Jorge Rachid**
Todos sabían y algunos combatíamos, otros planteaban las necesidades del llamado progreso, la globalización totaliza las respuestas, la modernidad le pone el sello distintivo, la racionalidad impone su cuota dominante, el posibilismo es la teoría, la explotación a mansalva de los recursos naturales se convierte en un lógica naturalizada.
Con esos argumentos, todo se justifica: muertes, hambre, bombardeos, desplazamientos, dolor, angustia, marginación, pobreza extrema, acumulación obscena de las riquezas, colonialismo, imposiciones golpistas, invasiones, operaciones secretas, creación del “otro” enemigo, bombardeo mediático, lawfare, fake news, herramientas de dominación mundial, prepotencia de los mercados financieros, cadenas informativas del miedo, jueces inquisidores. En un mapa tenebroso que teníamos frente a los ojos, pero lo habíamos naturalizado, en un mundo invivible.
El mundo pospandémico deberá discutir la continuidad de la vida humana en el planeta
Un virus que, ante el calentamiento global, pasó rápidamente a los seres humanos, mutando, demostró ser más inteligente que nosotros, que destruyendo el medio ambiente, arrasando la naturaleza, explotando los combustibles fósiles, encerrando los animales por millones sin movilidad, destruyendo bosques, desertizando tierras fértiles, usando agrotóxicos que envenenan la vida, ponemos en peligro el planeta.
Ese virus decidió almorzarse la humanidad con 7,5 mil millones de habitantes, un menú apreciado por una molécula, menos que un bicho, sólo vive parasitariamente, pero más rápido que nosotros, no esperó el día final del mundo, mutó antes.
Por lo tanto, el mundo pospandémico deberá discutir otros temas, estratégicos sin dudas, que hacen a la continuidad o no de la vida humana en el planeta, en los próximos cincuenta años.
Como se trata de una discusión donde se pondrán en juego todos los intereses actuales, es probable que no se desarrolle en términos amistosos, porque en definitiva los que algunos llaman grietas, son modelos sociales y productivos solidarios y biocéntricos, o por el contrario, depredadores y apropiadores, guerreros prepotentes, señores de las guerras y la dominación.
Es decir, si los seres humanos y la naturaleza forman parte de las prioridades mundiales, de relaciones internacionales, o si, por el contrario, los modelos economicistas macro y financieros, seguirán destruyendo la humanidad, sometiéndola a la explotación y la muerte, como hasta ahora, junto a la naturaleza.
Glaciares como garantía de pago de futuros endeudamientos
Todos los meses mueren mil especies entre flora y fauna por el calentamiento. Todos los días mueren 24 mil personas en el mundo por hambre –ocho mil son niños– por la acumulación de las riquezas.
El uso de agrotóxicos desertiza las tierras aptas para la producción y envenena huerta y seres humanos, produciendo modificaciones genéticas. Las guerras con olor a petróleo han producido, en diez años, dos millones y medios de muertos y 4,5 millones de desplazados, con destrucción de ciudades y monumentos históricos.
El calentamiento global está generando un cambio climático que tiene consecuencias en huracanes, tsunamis, inundaciones y sequías nunca soportados por la humanidad, con sus secuelas de muerte y destrucción. Las materias primas se convirtieron en moneda de especulación financiera de mercados a futuro, junto al agua dulce, elemento vital para la vida.
Este acontecimiento, de la cotización del agua dulce a futuro en el Mercado de Chicago, se asocia a la privatización del Acuífero Guaraní que compartimos con Brasil, segundo del mundo en reservas naturales de agua, que Temer cedió a Coca Cola y Nestlé.
De ahí el avance sobre los glaciares que tanto Argentina como Chile, poseen en el sur de los países, cuyos destinos quieren ser puestos como garantía de pagos de futuros endeudamientos.
Perón lo anticipó en 1974, 60 días antes de morir, en el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional: “Argentina es el país de los alimentos, el agua dulce y los recursos naturales, fósiles y minerales y el imperialismo vendrá por ellos, con nosotros o sin nosotros y dependerá de la capacidad de los argentinos defenderlos”.
El futuro de la humanidad en juego
Entonces pensar el mundo pospandémico es casi un desafío para las futuras generaciones y es nuestra obligación plantear el tema a viva voz, sin someterse a lógicas racionalistas que todo lo justifican, en esa pasividad melancólica que el neoliberalismo quiere instalar como resignación nacional y desplazamiento de la memoria histórica.
La permanente descalificación colonial al ser nacional, la continua denigración de la política, la manipulación de la información y de la historia, la vigencia de civilización que viene de afuera y barbarie que somos nosotros, nos quiere en un lugar de inferioridad con respecto al “mundo”.
No lo permitirá el pueblo argentino, que supo reconstruir su historia, pese a la vigencia del relato mitrista, y que pudo recrear la Patria Grande, venciendo a la balcanización y fragmentación permanente del imperio.
Una región que pudo conservar la democracia, la paz, la memoria, la verdad y la justicia pese a los agravios sostenidos por un enemigo que no tiene patria, ni pueblo, menos aún Matria, que deviene de la Pachamama y el amor a la tierra, que le da identidad a ese pensamiento americano, mestizo, criollo y profundo, producto del sincretismo de las subjetividades de originarios, mulatos, zambos, criollos e inmigrantes de todas las latitudes, que conforman el cuerpo social de nuestra región como pueblos únicos e indivisibles.
No somos periféricos de nadie, grita desde la epistemología de la periferia Fermín Chávez. Estamos situados en nuestra conformación social, de transmisión oral familiar, costumbres y aún religiones, nos dice Rodolfo Kusch, en ese contemplar que nos diferencia del ser, corriendo detrás de los objetos ciudades, que creen que todo lo dan, menos amor y afectos colectivos, mucho menos memoria e identidad, sólo consumo e individualismo, que combatimos con solidaridad social activa.
Es la lucha que viene para las generaciones siguientes, el futuro de humanidad en juego.
**Médico sanitarista/ www.lapatriaestaprimero.org