El accidente de avión que protagonizó el plantel profesional y dirigentes del club de fútbol Chapecoense, de Brasil, cumple este miércoles 28 de noviembre dos años, mientras los familiares de los 71 muertos siguen buscando justicia, el equipo se jugará el próximo domingo la permanencia en la primera división.
El 28 de noviembre de 2016 el vuelo 2933 de la empresa Lamia, que trasladaba al plantel de Chapecoense a disputar la primera final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional, de Colombia, se estrelló durante la aproximación para aterrizar en el aeropuerto internacional José María Córdova, de Medellín, y causó el fallecimiento de 71 de los 77 pasajeros.
A dos años de la tragedia, los familiares de las víctimas todavía buscan justicia y el equipo se jugará el próximo domingo la permanencia en la primera división de Brasil.
Según denuncian desde la Asociación de familiares y amigos de las víctimas del vuelo de Chapecoense, todavía no cobraron la indemnización, algo que sí sucedió con los tripulantes que sobrevivieron al accidente.
Mientras tanto, el equipo, que actualmente integran los argentinos Héctor Canteros, Agustín Doffo (ambos ex Vélez) y Diego Torres (ex Chacarita y Estudiantes de Caseros), se jugará el domingo la permanencia en el «Brasileirao».
El Verde recibirá el domingo a San Pablo en Chapecó y necesita un triunfo para asegurar la permanencia y no depender de otro resultado.
Por otro lado, el argentino Alejandro Martinuccio, quien integraba ese plantel finalista de la Copa Sudamericana pero por lesión no integró la comitiva a Colombia, no pudo recomponer su carrera y actualmente juega en Móstoles, equipo de la tercera división española.
«Tanto la decisión de salir del club y venir a España me marcó un antes y un después. Ahora pienso mucho más en mi familia, mi mujer y mis hijos», expresó Martinuccio, ex Nueva Chicago, entre otros equipos, en diálogo reciente con la Cadena Ser española.
Sin dudas, la tragedia de Chapecoense también marcó un antes y un después en el fútbol sudamericano y mundial, que recordará por siempre el 28 de noviembre como uno de los capítulos más tristes de la historia del deporte.