Un fiscal elevó a juicio la segunda parte de la causa por el “robo del siglo” al Banco Río de Acassuso, que ocurrió el 13 de enero de 2006. En esta etapa se juzgará a Gastón De la Torre, hijo de uno de los principales acusados, imputado de haber participado en la planificación del hecho y de haber escondido unos 900.000 dólares del botín.
El requerimiento de elevación a juicio –al que tuvo acceso la agencia Télam–, fue presentado por el fiscal de Martínez, Gastón Garbus, quien será uno de los representantes del Ministerio Público que además actuará en el primer debate por el caso que se iniciará el próximo 15 de febrero.
Garbus acusa a Gastón De la Torre, de 33 años –hijo de Alberto De la Torre, primer detenido por el caso– de los delitos de “robo doblemente calificado por el uso de armas y por ser cometido en lugar poblado y banda, privación ilegal de la libertad agravada, tenencia ilegal de arma de guerra y encubrimientos reiterados”.
Los otros dos imputados en este requerimiento son el primo de Gastón De la Torre, Christian Edgardo Lemos, de 33 años, y su esposa Patricia Romina Sosa, de 26 años, ambos acusados de encubrimiento agravado, por tratar de huir con parte del botín.
Las pruebas clave contra estos tres imputados surgieron en el allanamiento que el 18 de febrero de 2006 –un mes después del robo–, la Policía bonaerense realizó en un domicilio de la familia De la Torre ubicado en Portela 56 del barrio porteño de Flores, donde se recuperó una parte del botín, unos 900.000 dólares.
Según el requerimiento, la mayor parte del dinero, 678.850 dólares, fue encontrada oculta en 13 envoltorios plásticos dentro de una mochila de cuero.
También había ocho fajos con 78.900 pesos, una cartera de cuero marrón con 28.700 euros y una bolsa de nylon con 54 monedas antiguas de distintos tipos, 33 relojes pulsera –Rólex, Orient, Omega y Cartier, entre otras marcas–, y gran cantidad de joyas.
A partir de ese allanamiento, los investigadores descubrieron que De la Torre hijo tenía una caja de seguridad en la sucursal Plaza Miserere del Banco Provincia, donde se secuestraron 55.728 dólares, 1.470 euros y 36.165 pesos.
En el caso de Lemos y su esposa Sosa, por entonces embarazada, fueron detenidos porque en el momento del allanamiento se retiraron de la casa de su primo a paso apresurado en forma sospechosa.
Al revisarles un bolso amarillo con ropa de bebé, los policías les encontraron tres paquetes armados con hojas de diario envueltos en nylon con 16 fajos de billetes con un total de 158.700 dólares.
Si bien la pareja dijo en su descargo que desconocía la existencia de ese dinero y que se lo habían colocado en lo de De la Torre, el fiscal Garbus sostiene que sabían su procedencia ilícita y trataron de sacarlo de la casa ante el procedimiento y por ello les imputa el delito de encubrimiento agravado.
En el caso de De la Torre, el fiscal va más allá y lo considera coautor del robo ya que, según señala el requerimiento, “conocía sin dudas el origen de los bienes que luego fueran secuestrados en su domicilio; ello, está claro, en razón de su participación en la ideación y preparación del ilícito que hoy se investiga”.
La rubia
Garbus también tomó como elementos incriminatorios el hallazgo en su domicilio de Flores de “una escopeta marca Browning 2000 de similares características a la descripta por las víctimas” que, según la investigación, portaba su padre durante el robo, y “una colita de pelo color rubio” como el de la peluca del delincuente que dentro del banco se hacía llamar Susana.
Si bien en un principio se creyó que el delincuente de la peluca rubia era De la Torre hijo, los fiscales de San Isidro que investigaron el caso luego determinaron que era Fernando Araujo, otro de los imputados.
