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La grieta: las diferencias entre argentinxs más allá de la coyuntura y del campo político

Las discrepancias que posicionan a diferentes sectores en el país parecen ser típicamente nacionales aunque en realidad no es así y abundan en casi todos los continentes, pero algunas, con vasto color local y lejano origen, pueden describirse como absolutamente argentinas

Paulo Menotti / Especial para El Ciudadano

En las cenas en las que usualmente se reúne la familia más extensa, como las de Nochebuena y fin de año, casi nunca falta el episodio en el que un tío o una tía que piensa distinto arroja una frase que hiere al pensamiento político de los demás integrantes del clan. Casi siempre, la situación se da con cierta impunidad por parte del que emite la sentencia y, muchas veces, sin ánimo de consensuar.

A este episodio, que se repite desde hace varias décadas, el periodismo del presente le ha puesto por nombre “la grieta” y hace referencia a una tendencia política, la del kirchnerismo, que según esta fracción de la prensa argentina “vino a dividir a las familias”. Está claro que esto no es así y que las diferencias de pensamiento político son preexistentes al fenómeno del kirchnerismo.

Darío Barriera junto a un grupo de escritores, historiadoras, historiadores y periodistas, entre otros, en su libro <Grietas argentinas. Divisiones ordinarias para pasiones extraordinarias<, exponen que las diferencias entre argentinos y argentinas van más allá de esta coyuntura e incluso del campo político.

Discutir todo

“Alpargatas o libros”, “Beneméritos o confederados”, “Bergoglio o Francisco”, “Braden o Perón”, “Buenos Aires y el Interior”, “Civiles o militares”, “Civilización o barbarie”, “Clericales o anticlericales”, “Divinas o populares”, “Educación pública o educación privada”, “Estado o mercado”, “Feminismo o patriarcado”, “Francisco Figueredo versus Antonio Gonzaga”, “Florida y Boedo”, “Gardel o Magaldi”, “Indios amigos o indios enemigos”, “Laica o libre”, “Los Chalchaleros o Los Fronterizos”, “Malvinización o desmalvinización”, “Maradonianos o antimaradonianos”, “Mate amargo o mate dulce”, “Menottistas o bilardistas”, “Mitristas o revisionistas”, “Monárquicos o republicanos”, “Nacionalistas versus liberales”, “Patriotas o realistas”, “Periodismo independiente versus periodismo militante”, “Peronismo y antiperonismo”, “Piédrola o Terán de Weiss”, “Pugliese o Piazzola”, “River / Boca”, “Saavedra y Moreno”, “Sandro o Palito”, “Seco o jugoso”, “Soda o Redondos”, “Unidos o dominados”, “Unitarios y federales”, “Vacunas y antivacunas”, “Verdes o celestes”, “Vino o cerveza” e “Yrigoyenismo y antiyrigoyenismo”, son las controversias que se abordan en <Grietas argentinas…<, y a esas se les podrían sumar muchas más, como la que divide a los rosarinos: “Canallas o leprosos”.

Frente a este conjunto de discrepancias surge la cuestión de si es una costumbre argentina o si en el mundo también existen diferencias que ubican en distintos grupos a las sociedades de un país. Basta echar un vistazo a las noticias mundiales para notar que una discusión que parece ser local, la de aplicarse o no la vacuna contra el covid-19, también divide a las personas en otras partes del planeta.

Al mismo tiempo, “algunas de estas diferenciaciones gruesas nacieron o se volvieron esencialmente universales (como izquierda o derecha o creyentes y ateos) pero otras –al igual que las zonceras que glosó don Arturo Jauretche, las costumbres que cantó Andrés Calamaro o las mitomanías que analizó brillantemente Alejandro Grimson– son típicamente argentinas”, afirma Barriera.

¿La primera grieta argentina?

Fabián Herrero analizó la primera gran disputa que se produjo tras el 25 de Mayo de 1810 entre Mariano Moreno y Cornelio Saavedra. Algunos historiadores consideran que la Argentina ya estaba en gestación pero está claro que para los protagonistas de ese tiempo no visualizaban el futuro nuevo país.

Sin embargo, sí estaba presente la idea de una revolución, de igualdad y libertad, al menos en la cabeza de algunos de los integrantes de la Primera Junta del gobierno nacido en mayo.

