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“Milagro de otoño”, una pequeña historia de amor que se vuelve revolucionaria  

La última película del realizador local Néstor Zapata que integra una larga lista de selecciones en festivales internacionales y que está protagonizada por Luis Machín, se revela como un homenaje a los artistas de variedades y a su poderosa resistencia a la muerte y al olvido

Un sueño. Lo irreal que se vuelve real. El milagro que elige acontecer en una estación del año que se despide del calor y vislumbra la llegada del frío. El cine de Néstor Zapata remite a lo entrañable, a la estampita, a la foto ajada guardada en un libro, a la memoria heredada que se resiste al olvido y que se vuelve revolucionaria.

Como pasaba con Bienvenido León de Francia, versión cinematográfica de su obra teatral homónima estrenada en 2014 donde el homenajeado era el radioteatro, en Milagro de otoño, película que espera su estreno oficial en los cines para este año y que no ha parado de ser seleccionada para una serie de festivales internacionales, la mirada se posa en los artistas de variedades, en su ajetreado periplo por los escenarios de otros tiempos, y en su poderosa resistencia a la muerte y al olvido.

Para eso, Zapata, con producción del Grupo Artéon, su mítico espacio de creación con más cinco décadas de producción ininterrumpida, se rodeó de un gran equipo artístico, acompañado en la escritura del guión por Julián López. Con el rol protagónico del rosarino Luis Machín, escoltado de un enorme seleccionado de actores que encabezan el también rosarino Mario Alarcón como un narrador, con la valiosa presentación de Sol Zaragozi, además de otros talentos locales como Bárbara Zapata, Juan Carlos Capello y Chiqui Abecasis, el film cuenta con la presentación de Lorenzo Machín. La dirección de fotografía es de Héctor Nene Molina, la conmovedora música original de Jorge Cánepa, la producción de Enrique Fenizi y el film, en el que aparecen muchos actores rosarinos de distintas generaciones, contó, entre otros apoyos de la ciudad y la provincia, con un subsidio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).

Milagro de otoño retrata la historia de Faxman, El Fantástico, y su espectáculo itinerante de hipnotismo. Personaje con el que Machín vuelve a lucirse entre la tristeza, la incertidumbre y la ternura, con algo de aquél ángel de Las alas del deseo de Wim Wenders, se trata de la historia de un artista de dudoso talento pero gran carisma que aprende a confiar en sí mismo y recorre con un viejo Citroën, al que también usa como propaladora ambulante, los pueblos de provincia llevando su rutina de ilusionismo e hipnosis acompañada de una profunda y solitaria tristeza que esconde detrás del ornato de su pequeña puesta en escena.

Pero sobre todo, Milagro de otoño es una profunda historia de amor que deriva en una fantasía onírica con algo de realismo mágico. Se trata de una película sobre los afectos y los recuerdos que está dedicada a la memoria de Sara Lindberg, actriz e histórica compañera de Zapata quien falleció en 2018. De hecho, indaga sobre los efectos de las grandes pérdidas que duelen para siempre, sobre la pasión por el arte y sobre cómo el dolor y la tristeza atraviesan los vínculos hasta volverse parte. Pero, al mismo tiempo, en una lógica casi borgiana, el recorrido de Faxman, por momentos un alter ego del propio director, es el testimonio de que el tiempo es la materia de la que están hechos los seres humanos.

Resistir, esa es la cuestión

En un viejo bolichón donde tuvo lugar una fantástica partida de truco que aún hoy se recuerda, el enigmático relojero del barrio, Don Gregorio, marca desde el vientre mismo de Marily, una moza que queda embarazada, el destino de Faxman que está por nacer. Salto en el tiempo, es otoño, en los inicios de los años 60. Faxman ya adulto trabaja como solista en su rutina con marionetas, magia con palomas e ilusionismo. En Tortugas, uno de los tantos pueblos de la Pampa Gringa, durante una función, como si lo hubiese estado esperando, descubre a Candelaria, de 17 años, de la que se enamora perdidamente y ya no estará solo. El destino, una enfermedad, un viaje por pueblos de España y la promesa de Candelaria de esperarlo a su regreso se van mixturando entre pasado y presente, y aunque el encuentro se concreta quizás resulte demasiado tarde.

“Es una película que hicimos sin plata, o con muy poca, como siempre; con menos plata que la más barata que se produce en Estado Unidos que son 15 mil dólares. Y estamos muy orgullosos de Milagro de otoño porque la película es un milagro en sí misma, que nos trae alegría, lindos recuerdos, nos da fuerza; eso que tanto necesitamos los que estamos en el laburo del cine y el teatro para seguir existiendo”, dijo Néstor Zapata acerca del film que en su recorrido se quedó con el premio del público al mejor actor para Luis Machín en el encuentro de cine latino realizado recientemente en Uruguay.

La película también fue seleccionada para la Sétima Edición del Festival Internacional de Cine de Malta y este fin de semana será de la partida en la selección oficial del Festival Internacional de Cine Beyond The Curve, de París (Francia), que se realizará de viernes a domingo. Pero además ya integró las muestras de Sidney, Montreal y Mar del Plata, entre otras.

“Es una película que cuenta una historia de amor, que habla del corazón; creo que lo que primero golpea es la ternura del tema. Es una historia de amor que emociona, que es chiquita, pero como todas las historias chiquitas tiene una fuerza terrible. Y la idea es la de la aldea, esta es la mía, la historia de un pueblo, una historia que nos pertenece a los artistas. Cuando le ofrecí el personaje a Luis Machín, le adelanté que había muy poca plata, pero muy poca de verdad. Leyó el guión, me llamó al día siguiente y aceptó de inmediato, diciéndome que aceptaba porque la película cuenta nuestras vidas, habla de nuestro oficio, «como no la voy a hacer», me dijo”, expresó Zapata.

Finalmente, el legendario maestro de la escena rosarina, adelantó el telefilm que prepara para este año, titulado Los fantasmas del Artéon, que en cierta forma dialoga con su último largometraje. “Un teatro sin fantasmas no es algo serio (risas); me imaginé al Artéon, que está cerrado hace meses por la pandemia, al que llega alguien a dar la triste noticia de que lo van a demoler. Y cuando ingresa el sereno a la sala, se encuentra con los personajes de todas las obras que pasaron por allí y que reclaman su derecho a actuar. Esa es la excusa para que vayan apareciendo fragmentos de las obras que hemos hecho a lo largo de toda la vida, porque los personajes no envejecen, siguen vivos de algún modo, están siempre dando vueltas por ahí”, adelantó Zapata acerca del proyecto que tiene en carpeta. Y ahondó: “Son fantasmas que andan siempre rondando, algunos tienen más de cincuenta años; incluso es algo que nos divierte y nos intriga porque no ha faltado el operador de cine que te dice: «Mire Zapata que es cierto, que andan dando vueltas por acá»”.

El destacado realizador y maestro Néstor Zapata.
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