Un hombre de 33 años acusado de hackear la cuenta bancaria de una empresa de refrigeración de zona sur y realizar al menos 6 transferencias por una suma superior a los 500 mil pesos fue procesado por el delito de defraudación mediante manipulación informática, en calidad de autor. El caso salió a la luz luego que la firma denunció la maniobra, que activó una compleja investigación. Actualmente la causa cuenta con 14 personas indagadas y el procesamiento firme del principal sospechoso dictado por el Juzgado de Instrucción de la 13ª Nominación, que además dispuso el embargo de sus bienes por la suma de 750 mil pesos.
La cuenta bancaria pertenecía a la firma JyR Capello y se encontraba registrada en un banco privado de la ciudad. Entre el 14 y el 18 de febrero de 2011, la empresa –que se dedica a la comercialización de refrigeradores para vehículos de gran porte– tomó conocimiento que su cuenta bancaria había sido vaciada mediante transferencias electrónicas por una suma de 520 mil pesos. El rojo en la cuenta llamó la atención de la entidad crediticia, que anotició a los dueños de la firma, quienes a su vez radicaron la denuncia ante el Juzgado de Instrucción de la 13ª Nominación.
La investigación fue asignada a la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y el magistrado dispuso la inmovilización de la cuenta a la vez que solicitó los datos de las ocho transferencias realizadas por vía electrónica, dos de las cuales no lograron concretarse. El modus operandi consistía en realizar la transferencia a través de internet a otro banco privado cuyas sucursales se encontraban en Rosario, Villa Gobernador Gálvez, Santa Fe y Capital Federal a nombre de distintas personas y ese dinero luego era retirado por ventanilla.
La pesquisa logró la detención del primer sospechoso a principios de marzo del año pasado, cuando el hombre se presentó en un banco del barrio de Echesortu a retirar una de las sumas de dinero transferidas. A ello se sumó la información brindada por el banco donde estaba la cuenta y por la firma que realizó las transferencias interbancarias, que brindó los dominios IP de las computadoras utilizadas. Estos datos derivaron en una serie de allanamientos y detenciones.
El hacker
Si bien la mayoría de las IP utilizadas estaba enmascarada (pertenecía a lugares de uso público o de sitios wi-fi), una de ellas brindó un domicilio ubicado en inmediaciones de Tucumán y avenida Francia, que fue allanado a fines de marzo de 2011. En el lugar se secuestraron distintos elementos, entre ellos una computadora, y se detuvo a Pablo M., quien se había desempeñado en el ejército y actualmente era especialista en seguridad informática.
La computadora secuestrada fue peritada y brindó datos importantes para la causa. La maquina contenía programas idóneos para realizar hackeos de todo tipo y otros que permitían enviar correos masivos sin detectar la IP, capturar pantallas de correo electrónico y facebook con sus contraseñas, troyanos para robar contraseñas y wi-fi y para cambiar la IP, para crear virus y páginas falsas de bancos. También encontraron contraseñas de diferentes cuentas entre las que figuraba la de la empresa perjudicada, refirió una fuente judicial
Luego de una extensa instrucción, el juez Gustavo Pérez de Urrechu dispuso el procesamiento de Pablo M. por el delito de defraudación mediante manipulación informática en 6 hechos y dos tentativas en calidad de autor. Fuentes judiciales refirieron que esta investigación no habría sido posible sin el trabajo del personal de TOE y el empeño de la gente que al momento del hecho estaba a cargo de pericias informáticas de la Unidad Regional II.