La carne vacuna fue uno de los productos de la canasta básica que generó mayor incidencia en la inflación de 2020 con una suba del 75,6% a lo largo del año. El desmedido incremento se dio en un contexto de creciente demanda china que disparó las exportaciones, en simultáneo a una histórica caída del consumo a nivel local.
Este escenario plantea la discusión de si, el mayor nivel de exportación de carnes en años y el menor nivel de consumo local en décadas, guardan algún punto en común. Entre las variables que explican los incrementos también aparece la constante suba del precio internacional del maíz, uno de los insumos indispensables para el proceso productivo de la carne.
La quita de cupos a la exportación dispuesta por el gobierno de Mauricio Macri en 2016, coincide con el inicio del crecimiento exponencial de envíos al exterior, mayoritariamente a China (75% del total), y con una escalada continua de los precios en las góndolas de carnicerías locales. Si bien se presenta como una medida saludable para el saldo comercial por el ingreso de divisas, la inexistencia de controles genera que el precio de referencia interno sea el que pagan en el exterior.
Quienes rechazan los Registros de Operaciones de Exportación (ROE), reconocen que se trata de un instrumento que podría volcar más oferta al comercio interno e incluso lograr una baja en los precios, pero la consideran una medida a corto plazo que atenta contra la previsibilidad comercial.
Al mirar hacia adentro, difícilmente puedan explicarse los aumentos de la carne a partir de una presión de la demanda local. En 2020 el consumo interno de carne vacuna apenas supero el 70% de la producción local. Se ubicó en 49,7 kilos por habitante, uno de los niveles más bajos de la historia. Basta revisar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores para entenderlo.
Según datos de la Fundación Mediterránea, el salario mensual promedio, solo hablando del sector privado, permitió comprar 156 kilos de carne bovina, un 9,7% menos que el año anterior. Pero el cuadro empeoró aún más en diciembre, cuando ese el ingreso promedio de registrados habilitó compras equivalente a 133 kilos, un 20% menos que en el mismo mes de 2019.
En paralelo a estas cuestiones, el gobierno nacional comenzó a mostrar leves reflejos para intentar amortiguar el golpe a los bolsillos, aunque todavía corre desde atrás. Los datos de demanda anual y de bocas de expendio exponen que las políticas tomadas hasta el momento están lejos de generar una referencia para nivelar los precios en góndolas.
Factor cupos
Desde el Centro de Economía Política Argentina pusieron la lupa sobre algunas variables que provocaron el desajuste de precios. Por un lado abordaron la creciente demanda china, impulsada por la eliminación de los Registros de Operaciones de Exportación en 2016. A su vez incluyeron el impacto del precio internacional del maíz y consideraron la especulación producto del efecto diciembre.
Desde el Cepa destacan la eliminación del Registros de Operaciones de Exportación (ROE) durante el segundo año de gobierno macrista como un quiebre en la evolución del precio de la carne. Esta herramienta tenía como finalidad evitar que posibles incrementos en la demanda mundial impactaran de lleno en los precios internos.
Los datos comparativos expusieron una diferencia significativa en las operaciones comerciales una vez eliminados los ROE. Mientras que entre 2010 y 2016 el promedio mensual de exportación de carne vacuna osciló entre 15 y 20 mil toneladas, a partir de 2017 comenzó un muy acelerado crecimiento, llevando el promedio mensual de exportación a 70 mil toneladas mensuales en 2019 y 75 mil en 2020.
Si bien los volúmenes exportados mejoran la balanza comercial a partir del ingreso de dólares, existe un inevitable impacto en los precios locales. Durante 2020 se destacó el caso de China, potencia que representó el 75% de las exportaciones e ingreso de 2.071 millones de dólares. Desde Cepa indicaron que aplicarle, por ejemplo, un 20% de cupo exportador implicaría una reducción de unos 600 millones de dólares, pero una mejora de la oferta local en 6%.
En diálogo con El Ciudadano, el integrante del Centro de Economía Política, Hernán Letcher, apuntaló los datos y sostuvo: “Con los cupos hay una decisión de dejar de recibir dólares, algo no significativo, pero lo suficiente como para lograr con eso ponerle un techo al precio local”.
