Un conflicto por una propiedad asoma como móvil del homicidio de Norberto Fabián Iunnisi. La disputa por una escritura de una vivienda de barrio Parque Casas, propiedad de Iunnisi, es la principal pista de los investigadores para empezar a desentrañar el crimen. Sin embargo, no hace falta ser escribano para saber que ese documento no es suficiente para acreditar la titularidad de una propiedad. “Hay que dilucidar por qué motivo, para qué iban a utilizar una escritura, la cual sabemos que no es la forma de trasladar el dominio del inmueble. Tenemos que saber el motivo de para lo que estas personas necesitaban la escritura”, se preguntó el fiscal Spelta.
El caso recordó un episodio reciente, botón de muestra de un fenómeno que cobró fuerza en los últimos años, que conjuga lógicas violentas, bandas ligadas a la narcocriminaldad, vulnerabilidad social, déficit habitacional y el obrar de actores de guante blanco.
En la primera semana de enero se ventiló en una audiencia imputativa el accionar de una organización dedicada a detectar inmuebles usurpados o usurpables para ocuparlos con personas cómplices, falsificar los instrumentos públicos necesarios para fingir una fachada de legalidad en las posesiones y entonces comercializarlos. Los estamentos de la asociación ilícita revelaron otros roles como los tiratiros, cuya función era amedrentar a los ocupantes de las viviendas con violencia para desalojarlas. El engranaje de la estafa lo completaba un corredor inmobiliario, todavía prófugo, a cargo de las ventas de los inmuebles.
Un abogado, un agente inmobiliario y tres policías imputados por usurpaciones, estafas y extorsiones
El crimen de Iunnisi asoma como un caso de violencia arrebatada sin esta logística ramificada. Pero comparte un denominador común: la búsqueda de los papeles de la propiedad en cuestión. En este caso, una modesta vivienda de Netri y Rauch cuyo locador –un hombre bajo sospecha y demorado– la subalquilaba. Una hermana de Iunnisi deslizó sin mayores detalles que la casa, en realidad, estaba usurpada.
Casualidad o no, el homicidio del hombre que vivía en Mendoza al 4600 estuvo precedido de un episodio similar en barrio Plata, que no tuvo víctimas fatales pero reveló una mecánica casi idéntica. En la noche del miércoles Lorena B., de 27 años y su pareja, Marcelo C., de 31, estaban en su casa de Avenida del Rosario al 3200 cuando pasadas las 23.30 entró por la fuerza un hombre armado que golpeó al joven, robó el boleto de compraventa de la propiedad y les exigió que abandonaran el lugar o volvería. El agresor escapó con el documento, según denunciaron las víctimas en la comisaría 21ª.
Encontraron a un hombre asesinado y maniatado: testigos afirman que buscaban una escritura