Jésica Daniela Olivera tenía 31 años y tres hijos. Estaba en pareja con Juan Emanuel Saucedo, de 22 años, quien era el padre de su hija más pequeña. En abril de 2018 fueron a un cumpleaños de 15 y discutieron a la salida de la fiesta. Su pareja terminó golpeándola y aplicándole una puñalada en la pierna en medio de la calle, frente a ocasionales testigos.
La herida que recibió Jésica le afectó una arteria y murió desangrada. El agresor está preso y la familia de la víctima pelea desde entonces para ser parte en el proceso. Según contaron, fueron al Centro de Asistencia Judicial (CAJ) pero los tiempos de la institución no fueron los de ellos. Las audiencias pasaban y ellos se enteraban por los medios periodísticos. Hasta que lograron contactarse con la defensora de Cámara Marcela De Luca, a través del Instituto de la Mujer. La funcionaria se hizo cargo del tema y ya casi al límite de la posibilidad legal presentó un pedido de constitución de querellante que este viernes fue aceptado por la jueza María Trinidad Chiabrera.
La familia de Jésica busca participar en el proceso porque haciendo justicia también reparan los corazones de los niños que quedaron huérfanos, explicó María, hermana de la víctima.
La madrugada del 15 de abril de 2018, Jésica y Juan Emanuel Saucedo salieron de un salón de eventos ubicado en Sánchez de Loria al 1300 bis, donde estuvieron en un festejo de 15 años. Eran cerca de las 4.20 cuando la discusión se tornó intensa. Saucedo comenzó a golpearla frente a los atónitos testigos hasta que sacó una cuchilla y le produjo un corte en la pierna derecha que le afectó una arteria. Jésica murió desangrada.
Mientras ello sucedía, un testigo contó que el agresor se hacía el desentendido y le preguntaba “¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo esto?”, explicó una fuente del caso. Saucedo fue detenido en el lugar y al día siguiente imputado por homicidio calificado por el vínculo y por femicidio. Desde entonces está preso.
La familia de Saucedo vive a unos 20 metros de la vivienda de la familia de Jésica y durante estos meses hubo roces constantes. Los hermanos de Jésica se hicieron cargo de sus tres sobrinos y buscaron desde un primer momento constituirse como querellantes. Según contó María, se acercaron al CAJ pero no los llamaban. Pidieron una entrevista dónde finalmente firmaron un poder pero “después de varias audiencias que yo estaba encima del fiscal ellas no tenían ni idea que teníamos audiencia”, explicó.
“Lo que no entienden es nuestra posición, nuestros tiempos no son los mismos que los de ellos. Ellos me decían estamos en eso pero nunca nos preguntaron cómo iba el caso, nunca vinieron a ver el expediente. Entonces hablé con mis hermanos y pusimos un abogado particular. Nos costó muchísimo porque estamos todos económicamente muy mal y no pudimos mantenerlo”, contó.
La familia de Jésica, a través del Instituto de la Mujer y con la articulación de Nora Giacometto, hizo un contacto con la defensora de Cámaras Marcela De Luca, quien tras el agotamiento del anterior sistema penal conclusional, quedó afectada a los otros fueros del sistema judicial.
Este viernes se realizó una audiencia de constitución de querellante, en la que De Luca pidió la participación en el proceso de una hermana de Jésica en representación de sus hijos menores. La fiscal Marisol Fabbro no se opuso. En cambio mostró reparos la defensora de Saucedo, Adriana Lucero, en suplencia de su par Marianela Diponte. Pero la jueza María Trinidad Chiabrera echó mano al articulado del código en el que se reconoce el derecho y se permite que diferentes organismos puedan representar a las víctimas en un proceso.
Con esta decisión, De Luca deberá presentar acusación en un plazo de 60 días. La Fiscalía ya hizo lo propio en agosto del año pasado, cuando pidió una pena de prisión perpetua por homicidio calificado por el vínculo y por femicidio. Finalizado el planteo de partes, tendrá lugar la audiencia preliminar previa al juicio oral.
Un derecho reconocido
María contó que llegaron a De Luca a pedirles el favor de que los representara “porque ya no sabíamos más qué hacer”. La mayor de las hijas de Jésica empezó primer año del secundario. El niño del medio tiene 11 años y está en sexto grado, mientras que la más pequeña tiene 2 años. “Ella es la que más afectada, sufre porque él es su papá. Ella perdió a su mamá y a su papá. Siempre digo que no voy por una condena para que esté preso mil años, porque a ella no la recupera nadie, pero sí que ellos puedan salir a la calle”. Reclaman que Saucedo esté un par de años preso porque temen que el niño quiera hacer justicia por su madre. “Era lo único que tenía”, explicó la tía del menor. “Habiendo justicia también le reparamos el corazón de ellos”, concluyó.
Las hermanas de Jésica formaron la organización “Mujeres en Lucha Barrio Emaús”, en la que buscan contener y ayudar a las mujeres del lugar y contrarrestar la violencia de género que las rodea.