Se cumplen 24 años, y no nos olvidamos. El 25 de enero de 1997, José Luis Cabezas fue brutalmente asesinado en Pinamar por hacer visible el rostro de Alfredo Yabrán, uno de los protagonistas de la trama mafiosa del poder de los 90. La escena terrorífica de la cava, a cargo de Gustavo Prellezo y de la banda de “Los Horneros” significó, además, un escarmiento para los trabajadores de prensa y una advertencia a quien se atreviera a mostrar los hechos tal cual son, como lo hizo el reportero gráfico de la Revista Noticias.
Pero el caso Cabezas también dejó un mensaje. Se convirtió en una referencia para quienes ejercemos día a día este oficio-profesión, por su compromiso con la verdad y con la ética periodística, por su mirada audaz en la búsqueda de la información y por su valentía. Y, a la sociedad toda, le dio la posibilidad no sólo de conocer la realidad de una organización que operaba cómodamente desde las sombras, sino también, de caer en la cuenta de los asuntos de interés público que se le ocultaban deliberadamente.
En medio de la pandemia, el año pasado y el presente, las y los periodistas y trabajadores de prensa estuvimos y estamos en primera línea desarrollando una tarea esencial: informar con la verdad, lo que supone, también, dar una lucha diaria contra los diversos procedimientos que siguen apostando a tapar los ojos de la sociedad, como las operaciones mediáticas o las fake news. El desafío sigue siendo organizarnos para enfrentar juntos estos nuevos mecanismos, más sutiles, pero no menos peligrosos, que atentan contra el derecho de todos de contar con información de calidad, libre y emancipadora.
Desde cada uno de nuestros espacios, periodistas y trabajadores de Prensa nos unimos en una misma voz para profundizar el camino recorrido, seguir luchando por garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información: ¡Cabezas presente!, ¡Cabezas presente!, ¡Cabezas presente!