De la Torre fue detenido por el caso el 21 de mayo del año pasado, luego de que la Cámara de Casación bonaerense le diera la razón a los fiscales en cuanto a su reiterado pedido de captura como coautor del robo, algo que había sido rechazado sistemáticamente por el juez de San Isidro Rafael Sal Lari.
Sin embargo, De la Torre hijo recuperó su libertad a los seis días y ni él ni los otros dos imputados de este requerimiento, Lemos y Sosa, llegarán a estar en el banquillo de los acusados en el primer juicio oral que comienza el 15 de febrero. En ese denominado “robo del siglo”, cometido el 13 de enero de 2006, una banda robó al menos ocho millones de dólares, tomó rehenes, dejó un mensaje de burla y escapó en bote por un desagüe a pesar de estar rodeada por un cerco de más de 200 policías.
“Soy un rehén del fiscal”, dijo el Uruguayo
Luis Mario Vitette Sellanes, conocido como el Uruguayo, quien hace cuatro años fue señalado como el líder de la banda que robó el banco Río de Acassuso, es el único de los imputados que por ahora no será sometido a ningún juicio oral, ya que no se pudo probar que fuera el “hombre de traje gris” que durante el asalto negociaba con la Policía.
“Yo niego rotundamente mi participación en los hechos. No soy el hombre de traje gris y sigo vinculado a esta causa porque soy un rehén del fiscal (general de San Isidro, Julio) Novo”, afirmó Sellanes en una entrevista telefónica con la agencia de noticias Télam desde el penal de Marcos Paz.
El Uruguayo, que está preso porque cometió un robo mientras gozaba de salidas transitorias en esta causa, afirma que el 13 de enero de 2006, cuando se cometió el cinematográfico asalto, estaba desde hacía unos diez días en su país porque fue “a ceder los derechos de una empresa de aparatos cardiológicos a la que representaba en Sudamérica”.
Sellanes aportó pruebas de este viaje, pero para los fiscales él regresó para cometer el robo y luego volvió al país vecino, donde se probó que el 18 de enero de ese mismo año se compró un auto Hyundai a 40 mil pesos en efectivo.
El imputado sostiene que no pueden juzgarlo porque sus abogados, Diego Storto y Nancy Lires, derribaron cada una de las pruebas acumuladas por los fiscales que trabajaron en el caso.
Una de ellas fue un mapeo de seguimiento satelital a través del cual se determinó que desde tres meses antes del robo, su camioneta Ford EcoEsport merodeó el banco.
Pero Sellanes asegura que “a seis cuadras de la entidad, frente a la estación de Acassuso, tenía una empresa de informática a la que iba todos los días, era asiduo concurrente del complejo Perú Beach y de un restaurante de comidas uruguayas de la zona”.
El Uruguayo asegura que de los cuatro hombres acusados de robar el banco sólo conoce a Alberto De la Torre, pero según el mismo mapeo su camioneta estuvo en los domicilios de los otros imputados antes del robo.
Otra de las pruebas es que en un allanamiento en la casa del acusado, se secuestró un CD con fotos en la que Sellanes vestía un traje gris y tenía un bigote igual al de uno de los cinco ladrones que entraron al banco. Los fiscales dicen que se estaba probando la ropa para el robo, pero él asegura que esas imágenes “eran viejas”.
“Yo no me estaba probando ningún traje. Era uno que usaba siempre y en alguna época tenía también ese bigote. Esas pruebas fueron descartadas”, remarcó.
De hecho, el juez de Garantías de San Isidro, Rafael Sal Lari, lo mantiene en la causa con una “falta de mérito” porque siempre consideró que las pruebas reunidas no eran suficientes para enviarlo a juicio oral y por años mantuvo una pelea con los fiscales por sostener esa postura.
La resolución de Sal Lari de no enviar a juicio a Sellanes también fue confirmada por la Cámara de San Isidro y desde hace dos años está pendiente de resolución una apelación ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense.