir de la lesión de Scocco, y demostró que puede ser una alternativa válida. Le falta consolidarse, serenarse en la zona de gol, acoplarse mejor al equipo, pero tiene carácter y le gusta el arco, lo que no es poco.
Los otros tres nombres tuvieron su tarde soñada ante los santiagueños. Juan Sebastián Sforza, con apenas 18 años, demostró en su tercer partido en Primera por qué el Barcelona e Inter pusieron sus ojos en él. Jugó con la suficiencia de un volante experimentado. Pidió la pelota, la distribuyó con criterio, tuvo quite y coronó su partido con un golazo desde fuera del área. Mejor imposible.
Algo similar sucedió con Luciano Cingolani. El delantero de apenas 19 años había aparecido en la pretemporada como uno de los preferidos del DT, pero una patada de un defensor de Sarmiento en un amistoso de pretemporada lo dejó afuera de las canchas por varios meses. Ahora, ya recuperado, tuvo la chance de debutar y mostró todos sus atributos: velocidad, capacidad para encarar a rivales, buenos movimientos en el área y llegada al gol. Su ingreso ante Central Córdoba fue clave. Y demostró por qué hace poco lo vinieron a ver de Mancheter United.
El otro debutante fue Manuel Llano, de 21 años, e hijo de Hernán, captador de las inferiores leprosas. El futbolista surgido en Provincial, hizo inferiores como volante por derecha, incluso en reserva se destacó en esa posición e hizo un gol en el Clásico del año pasado. Pero al subir a Primera, Kudelka lo probó como lateral. Sus características físicas son ideales para lo que pretende el DT, un marcador de punta que pase mucho al ataque con criterio y capacidad para sacar buenos centros. La lesión de Gabrielli y Nadalín le abrieron una puerta, y la aprovechó. E incluso fue partícipe directo en el segundo gol de Newell’s.
Menos minutos tuvo el pibe Ramiro Sordo (20 años), otro al que Kudelka sigue de cerca por ser un extremo con buena pegada y mucha movilidad; y también esperan su chance dos volante ofensivos con pasado en selecciones juveniles: Brian Aguirre (17) y Marcos Campagnaro (17).
Tal vez el detalle más notable es que ayer el banco leproso el promedio de edad de los 12 integrantes fue de 20,08 años, el más bajo de su historia, con 11 pibes de la cantera leprosa y sólo uno de afuera, Manuel Capasso (24), el defensor que llegó de Platense y aún no debutó con la camiseta rojinegra.
No hay dudas que las lesiones pusieron a Kudelka en la obligación de mirar hacia abajo. Y en lo que resta del torneo esta presencia de juveniles debería ser moneda corriente. Si el DT necesitaba una señal, sin dudas se la dieron dentro de la cancha.