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Cómo viven los trabajadores de la salud el haber concluido la inmunización contra la covid-19

Médicos y enfermeros de todo el país exhortaron a la población a recibir la vacuna y a seguir cumpliendo las medidas de prevención

Trabajadores de la salud de distintos puntos del país que completaron el proceso de inmunización con la vacuna Sputnik V alentaron a la población a recibir la vacuna y seguir cumpliendo con las medidas de prevención frente a la Covid-19, una pandemia que los colocó en la «primera línea de batalla», lo que acabó marcando su vida para siempre, según refirieron.

Télam entrevistó a trabajadores de la salud de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Misiones.

Griselda Ruiz Freyres, médica clínica desde hace 11 años, aseguró que confía «plenamente» en la Sputnik V, cuya segunda dosis se aplicó el martes pasado, y remarcó que «si hubiera podido, le cedía mi lugar de vacunación a mis padres» y consideró que la vacuna, «es un plus, un empujón para seguir trabajando y ganarle al virus».

Durante una de sus interminables noches de guardia en el Hospital Gandulfo, ubicado en el municipio bonaerense de Lomas de Zamora, la médica (36 años) hizo una pausa para dialogar con Télam y aseguró: «Hubo meses en los que la pasé, la pasamos muy mal, sin francos, comiendo a las apuradas y los pacientes que no paraban de llegar».

«En marzo no sabíamos mucho, tuvimos que ponernos a estudiar esta nueva enfermedad, cuando los casos empezaron a aumentar ya teníamos más claro el panorama, pero en los meses de julio y agosto todo parecía interminable», rememoró Griselda, quien transitó toda la pandemia sin contraer la Covid-19.

La médica, quien además trabaja en el área de Toxicología del Hospital porteño Fernández, remarcó que lo «más difícil fue no poder abrazar ni visitar» a sus padres, ya que ambos tienen más de 70 años y forman parte de la población tipificada como grupo de riesgo.

«En un momento -relató Griselda- mi mamá empezó a sentirse mal, deprimida y yo no podía abrazarla, fue durísimo, pero siempre tuve claro que todo era para cuidarlos, cuando ya empezaron los días lindos empecé a visitarlos, desde el patio, con mi mate y por periodos breves».

Las intensas y estresantes jornadas laborales «no fueron fáciles de llevar», recordó la especialista, y apuntó que fue entonces cuando decidió «adoptar dos gatitas» que le hicieron compañía en su casa de Wilde en aquellos meses en donde «sólo veía a mis amigos y a mi novio por Zoom».

«Tenía vacaciones pedidas para mayo para ir a Barcelona (Cataluña) a ver a mi novio y me las suspendieron por razones obvias, recién me pude tomar unos días en noviembre, en los que me la pasé durmiendo», afirmó entre risas.

Los desafíos de Graciela, en Quilmes, provincia de Buenos Aires

Si a partir de marzo del 2020 los trabajadores de la salud debieron prepararse en pos de lo que sería uno de los años más intensos de sus carreras, para Graciela Rodríguez, enfermera especializada en salud mental desde hace unos 20 años, se le agregaría un plus: fue designada como directora asociada del Hospital Iriarte, de Quilmes, lo que acabó siendo, aseguró a Télam, «todo un desafío».

Tras recibir la segunda dosis de la vacuna Sputnik V, Rodríguez aseguró que el inicio de la pandemia la «agarró con todo un desafío» dirigir un hospital público, lo que la llena «de orgullo» pero, dijo, también «significó y significa mucho trabajo permanente».

«Tuvimos mucho trabajo y había que hacerlo rápido -detalló la directora-, (lo cual implicó) reformar toda la circulación del hospital, no sólo para cuidar a los pacientes sino también al personal».

Y agregó: «Se suspendieron los consultorios externos pero había que garantizar aquellos tratamientos que no se podían suspender ni retrasar, como los oncológicos».

Rodríguez recordó que el protocolo para entrar al hospital era «casi tan estricto» como el que hacía cada vez que ingresaba a su hogar: «un lugar especial donde dejar el calzado, la ropa en otro, y todas las medidas para evitar llevar algo a casa», pese a los cuidados, la mujer contrajo Covid en julio, con síntomas leves que le permitieron transitar la enfermedad en su hogar.

«Lo más difícil que me tocó afrontar en la pandemia fue no poder ver a mis padres, no poder abrazarlos, a mi hija embarazada la tuve que ver a través de un vidrio, creo que sin dudas es lo que nos deja esta pandemia, el aprendizaje para revalorizar esos vínculos», afirmó la directora del Iriarte.

Asimismo, consideró que: «Fue un año muy complejo para todos, somos una sociedad muy familiera, por eso nos costó tanto. No vamos a salir de esta sino cooperamos todos, no es cuidarse por uno mismo solamente, sino para cuidar también al otro».

El «alivio y la tranquilidad» de Gala y sus compañeros en Rosario, Santa Fe

«Todos los inoculados con la segunda dosis de Sputnik V, tenemos ahora tranquilidad, mucha paz y nos sentimos seguros en nuestro desempeño profesional. Estamos muy contentos los trabajadores de la salud», dijo a Télam la médica clínica y coordinadora de la Guardia Adultos del Hospital Provincial de Rosario (HPR), Gala Molina.

La facultativa es una de los cinco médicos de ese centro asistencial, que el jueves pasado recibieron la segunda dosis de Sputnik V y aseguró no haber tenido «ningún efecto adverso» desde que se vacunó.

«Tanto mis colegas vacunados como yo, sentimos mucho alivio y tranquilidad. También nos da mucha esperanza ya que todo puede cambiar», dijo Molina, quien es médica recibida en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y desde hace un año trabaja en el HPR.

En todo momento, la médica remarcó que desde que ella y sus colegas fueron vacunados «trabajamos de modo normal y muy contentos», a la vez señaló que, tras haber completado la inmunización con la vacuna del Centro ruso Gamaleya «tenemos mucha paz y encaramos con mayor énfasis nuestra tarea».

Con todo, lamentó la cantidad de trabajadores de salud contagiados con la Covid-19 en Rosario, aunque enfatizó que «por suerte no tuvimos desenlaces graves, al menos no acá, en el hospital».

«Ahora trabajamos aliviados, tranquilos», insistió Molina, aunque afirmó que «el hecho de estar vacunados no quiere decir que dejemos de usar el barbijo y el equipo de protección».

La médica remarcó que «no hubo ningún tipo de reticencia o reparos» entre sus colegas a la hora de inocularse la vacuna rusa Spuntnik V, aunque «sí hubo contraindicaciones entre algunos profesionales, pero más que nada por situaciones personales».

Y reiteró: «Todo el mundo aceptó vacunarse con la Sputnik V y todos los médicos y otros trabajadores de la salud rosarina trabajamos más aliviados, tranquilos y encaramos con mayor seguridad nuestras tareas médicas».

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