Carlos del Frade (*) y Mercedes Meier (**)
La pobreza y la desocupación crecen al ritmo de la política de privatizaciones del patrimonio público. Desde aquellos años 90 donde se pregonaba que “nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”, a los nuevos gritos del presidente para vender todo, sólo hay un bucle en la historia. ¿Es posible salir de esta lógica? ¿Podemos ser protagonistas de un proyecto emancipador?
Sólo basta imaginar cómo podría ser el financiamiento de las obras públicas que niega el gobierno nacional si tuviéramos Banco Público. O el acceso a créditos para vivienda, defender una pyme, las condiciones para discutir el sistema previsional ¡Qué distinto sería todo!
La historia sirve para aprender de errores y aciertos. Para entender el presente y proyectar el futuro. Conocer los motivos de la fundación de nuestro Banco de la Provincia de Santa Fe, y las consecuencias de su privatización nos ayuda a comprender la dimensión que tiene la Banca pública en una sociedad.
A 150 años de la Fundación del Banco Santa Fe transcribimos parte de los fundamentos del proyecto de ley para recuperar la banca pública de la provincia que venimos impulsando desde el 2019, que hoy tiene estado parlamentario y necesita salir de los cajones para empezar a revertir los destinos que nos quieren imponer.
“Dar impulso a todos los ramos de la riqueza pública”
El 27 de mayo de 1874, la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe recibió un mensaje del entonces gobernador, Servando Bayo, y del ministro de Gobierno, Melquíades Salva, donde se destacaba: «Ni los poderes colegisladores, ni poder alguno de la tierra, tiene el derecho de enajenar el porvenir de los pueblos, por concesiones gratuitas, ni nadie tampoco puede tener derechos irrevocablemente adquiridos, contra las leyes de orden público, entrando en esa categoría las emisiones de los bancos, en la forma que se encuentran establecidos entre nosotros».
El primero de septiembre de 1874, el Banco Provincial de Santa Fe abrió sus puertas por la decisión política del gobernador Servando Bayo. Ese día, el diario «La Capital», de la ciudad de Rosario, escribió: «El Banco Provincial viene a cambiar la faz de este pueblo. Viene a dar impulso a todos los ramos de la riqueza pública. Viene a poner término a todas las explotaciones usurarias, que estorbaron el engrandecimiento y la prosperidad del Rosario. Viene a secundar los esfuerzos de los hombres honrados y laboriosos que aspiran el bien general. El acontecimiento de este día es tan grande o más grande para nosotros, que pudiera serlo la inauguración de un ferrocarril de esta ciudad a la de Santa Fe. Seis meses bastan y el Rosario será comercialmente el doble de lo que es hoy. Felicitamos al pueblo, a los proponentes y al gobierno, por el acontecimiento de este día, que abre para el pueblo santafesino anchos horizontes de progreso, de bienestar general y prosperidad para todos los ramos del comercio y de la industria».
El contexto no era el mejor: «…la crisis económica que aflige a los pueblos de la República y de que antes me he ocupado, hacen sentir la necesidad de poner en movimiento una palanca poderosa que restableciera el equilibrio –y salvando dificultades– la carta constitutiva del Banco Provincial de Santa Fe fue puesta en ejecución», sostuvo Servando Bayo.
Un año más tarde decía el gobernador: «Los servicios prestados por el Banco Provincial al comercio y la industria han sido de gran trascendencia. Es fuera de duda que debido a él la actualidad de la provincia es próspera. El comercio se encuentra bastado para sus operaciones y no tiene apremio. La industria se desarrolla con ventaja por la protección que el Banco presta al hombre honrado y laborioso. Yo considero que el Banco Provincial tiene que ser y debe ser el alma de nuestra prosperidad y pienso que debemos empeñarnos en favorecerlo decididamente…», apuntaba en 1875.
Dos años después (en 1877) Bayo advirtió: «No han sido pocos los sacrificios que se han hecho para conseguirlo, ha sido necesario en parte toda vuestra energía, todo vuestro patriotismo, toda vuestra previsión y prudencia, sino ha de llamarse alta sabiduría para dominar el inmenso cúmulo de intereses nada legítimos que se oponían a la conservación de este Banco y trabajan por su desaparición; pero merced a ello el Banco Provincial se ha salvado y con él una gran parte del comercio y de la industria que habría sido forzosamente arrastrada en su caída, empeorando los males de la situación y pesando desastrosamente y por largos años en el progreso y adelanto de la provincia».
