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A 75 años del ataque de Normandía, el mayor despliegue aeronaval de la historia

Ni Adolfo Hitler ni sus principales estrategas pudieron evitar el desembarco de los Aliados en las playas de Normandía, ocurrido hace 75 años, el 6 de junio de 1944, en una grandiosa invasión que marcó el camino para poner fin a la dominación de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial

Ni Adolfo Hitler ni sus principales estrategas pudieron evitar el desembarco de los Aliados en las playas de Normandía, ocurrido hace 75 años, el 6 de junio de 1944, en una grandiosa invasión que marcó el camino para poner fin a la dominación de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

En la «Operación Overlord», nombre en clave dado para llevar a cabo esta maniobra en el norte de Francia, participaron unos 1200 aviones, seguidos por 5000 embarcaciones de todo tipo, con la asistencia de 200.000 soldados, en su mayoría estadounidenses, británicos y canadienses.

Por lo menos diez divisiones aliadas protagonizaron la hazaña, considerada el mayor despliegue militar aeronaval de la historia.

La resistencia alemana fue de tal magnitud que se estima que unos 10.000 soldados aliados murieron en los primeros combates, pues se cree que un total de 70.000 alemanes los esperaban en las costas francesas.

La operación pretendía crear una suerte de pinzas sobre las tropas alemanas, ya que por el Este avanzaba el Ejército Rojo de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Así, más de 200.000 soldados cruzaron el Canal de la Mancha y desembarcaron esa mañana en varias playas de Normandía, marcando el principio del fin de la ocupación nazi de Europa occidental.

La decisión de invadir Francia se tomó durante la llamada Conferencia de Teherán, realizada entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 1943, entre el líder soviético, Joseph Stalin, el primer ministro británico, Winston Churchill, y el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt.

Los altos mandos designaron al general estadounidense Dwight D. Eisenhower como comandante supremo del cuartel de los Aliados y, además, el general inglés Bernard Montgomery fue nombrado comandante del veintiún Grupo de Ejércitos, que reunía a todas las fuerzas terrestres que tomarían parte en la invasión.

Los estadounidenses desembarcaron en las playas de Utah y Omaha; los británicos en Amandy y los canadienses en Juno.

En los meses que condujeron a la invasión los Aliados llevaron a cabo la «Operación guardaespaldas», consistente en usar información electrónica para burlar a las fuerzas de ocupación nazi.

Ante la gravedad de los hechos, Hitler puso al mariscal de campo Erwin Rommel a cargo de desarrollar las fortificaciones con el fin de prevenir una posible invasión.

El primer día de la invasión, los Aliados fracasaron en su intento de establecer una cabecera de playa, pero ganaron tenacidad cuando capturaron el puerto de Cherburgo, el 26 de junio, y la ciudad de Caen el 21 de julio.

Los Aliados lanzaron una segunda invasión desde el mar Mediterráneo en el sur francés, el 15 de agosto, y luego avanzaron por territorio francés hasta liberar París, el 25 de agosto de 1944.

Así, ante el paso arrollador de los Aliados, las fuerzas alemanas se retiraron al este del río Sena, el 30 de agosto de dicho año, lo que supuso el fin de la Operación Overlord.

Ocho meses y medio después, la Alemania de Hitler se rendía finalmente cuando el 6 de mayo de 1945 el general Hermann Niehoff entregó la guarnición alemana de Breslavia.

Churchill no estaba totalmente convencido de la victoria de los Aliados en Normandía, por lo tanto temía que lo despertaran de madrugada para comunicarle un desastre, según señala un informe publicado por el diario español ABC.

Muchos pensaban que un eventual fracaso fortalecería a Hitler, cuya influencia estaba en declive entre los propios alemanes.

Finalmente, el 5 de junio de 1944, la BBC de Londres retransmitió unos versos del poema «Canción de otoño» del poeta francés Paúl Verlaine. «Los largos sollozos de los violines del otoño / hieren mi corazón con una monótona languidez».

Esa era la señal que esperaba Churchill para saber que el desembarco ya estaba en marcha.

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