Rechazo a los cupos
El economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), David Miazzo, rechazó de plano la alternativa de reinstaurar cupos a la exportación. Si bien reconoció que puede llegar a provocar una rebaja en los precios locales, desde el sector la consideran una medida que atenta contra el proceso productivo.
“Los cupos no han funcionado porque pueden terminar siendo fuentes de negociados, con funcionarios dando permisos a ciertos grupos y a otros no. Puede generar una baja temporal que se convierta en caída de producción por precios bajos”, consideró el economista consultado por este diario.
Otro de los motivos de rechazo a esta iniciativa por parte de Fada, tiene que ver con la previsibilidad en la cadena productiva. En ese sentido Miazzo señaló: “Uno tiene que ganar mercados, para eso hay un proceso productivo que lleva tiempo y acuerdos, si uno corta exportaciones, ese destinatario elije un comprador más estable”.
En tanto, reconoció: “Entre esos bienes que se exportan tiende a haber una transmisión de precios, volcar parte de esa producción que se exporta a lo local bajaría el precio, pero destruiría la cadena”.
Para el integrante Miazzo “parte del aumento del precio en las carnes, se dio producto de la devaluación y cobró fuerza hacia fin de año por una demanda local sostenida”.
Precio del maíz
Otra de las variables que intervino en el precio de las carnes, fue el fuerte incremento en el precio internacional del maíz. El informe de Cepa también expuso importantes subas a partir del segundo trimestre, coincidentes con la disparadas en precios de alimentos básicos.
Este conmoditie utilizado para la alimentación animal registró un acelerado aumento entre junio y diciembre al pasar de 122 dólares la tonelada, a 199, un incremento del 63% en moneda estadounidense en seis meses.
En paralelo, desde el tercer trimestre de 2020 en adelante, los productos alimenticios de primera necesidad como la carne, leche y huevos, que necesitan del maíz para su proceso productivo, presentaron una fuerte aceleración en sus precios. Coincide con el período en el que el conmoditie tuvo su salto más importante, pasando de 143 dólares a 188 en el último trimestre.
El estudio indica que si bien el 70% del ganado que se comercializa, necesita de maíz para complementar su alimentación, se trata de un proceso que se da en los últimos días y representa el 8% del valor total de la carne. Distinto ocurre en el caso del huevo, lácteos o pollos, donde el impacto del precio es más significativo. Por más mínima que parezca la incidencia, resulta llamativo el salto de ocho pesos en marzo para conseguir un kilo de maíz a 15 en noviembre, casi el doble para engordar al ganado.
Especulación
El informe de Cepa incorpora también un factor especulativo al aumento en estudio. A los cupos y suba en conmodities, se suma el incremento de precios del novillo, mecanismo utilizado como reserva de valor o como aumento para mejorar la tasa de rentabilidad con mayor incidencia en un mes como diciembre, caracterizado por la demanda de carnes por las fiestas.
En los últimos tres meses el precio del novillo mestizo se incrementó en más de 50%. La expectativa acerca del posible incremento, futuro del valor del ganado derivado de un aumento de las exportaciones a China, podría estar impactando sobre esta cuestión.
Señales en medio de la emergencia
Luego de un año difícil de afrontar para la economía doméstica, el gobierno nacional comenzó a dar señales de querer intervenir. El acuerdo de precios de carne se parece más a una buena señal en medio de la emergencia que a una medida concreta.
La iniciativa estipula rebajas que van entre el 16% y el 33% respecto a los precios de enero. Se pueden detectar los descuentos más importantes en cortes populares como asado (-33%) y vacío (-27%).
Si bien los valores finales posibilitarían un significativo alivio al bolsillo, los datos hasta el momento indican que la oferta no es lo suficientemente generosa como para establecer una referencia de precios en góndola.
Mientras el acuerdo estipula un volumen de oferta de 6 mil toneladas mensuales para unas 1500 bocas de expendio en todo el país, los números del Ministerio de Agricultura indican que el consumo durante diciembre orilló las 196 mil toneladas.