Los años noventa
El 7 de marzo de 1996, el Senado santafesino daba media sanción al proyecto privatizador. Afuera de la Legislatura, el gobernador Jorge Obeid reprimía a sangre y fuego a los trabajadores y trabajadoras que se movilizaban en defensa del patrimonio del pueblo santafesino. Sabían mejor que nadie lo que significaba semejante entrega y por eso sostuvieron esa resistencia en aquel momento.
El 26 de Julio de 1996, como un irónico homenaje a María Eva Duarte a 44 años de su fallecimiento, la Legislatura santafesina aprobaba la ley 11.387, que facultaba al Poder Ejecutivo provincial a privatizarlo.
El 1° de Julio de 1998 se efectivizaba la privatización. Sin embargo, la lucha de cientos, de miles de trabajadores/as, productores, comerciantes, industriales, por la recuperación de la Banca santafesina sigue en pie aún hasta nuestros días.
Muchos de esos hombres y mujeres son los que aportaron a la redacción de este proyecto que esperamos, se convierta pronto en ley. Una ley reparadora y necesaria para un futuro diferente.
El Banco privado
El banco fue regalado al Banco General de Negocios, que no puso un peso, dado que los 56 millones de dólares que fue valuado, los tomó como garantías por los hipotéticos quebrantos de los préstamos en situación 1 y 2 de la cartera transferida. Sus dueños de entonces, los hermanos Rohm, fueron imputados en los delitos de lavado de dinero por narcotráfico.
Nunca se investigó qué hicieron los hermanos Rohm durante los cinco años de conducción del ex Banco Provincial de Santa Fe. Terminaron presos y uno de ellos muriéndose en una prisión estadounidense condenado por lavado de dinero procedente del narcotráfico. Lo que sucedió después en el territorio santafesino no parece estar ajeno a aquella privatización que, además, le terminó costando 1.000 millones de dólares al pueblo de la provincia.
Toda una síntesis de la historia argentina de los últimos cuarenta años: deuda externa, participación en privatizaciones-lavado de dinero-precarización laboral-impunidad política, nuevos negocios a través de la generación de nueva deuda externa y de las privatizaciones provinciales.
En febrero de 2003, cuando se presenta a licitación, el Banco de San Juan tenía activos por $380 millones, aproximadamente 300 empleados y menos de 10 sucursales. El Banco de Santa Fe tenía activos por $2.250 millones, 1,950 empleados y 126 sucursales.
Al momento de la adjudicación, el Banco de San Juan presenta como parte de sus activos plazos fijos de la provincia de Santa Cruz por $25 millones cada uno. En septiembre de 2003, el BCRA, cuyo presidente era Alfonso Prat Gay, adjudica el Banco de Santa Fe al Banco de San Juan.
Los empleados del banco decían por aquellos días: «La mojarrita se comió al tiburón». El Banco de San Juan era 7 veces menor en depósitos, préstamos, sucursales, etcétera al adquirido Banco de Santa Fe.
Una propuesta: el proyecto de reestatización
El proyecto de ley que presentamos tiene como objetivo principal contar con una entidad financiera propia en la provincia de Santa Fe. Un Banco Público, de fomento, bajo gestión y dirección estatal. Para ello proponemos la pronta recuperación del Banco Santa Fe, entidad creada en sus inicios para tal fin, y hoy en manos del grupo Petersen.
Se propone la expropiación del 93,3% de las acciones, es decir, el total de las que hoy están en manos privadas, para la creación del Banco Público. (ver el proyecto)
Este Banco Público, de fomento, bajo gestión y dirección estatal deberá dirigir sus acciones bajo los lineamientos que se establecen en el presente proyecto: brindar una herramienta económica financiera que fomente la actividad productiva de los pequeños y medianos productores del campo y la ciudad, que brinde a la comunidad el servicio necesario para su integración, que promueva el comercio exterior de los productos elaborados en la provincia.
