El cortometraje llevó como título “El experimento del Dr. Von Kraussen”, ese video de algunos minutos llevó a niños y jóvenes a pensar una idea, escribir un guión, alistar cámaras, luces y pensar y preparar la escenografía de los sets de filmación. Así se logró algo impensado en la barriada de Ludueña.
Desde 2008, más de 2.000 alumnos de la Escuela de Experimentación en Cine y Fotografía se proponen ser los actores, directores y fotógrafos de sus propias historias colectivas desde otra perspectiva. Son pibes y pibas de barrios en situación de vulnerabilidad social.
Los encuentros permiten a los alumnos investigar y producir para crear cortometrajes y ensayos fotográficos. Allí, la palabra, la imagen y el sonido se convierten en testimonios clave resignificando la memoria social y colectiva.
La escuela, dependiente del Programa Ceroveinticinco de la Secretaría de Cultura y Educación municipal, utiliza los lenguajes cinematográfico y fotográfico como herramientas de conocimiento para aprender y crear a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Esta experiencia permite la práctica de derechos y valores como el trabajo en equipo, el respeto por la diversidad, la convivencia, la cooperación y la equidad de género. De este modo, se pretende lograr una inclusión múltiple: digital, sociocultural y educativa.
¡Acción!
Este espacio de creación y aprendizaje es coordinado por Andrés Nicolás, quien recordó que todo esto se inició “con el objetivo de generar espacios educativos de formación y producción de los lenguajes audiovisual y fotográfico, dirigidos a niños, niñas y jóvenes”.
Las actividades comenzaron en 2008 en el Centro Municipal Distrito Noroeste, desarrollando a su vez acciones con escuelas y centros culturales de la zona. “Allí nos convocan a Federico Tinivella y a mí. Federico daba talleres de fotos en distintos barrios y yo de cine y realización audiovisual, entonces juntamos estas experiencias y allí nació la Escuela de Experimentación en Cine y Fotografía (EECyF)”, recordó Nicolás.
Al principio, estaba dirigida a un público joven, con otro formato. Con el paso del tiempo se expandió la experiencia a otros espacios del distrito y la Escuela fue creciendo. Este año, la propuesta es aún mayor y se extiende por toda la ciudad, con 21 talleres gratuitos en los 6 distritos.
“Los talleres surgen con la necesidad de crear espacios educativos en torno al lenguaje audiovisual y fotográfico y diría que lo que se pone en juego es el lenguaje de la imagen, y también tenemos un objetivo que es de inclusión socio cultural”, asegura, y menciona: “Por eso la escuela nace en los barrios periféricos, trabajando con una población de alta vulnerabilidad social. Y la mayoría de los talleres se dictan en los Centros de Convivencia Barrial o en Centros de Salud, aprovechando la infraestructura social con la que cuenta el municipio”.
El trabajo en la escuela no se limita solamente al taller de cine y fotografía, “Es mucho más amplia”, dice y detalla: “Nosotros tenemos unos dispositivos muy fuertes, por ejemplo el libro Destellos que es una publicación gráfica anual, que sacamos en conjunto con la Editorial Municipal. Es un libro de fotografía con la producción de nuestros alumnos, que se vende en librerías. Los primeros libros salieron para compartír con los chicos, para que ellos regalen a sus escuelas, familiares”, rememora.
“Después tenemos DeCartónTV, que es una propuesta de televisión participativa que invita a los alumnos a introducirse en el universo del lenguaje audiovisual a través de la producción de contenidos televisivos”, menciona Nicolás, y agrega: “Las producciones realizadas en los talleres se organizan en una serie web, en capítulos de 9 minutos, disponible en YouTube”.
En la escuela organizan a los asistentes en dos grupos etarios, niños y niñas de 9 a 13 años y jóvenes de 14 a 18 años. “No tenemos un plan de estudio”, asegura el coordinador de la Escuela y explica que en cada encuentro se busca habilitar experiencias y significados con la imagen y que los alumnos recuperen la capacidad de asombro frente a ellas. A la vez, la intención es generar trabajos colectivos, de ahí la creación de dispositivos como Destellos o DeCartónTV.
Y es en esos encuentros donde se ponen en juego la significación, la experiencia. Para graficar esos momentos, Nicolás remarca: “Nosotros le damos importancia a lo digital y por eso nos importa lo analógico, vamos por un retorno a lo analógico. Y esto es porque hoy por hoy, hay tanta imagen digital dando vuelta que tratamos de parar un poco la pelota y reflexionar sobre cómo se genera una imagen. Y empezamos a hacer cajitas, lo que se llama cámaras estenopeicas”.
Estas cámaras caseras las realizan sin el uso de lentes. Y las construyen con cajas de cartón o latas de leche en polvo con un pequeño agujero, por el que se deja entrar los rayos luminosos que incidirán sobre el papel o película fotográfica. Además, montan laboratorios para que los chicos puedan revelar sus trabajos y hacen proyectores con una caja de cartón.
Sin efectos digitales, volver a lo analógico
«Nosotros decimos que, hoy por hoy es posible sacar una foto desde un satélite o del interior del cuerpo humano, pero también es posible sacar una foto con una caja de leche en polvo. Y allí apuntamos a reflexionar y a recuperar la cuestión artesanal, por eso también en DeCartónTV no usamos efectos digitales, para volver sobre los analógico, para que hagan los títulos con cartón, temperas», dice el coordinador de la Escuela.
Se busca que los efectos digitales sean los viejos trucos de Georges Méliès, de principios del siglo pasado, y uno de los primeros maestros de efectos especiales, «para que ellos después puedan hacer ese proceso y saber como se hacen las cosas. También está bueno que con un software puedan hacer un rayo láser, pero primero queremos que lo hagan con cartón, para que reflexionen sobre los orígenes», agrega Andrés Nicolás.
Relata el docente que todo funciona como un gran «rizoma», pensando en aquello que el filósofo francés Gilles Deleuze llamó una «imagen de pensamiento», o de la botánica donde los brotes de una planta pueden ramificarse hacia cualquier lado, «y no como secuencias didácticas», dice y continúa con su reflexión: «Podemos hacer cosas simultáneas, podemos hacer un laboratorio de fotografía y en otra clase saltar a producción audiovisual.
En la filmación de una escena el chico aprende lo que es una escena, un plano, una toma, la escala de plano y los contenidos se van dando a partir de la creación y la experimentación.»
«En todos los trabajos que realizamos buscamos no imponer una mirada adulta a los niños sobre el territorio, sino entrar en diálogo con la mirada que tiene el niño sobre el mundo, sobre el territorio y trabajamos fuertemente sobre la poética de lo fantástico y también sobre la poética de lo documental», fundamenta Nicolás, que mientras habla deja trascender su entusiasmo.
Así trabajan, esto producen
La Escuela de Experimentación en Cine y Fotografía cuenta con un equipo de coordinación que se ocupa de establecer las prioridades, objetivos y las finalidades del proyecto; administrar los recursos humanos y materiales, organizar los espacios territoriales; producir recursos didácticos y generar espacios de intercambio y experiencias con el equipo docente, que está integrado por nueve profesionales del cine y la fotografía que se encargan de coordinar los 21 espacios establecidos en instituciones del municipio: centros de convivencia barrial, de Salud y Centros Municipales de Distrito.
La metodología aplicada es la de taller, modalidad de trabajo donde prima el diálogo entre pares, la producción creativa y el trabajo grupal. El desarrollo de las actividades que llevan adelante responde a los objetivos anuales que se propone el equipo de coordinación. Los dispositivos pedagógicos aplicados unifican los contenidos desarrollados en los diversos espacios.
Se realizan actividades transversales con un alto componente creativo enfocadas en integrar a jóvenes de distintos barrios de la ciudad en un mismo espacio produciendo contenidos audiovisuales y fotográficos.