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Conectividad y solidaridad, herramientas claves en un año complejo

Es el caso de Franco Salteño, quien cursa el Profesorado de Historia en la Facultad de Humanidades y Artes. En un 2020 que complejizó aún más sus estudios, duplicó su esfuerzo y fue asistido por la Universidad, por compañeros y allegados

Franco Salteño es uno de los estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario que el año pasado accedió al Programa Conectar para poder continuar la carrera de forma virtual. “Quiero ser profesor de Historia como los que tuve en la secundaria que enseñaban de verdad y además se interesaban por lo que me pasaba”, señala tras comenzar la carrera el año pasado en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.

Franco tiene 20 años, fue a la escuela 251 Doctor Víctor Bibian Cue del barrio Empalme Graneros de Rosario y hace changas de albañilería con el papá de un amigo. Es el primero de su familia en haber terminado la secundaria sin llevarse materias y empezar la Universidad. “De parte de mi mamá somos como 50 pero ninguno siguió la Facultad, por eso mi abuela y toda la familia están contentos”, afirma.

En el 2020, un año particular de cursado virtual, tuvo que sortear algunas dificultades pero recibió la ayuda no sólo de su familia, vecinos y compañeros, sino también de la propia Universidad para poder emprender su sueño. Si bien tiene una computadora que compró trabajando desde chico y con la ayuda de su mamá, no tiene celular ni internet. “Somos una familia humilde”, dice. Para acceder a los textos académicos subidos en las aulas virtuales, iba a la casa de una tía que vive cerca y tiene wi-fi, descargaba todo en el móvil de su mamá y después lo pasaba a su computadora.

Cuenta que en Historia es mucha la bibliografía y se hace difícil sin el apoyo de las clases presenciales: “Uno solo desde su casa, aislado, sin poder asistir a la Facultad y encima sin internet, es complicado”. Pero enseguida reconoce que tuvo “muchísima suerte” porque sus compañeros grababan las clases y las colgaban en un sitio web. Entonces, el llevaba su CPU a lo de un amigo que vive en su misma cuadra y podía descargarlas. Confiesa que esto lo hacía cada tanto para no estar molestando.

En el primer cuatrimestre una de sus compañeras de Facultad subía los audios de las clases y ya en el segundo, otro de los estudiantes las grababa a través de una aplicación y las subía a un google drive para que todos pudieran descargarlas. “A mí me re ayudaron con eso”, resalta.

Para realizar el examen de Filosofía a mitad de año, también le pidió ayuda a su amigo. El día y horario indicado fue a su casa, se conectó a través de zoom en su computadora y siguió el protocolo exigido: mostrar el DNI ante la cámara para confirmar la identidad y luego acceder a un link con las preguntas.

Cuanto todo parecía bien encaminado, a Franco se le rompió la computadora y eso lo frenó durante un mes. Sin internet y sin computadora pensó que no podría seguir. Pero en ese momento, apareció otra ayuda. La dueña de la casa donde trabaja su mamá como servicio doméstico siempre le preguntaba por él, interesada en que siga sus estudios. Al enterarse de los contratiempos, le regaló una parte de la computadora que le faltaba y él mismo la arregló para poder retomar.

Además le aconsejó que se comunique con la secretaria estudiantil de la Facultad de Humanidades y Artes y de esta forma pudo solicitar la beca para un modem de internet. “Esto me facilitó un montón”, dice. Se trata del Programa Conectar UNR que se implementó con el objetivo de garantizar la conectividad necesaria para desarrollar actividades académicas de carácter virtual. La entrega consiste en un modem USB y un chip de datos móviles con un plan de 5G que se renueva mensualmente.

Lo cierto es que el esfuerzo tuvo sus frutos. Aprobó Antropología, promocionó Filosofía y regularizó Problemática Histórica y actualmente está preparando las otras materias para rendir.

“Quiero ser como ellos”

“En realidad cuando uno termina la secundaria piensa en un trabajo, en algo fijo, pero yo también pensé en qué podía seguir estudiando”, cuenta Franco quien eligió historia por los profesores que tuvo en la secundaria.

“Más allá de cómo daban la materia, siempre fueron muy buenos, te ayudaban en diferentes áreas. Vos faltabas un par de días y te llamaban para preguntarte qué había pasado, cómo estabas”, cuenta. “Eso me gustó mucho, la cercanía con los alumnos, que se preocuparan y te enseñaran de verdad. Ellos me motivaron a estudiar historia y que me interese la pedagogía”.

 

Fuente: Rosario Es Más

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