En la mañana de ayer comenzó el juicio oral y público un a hombre que a mediados de 2014 amenazó con tirarse al vacío desde la terraza de un edificio, a una altura de dos pisos por encima del décimo, con su hija de 3 años en brazos. El delito por el que se lo acusa es abandono de persona agravado por el vínculo, amenazas coactivas y desobediencia a la orden de cese de hostigamiento. La Fiscalía pidió una condena efectiva de 6 años; en tanto que la querella, representada por la madre de la niña y el Centro de Asistencia Judicial (CAJ), pidió 7 años de cárcel. La defensa del imputado cuestionó la acusación alegando que no están dados los requisitos para la figura de “abandono de persona”, ya que la menor “nunca se separó de los brazos de su padre”.
El tribunal lo integran los jueces Patricia Billota, Juan Carlos Leiva y Javier Beltramone, quienes escucharon a los testigos que se presentaron en la jornada, entre ellos el de Aurora, la propia madre de la niña.
El hecho por el que se lo acusa al hombre ocurrió el 21 de junio de 2014, cuando César F. envió una serie de mensajes a su ex pareja, de quien se había separado hacía ya dos años, amenazándola con que se hiciera presente en su departamento de Italia al 900 o de lo contrario se arrojaría desde la terraza del edificio con la hija de ambos, de 3 años de edad. Cuando la mujer llegó al lugar, acompañada de personal policial, encontró a César F. al borde de la cornisa de la sala de máquinas del edificio con la menor en brazos.
Tras un dispositivo conjunto entre la Policía, Bomberos y personal de la Tropa de Operaciones Especiales lograron rescatar a la pequeña después de haber permanecido más de tres horas en vilo, en las que el hombre varias veces amagó con arrojarse al vacío. Finalmente reducido, César F. fue trasladado a un hospital neuropsiquiátrico.
Por su parte, la madre de la niña, tras recibir asesoramiento por parte del CAJ, se constituyó como querellante de la causa en febrero del año pasado. Ayer, ella y otros testigos –durante el proceso serán 19– declararon tras los alegatos de la querella y la defensa durante la primera jornada del juicio oral, que continuará hoy.
Crónica al borde del siniestro
El sábado 21 de junio de 2014 Argentina enfrentaba su segundo partido en el Mundial de Fútbol que se celebró en Brasil, contra la selección de Irán. Ese mismo día, pero unas horas antes, Aurora vivía una agonía cuando la vida de su hija peligró en manos de su ex pareja. Esa mañana, Aurora estaba trabajando en el consultorio donde ejercía como psicóloga cuando al revisar el celular se encontró con una serie de mensajes amenazantes que provenían del padre de su hija, quien estaba con la menor en ese momento y de quien se había separado en 2011 debido a diversos maltratos hacia ella.
“El mensaje que me asustó fue uno que decía que vaya al garaje frente a su casa y que mire para arriba porque se estaba por arrojar con la nena para ver a sus abuelos (muertos)”, relató Aurora frente al tribunal y ante la presencia de su ex pareja –a quien el jurado no permitió salir de la sala– al describir los acontecimientos de esa fatídica tarde.
“Comencé a correr, no sabía qué hacer”, prosiguió. Según el relato, Aurora se dirigió hasta la comisaría 2ª, ubicada en Paraguay y San Juan, donde pidió ayuda al personal presente, mientras mantenía una comunicación telefónica con su ex pareja. Le acercó el celular al comisario y éste de inmediato la acompañó hasta el edificio de Italia al 900 donde César F. se encontraba con la menor, ya que la fecha coincidía con el día establecido en el régimen de visitas.
“Ábrannos, es una urgencia”, gritaba Aurora en la puerta del edificio de una calle desolada tras las expectativas del partido del Mundial. Luego de insistir, un vecino les facilitó el ingreso y al llegar a la terraza la mujer encontró a su ex pareja sosteniendo de las extremidades a su hija, al borde del precipicio. “Miré y César tenía a mi hija en el aire, la flameaba hacia el vacío”, contó Aurora ahogada por las lágrimas.
Las horas pasaban y, siempre según el relato de la mujer, la niña gritaba y el hombre también, al tiempo que pedía por su ex pareja. “¿No querés, hijita, que volemos a donde están los abuelitos?”, dicen los testigos que gritaba el hombre, mientras sostenía a su hija de tres años de sus extremidades y la balanceaba sobre el vacío de una cornisa que estaba a 12 pisos de altura.
“Temía que se resbalara, que se maree, que logre matar a la nena”, continuó Aurora, quien dijo padecer la agonía por más de tres horas.
Cuando personal de Bomberos y de las Tropas de Operaciones Especiales se hizo presente en el lugar, el sigilo empezó a vislumbrar su fin. A pedido de los profesionales, la mujer fingió descompensarse para captar la atención de su ex pareja, mientras le prometía que lo perdonaba y que iban a volver a estar juntos. “Tenía que lograr que César saque los pies del vacío, que la saque del aire y la ponga sobre la terraza”, explicó Aurora.
Apenas el hombre se volteó, los bomberos zapadores actuaron de inmediato y tomaron a la nena en brazos para regresarla con su madre, quien describió que la menor “estaba helada, temblaba y siguió temblando por horas”.
Luego de este episodio, Aurora no volvió a tener relación con su ex pareja, a quien calificó de violento y mentiroso. “Siempre me dijo que me iba a «hacer cagar» todo lo que yo amaba”, confesó.
Durante el juicio declararon también otros tres testigos, entre ellos un reportero gráfico que entonces revistaba en este diario, un comisario y un bombero, quienes dieron cuenta de lo ocurrido y aportaron detalles del hecho.