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A 16 años de un femicidio sin condena: recuerdan a Sandra Cabrera

Este lunes se cumple un nuevo aniversario del asesinato de la trabajadora sexual por el que todavía no hay condenados. Desde la Asociación de Mujeres Meretrices (Ammar) le rendirán un homenaje a las 18 en la plaza que lleva su nombre, ubicada en Córdoba 3650

Sandra Cabrera era trabajadora sexual y secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices (Ammar). Este lunes se cumplen 16 años del asesinato por el que todavía no hay condenados. Cabrera recibió un disparo en la nuca en la zona de la Terminal de Ómnibus en represalia por la lucha que llevaba adelante para combatir el flagelo policial hacia las mujeres que ejercían la prostitución. En un nuevo aniversario de su femicidio, la Delegación Ammar Rosario convoca a recordarla este lunes a las 18 en la plaza que lleva su nombre, ubicada en Córdoba 3650.

“Recordamos a nuestra referente de las trabajadoras sexuales, Sandra Cabrera, quien marcó un momento histórico en la defensa de los derechos y la unidad de nuestra lucha sindical. Sandra está presente, ahora y siempre”, remarcó Gabriela Hamela, secretaria adjunta de Ammar.

La dirigente contó que en el nuevo aniversario del homicidio de Cabrera estarán presentes compañeras de Buenos Aires, sindicatos, organizaciones sociales y organismos de derechos humanos, entre otros actores.

“Se va a proyectar el avance de un video con las voces más influyentes de la historia de Sandra y otras voces contemporáneas contando cómo ven el trabajo sexual”, explicó Hamela.

La referente de Ammar local detalló: “La idea es seguir trabajando de manera conjunta para saber cuáles son nuestros derechos y que nadie nos avasalle. La policía sigue hostigando a las trabajadoras sexuales. Sandra dejó su vida por la causa”.

“Esperamos a todos los que nos estuvieron apoyando estos años, a quienes bancaron la parada cuando Ammar se desarticuló en la ciudad, nos bancaron en las recorridas, los que estuvieron presentes defendiendo las fuentes de trabajo de nuestras compañeras, y a los centros de estudiantes que permitieron que nuestras voces sean escuchadas”, dice una parte del comunicado de la Delegación Ammar de Rosario.

Sin Justicia

Sandra Cabrera fue asesinada el 27 de enero de 2004. Le dispararon por la espalda en la nuca frente a una casa de Iriondo al 600, a dos cuadras de la Terminal de Ómnibus, la zona en la que trabajaba. Había denunciado a la Policía por la complicidad en el crimen organizado y la explotación sexual de niñas y adolescentes. La habían amenazado con matarla a ella y a su hija Macarena, que en ese entonces, tenía 8 años. El único imputado en el homicidio fue Diego Víctor Parvluczyk, ex subjefe de Drogas de la Policía Federal en Rosario y el último vínculo amoroso de Sandra. Lo absolvieron por falta de pruebas y en 2007 quedó sobreseído a pensar de los testimonios de las trabajadoras sexuales que lo incriminaban.

Después del femicidio de Cabrera fue difícil sostener el gremio. “Las trabajadoras sexuales tenían miedo de acercarse, participar e ir a las capacitaciones”, contó Myriam Auyeros, referente de las trabajadoras sexuales en Rosario. Quienes quedaban de la viaja guardia siguieron. Durante casi 10 años el grupo que formaba la comisión directiva se juntaba y hacía recorridas. En 2010 sintieron que llegaba un poco de recompensa.

En abril de ese año celebraron desde los balcones de la Legislatura de Santa Fe la derogación de los artículos del Código de Faltas.

Auyeros se fue de Ammar hace siete años y el resto de las compañeras hizo lo mismo poco después, hasta que la oficina que tenían en ATE cerró. Actualmente ella tiene un puesto de venta de ropa de bebé en una feria de la ciudad. También cuida a su mamá y recibe dos o tres veces por semana las visitas de sus nietos.

Ammar

Ammar nació hace 25 años con un pie dentro de la CTA y en los últimos años se metió de lleno en movimiento feminista. El cambio apareció de la mano de la conducción de una comisión directiva en la que todas las integrantes tienen menos de 35 años. La identidad de “putas feministas” y la figura de Georgina Orellano, que encabeza la conducción nacional , se prendieron en un feminismo joven que se metió de lleno en el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans desde el primer Ni Una Menos de 2015.

Desde Ammar buscan el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras sexuales, como el acceso a jubilación y obra social. También pelean contra los prejuicios que pesan sobre la prostitución y discuten con un sector del feminismo que sostiene que el trabajo sexual no es trabajo y debe ser abolido.

En Rosario, Ammar funciona en el Centro Cultural La Toma. Cada 15 días, los martes por la tarde, hacen encuentros de formación para trabajadoras sexuales y una vez por semana recorren zonas de trabajo repartiendo folletería y preservativos.

Reparación histórica

En diciembre de 2018 el diputado provincial Carlos Del Frade y Orellano presentaron en Rosario un proyecto de ley provincial de reparación histórica para trabajadoras sexuales que estuvieron presas por causas relacionadas al ejercicio de la prostitución o de la identidad de género. Es una pensión mensual no contributiva, con carácter vitalicio, equivalente a la suma de dos veces el haber mínimo de pensión de la provincia.

La reparación está pensada para todas las trabajadoras sexuales que hayan ejercido hasta junio de 2010, cuando se derogaron los artículos 83, 87 y 93 del Código de Faltas de Santa Fe. Eran los que permitían la detención en la calle por las faltas de ofensa al pudor, prostitución escandalosa y travestismo. Actualmente, la mayoría de las provincias del país sigue con normativas similares que facilitan la persecución y detención de las trabajadoras sexuales.

El proyecto prevé que la Subsecretaría de Género provincial sea la encargada de armar el registro. La iniciativa tiene como antecedente el resarcimiento económico que 30 personas trans recibieron por haber sido detenidas durante la dictadura. Accedieron a la pensión amparadas en la ley provincial 13.298 que beneficia a todos los detenidos durante la última dictadura cívico militar por motivos políticos, gremiales o estudiantiles. En este caso, el trabajo de la Subsecretaría de Diversidad Sexual de Santa Fe fue fundamental para que las violencias sufridas por las personas trans por su identidad de género fueran consideradas políticas.

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