El conflicto se produjo cuando en una celebración homenajearon con una corona de azúcar al presidente de la Junta, Saavedra. Moreno, inspirado en los principios de la Revolución Francesa y de la igualdad, ofendido por esto, impulsó un decreto de supresión de honores. La disputa fue ganada por el potosino y tras eso se produjo un acontecimiento que opacó la situación. Moreno debió viajar a Europa en una misión diplomática pero en el viaje murió dejando un mar de dudas sobre su destino.

En el medio hubo muchas acusaciones cruzadas, una “grieta” como lo calificó la historiadora Noemí Goldman. A Moreno, que representaba al sector culto, urbano y localista porteño, le achacaban que era un revolucionario radicalizado al estilo de Maximilien Robespierre y que planeaba convertirse en un dictador.

A Saavedra, en oposición al anterior porque representaba el interior (era de Potosí, actual Bolivia) y era militar jefe del cuerpo de Patricios, le cuestionaban las prácticas de reconocimiento hacia su persona y de haber planeado la muerte de Moreno. Más allá de esto, al polarizarse las posiciones, aparecen elementos ambiguos y se ocultan otros que suman complejidad a la discusión que, al formarse una “grieta”, para la historiadora Goldman “no cierra”, no permite alumbrar una comprensión clara.

Vacunas y pañuelos

María Silvia Di Liscia explica que la definición “vacuna” surgió como un homenaje que en 1881 Louis Pasteur hizo a Edward Jenner al denominar de esa manera un producto fabricado con gérmenes atenuados para prevenir enfermedades.

Según la doctora en Historia y Geografía de la Universidad Complutense de Madrid, esos dos héroes de la revolución microbiológica en Francia lograron avanzar en la nominalización del producto y en conseguir que se formara una comunidad médica mundial en su apoyo.

El éxito más importante se consiguió cien años más tarde cuando en 1980 se logró la vacunar a nivel mundial para eliminar a la viruela, una enfermedad que como el covid-19 se transmite de humano a humano por vía oral y es muy peligrosa.

Al mismo tiempo, también se gestó el movimiento antivacunas que en la Liga Internacional de Antivacunas se organizó también en París bajo la coordinación de Hubert Boens.

Ese movimiento tomó impulso en Gran Bretaña y lograron ya en 1907 leyes de “objeción de conciencia”. Aunque muchos de nosotros pensamos –apoyados en la canción de María Elena Walsh “El brujito de Gulubú”– que a los únicos que había que convencer de vacunarse era a los niños y niñas, esto en realidad no es así.

El movimiento antivacunas llegó a nuestros días como “un conjunto variopinto que une tanto a profesionales de la salud como de las ciencias sociales, con partidarios de doctrinas individualistas, New age, naturalistas y muchos otros más empeñados en evitar que «venenos» externos se integren a sus organismos”, señala Di Liscia. Sin embargo, muchas enfermedades no hubieran podido ser eliminadas o controladas sin el uso de las vacunas.

Verdes y celestes en las calles

El otro gran debate que a fines de diciembre de 2020 volvió a dividir aguas es el de los “pañuelos verdes” y los “pañuelos celestes” en torno a la aprobación de la Ley IVE para la Interrupción Voluntaria del Embarazo.

La ley finalmente se aprobó en el Senado luego de obtener la media sanción de diputados. La historiadora Valeria Pita expresa que esta “grieta tiene una historia detrás y para reconocerla es preciso no limitarla a la discusión del proyecto de la IVE y conectarla a una escala transnacional” y pone en el centro de la discusión a la “ideología de género”.

Una parte acusa a las feministas de querer desconocer las diferencias biológicas entre varones y mujeres, mientras que las feministas afirman que sus opositores justifican las desigualdades y exclusiones sociales existentes avalando la represión a las sexualidades.

En esos días, argentinas y argentinos se pusieron de un lado o del otro clamando para que se atendieran sus razones, incluso, en su vehemencia por lograr sus objetivos, desoyendo algunas de las advertencias para el cuidado que hay que sostener cuando los contagios por el covid-19 vuelven a crecer provocando una nueva alarma en todo el país.

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