Que permita al Ejecutivo provincial implementar políticas de salvataje para los afectados por inclemencias climáticas, que implemente planes de préstamos hipotecarios para construcción, remodelación, ampliación, mejoras o adquisición de vivienda única a los trabajadores en relación de dependencia y monotributistas; proyectos urbanísticos para municipios y comunas, etcétera. Un banco que sea el recaudador de todos los dineros de las distintas actividades gubernamentales.
Recuperemos lo nuestro
150 años después: «El Banco Santa Fe es la entidad financiera más importante de la provincia de Santa Fe y cuenta con la mayor cobertura territorial, que alcanza al 96 por ciento de los habitantes del distrito. Es un banco comercial de capital nacional y de carácter regional. Junto con Banco San Juan SA, Banco de Santa Cruz SA y el Nuevo Banco de Entre Ríos SA conforma el Grupo Banco San Juan, que se ubica entre las 10 principales entidades del Sistema Financiero Argentino”.
Al 31 de diciembre de 2023, el Banco de Santa Fe SA tuvo una ganancia de $94.616 millones de pesos, es decir $10.801.000 por hora, $180.000 por minuto.
Estatales santafesinas y santafesinos de los tres poderes, en actividad o jubilados, intendencias y comunas, están obligados a trabajar con el Nuevo Banco de Santa Fe. Un riesgo mínimo para los sectores privados.
Mientras tanto la provincia busca financiamiento externo profundizando la dependencia con bancos internacionales u otros organismos que están lejos de las necesidades materiales y cotidianas de la población santafesina.
El origen y el futuro
Ni el mundo, ni la Argentina, ni la provincia de Santa Fe de 2024 tienen puntos comparables a la realidad histórica de 1874. Pero en el principio filosófico, político y económico de aquel origen del Banco Provincial está la necesidad de profundizar la democracia a favor de las grandes mayorías santafesinas.
La vigencia de la llamada ley de Entidades Financieras de 1977, piedra angular del poder de los bancos en la Argentina del último medio siglo, exhibe los límites de la democracia. Es competencia de esta Legislatura hacer el esfuerzo por pensar un proyecto de provincia que vaya más allá de la coyuntura.
Hagamos posible lo necesario
Una visión que, a pesar de los pesares (muchos de los cuales fueron expuestos en estos fundamentos), todavía está reflejado en techo de vidrio que tiene la casa central del banco en la esquina de San Martín y Santa Fe en la ciudad de Rosario. Una provincia productiva que se mueve alrededor del corazón que hace circular el dinero que genera su pueblo, el Banco Provincial.
La gran discusión es saber qué hace el pueblo santafesino con la riqueza que produce cada año. Quiénes se quedan con esas riquezas y qué se puede hacer con ellas. Debate político y filosófico sobre una realidad concreta, material y económica. Con un Producto Geográfico de casi 50 mil millones de dólares anuales, el Estado santafesino tiene la obligación de pensar en las actuales y futuras generaciones.
La banca privada, garantizada su ganancia a través de la decisión de los gobiernos, está lejos de preocuparse por interpretar los sentimientos de la provincia. Esa valoración supone un punto de vista y, por lo tanto, una concepción filosófica y política. El Banco debe canalizar los sentimientos de la provincia y, por lo tanto, no puede estar ajeno las necesidades de sus mayorías.
La defensa del Banco como sinónimo de defensa de la industria y el comercio de Santa Fe es una postal que debe oponerse al cierre permanente de ambas actividades en los últimos años. Es preciso poner en funcionamiento el principal insumo básico del trabajo político: valentía.
No se trata de un tema financiero, ni tampoco económico, sino fundamentalmente político y filosófico. El drama de la desigualdad en una provincia rica como es Santa Fe no puede resultar indiferente ante el crecimiento vertiginoso de la facturación y las ganancias que tiene el banco privado que explota los servicios financieros oficiales. Basta de pensar y obrar según los mandatos de los mercados. Es hora de pensar y obrar según las necesidades de una democracia que no termina de hacer pie en distintos niveles de la realidad. Es indispensable poner en funcionamiento una banca pública en Santa Fe. Es urgente ir al encuentro del pueblo de Santa Fe para que apoye la imprescindible recuperación del BANCO PROVINCIAL DE SANTA FE.
(*) Periodista, investigador y escritor. Diputado provincial del Frente Amplio por la Soberanía.
(**) Ingeniera química. Ex diputada provincial y militante del Partido del Trabajo y del Pueblo.