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A la calle por la libertad del faso

Unas 3.500 personas marcharon de la plaza San Martín al Monumento en reclamo por la despenalización del consumo de marihuana. Dicen que cada vez son más los que salen a pedir que se termine la “criminalización” y “persecución” sin sentido.

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La Marcha Mundial por la despenalización de la Marihuana se celebra desde 1999 en más de 200 ciudades de todo el mundo, el primer fin de semana de cada mes de mayo. En Argentina, ese encuentro se realiza en forma ininterrumpida desde 2006. Y por supuesto Rosario no está al margen. Más de 3.500 personas se congregaron ayer en la plaza San Martín para caminar por el centro y hasta el Parque Nacional a la Bandera, frente al Monumento, con el fin de hacerse oír. En el encuentro se desplegaron actividades informativas, culturales y se presentaron bandas que actuaron en vivo.

El sol le prestó el hombro al día, y entre las miles de personas que fueron a apoyar la causa, la frutilla del postre se la llevó una planta de marihuana viviente que bailaba al compás de la música reggae, siempre con los tallos arriba. El mate fue el gran compañero de la tarde de los autoconvocados. Muchos de ellos fueron secundados por sus perros: incluso uno de los manifestantes llegó con un salchicha con pelo, raza poco vista en la ciudad. A la par, claro está, no faltó la venta de tortas, galletas, bebidas calientes y frías elaboradas con la famosa planta como insumo y hasta remeras con estampas con un lema que encajaba perfecto con el motivo del encuentro: “Haz un churro, no la guerra”.

En esta octava marcha, se volvieron a plantear las consignas que ya son un clásico cada año. Y se hicieron escuchar con fuerza durante la singular procesión: el “tratamiento inmediato de los proyectos de modificación de la ley 23.737” de estupefacientes, la “discriminalización del cultivo para consumo personal”, el “respeto a las libertades individuales y actos privados”, el “reconocimiento de los usos terapéuticos e industriales del cáñamo”, la “formalización de las asociaciones cannábicas y clubes de cultivo” y la “regulación del cultivo del cáñamo industrial”, precisaron desde la Asociación Rosarina de Estudios Culturales ( Arec), ONG que promocionó la actividad.

Ignacio Canabal, titular de Arec, explicó que el Estado es el que tendría que producir el cannabis y el encargado de controlar la calidad, el precio, quiénes y cómo la distribuyen. “Si pasara esto, sería un gran golpe al narcotráfico porque lo desfinanciaría, ya que el 50 por ciento del dinero del narcotráfico es el cannabis. Nuestro sueño sería que se comience una regulación en relación con la plantación y cultivo de marihuana, como (comienza a debatirse) en Uruguay, regulada por el Estado”, subrayó.

“Uno de los grandes ejes es luchar contra el narcotráfico con medidas efectivas; no pedimos más policías, ni leyes más duras, sino que haya regulación para atacar al narcotráfico. Planteamos pacíficamente y con proyectos específicos, el cambio de la ley de Drogas, y hay una gran parte de la sociedad que está interesada en esta temática”, destacó luego Canabal.

Candelaria fue una de las tantas personas que se sumó a la marcha, es estudiante y también trabaja, y contó que desde hace dos años consume marihuana periódicamente. “La probé porque mis hermanos también consumen, te relaja y es un deleite para el alma”, remató la joven.

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