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A 20 años del reinicio de un diálogo poco fructífero

Hace dos décadas, Buenos Aires y Londres reanudaron relaciones diplomáticas tras la Guerra de Malvinas.

Hoy se cumplen dos décadas del día en el que la Argentina y el Reino Unido acordaron la reanudación de sus relaciones diplomáticas después de ocho años de interrupción debido a la Guerra de Malvinas.

El aniversario llega en un momento de tensión por la exploración hidrocarburífera en la islas, aunque ya la Casa Rosada descartó tajantemente la posibilidad de una nueva incursión militar para recuperar el territorio usurpado.

El 15 de febrero de 1990, delegaciones de ambos países reunidas en Madrid diseñaron un documento llamado “Declaración conjunta de las delegaciones de la Argentina y del Reino Unido”, instrumento jurídico que restableció las relaciones bilaterales formales.

El 2 de abril de 1982 la dictadura militar argentina, que por entonces presidía el general Leopoldo Fortunato Galtieri, decidió emprender por la vía de las armas la posesión de las islas Malvinas que habían sido usurpadas por Gran Bretaña 150 años antes, el 3 de enero de 1833.

A las 6 de la madrugada se produjo el sorpresivo desembarco que permitió al Ejército argentino ocupar el pequeño destacamento de la Marina Real, desalojar al gobernador británico Rex Hunt y hacerse del control del archipiélago.

A partir de ese momento la guerra se desarrolló en el aspecto militar y en el diplomático: al tiempo que Gran Bretaña preparaba el envío de tropas también logró que el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobara la resolución 502 que exigía el retiro inmediato de las tropas argentinas.

Mientras tanto el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, gobernado por la primera ministra conservadora Margaret Thatcher, envió hacia las islas del Atlántico Sur la fuerza naval más importante en número y armamento que utilizó desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El conflicto bélico de las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur culminó cuando las tropas británicas recuperaron Puerto Argentino el 14 de junio de 1982.

Tras 74 días de conflicto y un saldo 649 soldados argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños muertos, las fuerzas militares argentinas presentaron la rendición total a la primera y única guerra que tuvieron durante el siglo XX.

La derrota militar significó la estocada final para lo que se autodenominó el Proceso de Reorganización Nacional que comenzó en el país con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Con la vuelta de la democracia y la asunción del líder radical Raúl Alfonsín, el gobierno argentino le propuso la Reino Unido en febrero de 1984 reiniciar las conversaciones y crear una fuerza de mantenimiento de la paz integrada por Cascos Azules de las Naciones Unidas, pero ambas propuestas fueron rechazadas por la Thatcher, no por casualidad conocida como la Dama de Hierro.

Durante los años siguientes el gobierno británico no sólo no respondió a las periódicas propuestas argentinas de reinicio en las relaciones bilaterales sino que dictó un nuevo estatuto colonial para las Malvinas, las fortaleció militarmente y mejoró las condiciones socioeconómicas de los isleños.

Con el arribo a la presidencia del caudillo peronista riojano Carlos Saúl Menem, el 8 de julio de 1989, el gobierno argentino reorientó su política exterior y transformó en prioritario destrabar el “problema Malvinas” con el fin de lograr una mayor inserción en el contexto mundial y mejorar las relaciones con la Comunidad Europea.

Esto significó que ambas partes reconocían la existencia del litigio pero quitaban la discusión de la soberanía sobre las islas de cualquier acto conjunto que realizaran ambos países.

Finalmente el 15 de febrero de 1990 se concretó la segunda reunión entre las partes que acordaron la “Declaración conjunta de las delegaciones de la Argentina y del Reino Unido”.

Entre sus 18 artículos, los más importantes fueron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, la determinación de dejar sin efecto la zona de protección de 150 millas alrededor de las islas Malvinas impuestas por Reino Unido al finalizar la guerra y el acuerdo para intercambiar información sobre operaciones de flotas pesqueras.

Asimismo, se suprimió el requerimiento de visas para ingresar al territorio de la otra nación.

Todo esto le permitió al gobierno de Menem poder reiniciar relaciones comerciales con el continente europeo, las que serían fundamentales para sus políticas de liberalización de la economía y las próximas privatizaciones de los servicios públicos.

Con la llegada al poder de Néstor Kirchner y Cristina Fernández la cuestión de Malvinas volvió a formar parte de la agenda política de un modo más central que el que tuvo con los gobiernos de Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde.

En 2007, la Argentina anunció que rompería contratos a las petroleras que pretendan explorar o explotar hidrocarburos en Malvinas y que tengan licencia otorgadas unilateralmente por Reino Unido, con lo que dio de este modo por finalizado un acuerdo realizado en 1995.

Este conflicto se reactivó en las últimas semanas con la llegada de una plataforma petrolera a las islas para iniciar la explotación.

El gobierno argentino sigue sosteniendo ante la ONU y en los diferentes foros internacionales que las islas son parte integral e indivisible de su territorio, que son ocupadas ilegalmente por el Reino Unido y que esa ocupación produce una anacrónica situación colonial.

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