El eximio guitarrista riojano Nicolás “Colacho” Brizuela, uno de los más representativos laderos de Mercedes Sosa, falleció este sábado en un sanatorio porteño a los 70 años.
El músico se encontraba internado desde febrero en el Sanatorio Güemes a causa de un cáncer de riñón, según informaron a Télam allegados a Brizuela.
El sonido del guitarrista fue una referencia en el universo de la enorme Mercedes a quien acompañó desde principios de los años 70 y hasta 2004, con intermitencias.
En 1977 grabaron juntos el álbum Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui, que consolidó la proyección de la tucumana como cantora y de la del riojano como su principal ladero en el escenario.
En el entorno de “Colacho” aseguran que la muerte de la vocalista tucumana fue un golpe muy duro pese a que ya llevaban tiempo sin compartir músicas. «Para mí su muerte fue terrible. Porque viví más con ella que con mis padres, mis hermanas o, incluso, mis hijas ¿Sabés lo lindo que es cuando puede darse un romance musical y de amistad como el que tuvimos?», le dijo Brizuela a Télam en octubre pasado.
En esa misma charla motivada por los 10 años del deceso de Sosa, apuntó que «la música de Mercedes, conceptualmente, se pensaba en función de su voz y de la guitarra. Todos los demás instrumentos, de algún modo, estaban a nuestro servicio. Por eso se conformó con nosotros una relación fraternal. La conocí muy chica y me sentía de su familia».
Más allá de ese lazo, la historia del artista y su instrumento comenzó tempranamente, a sus 8 años junto dos hermanos guitarristas con los que no solamente aprendió folclore sino que también se aproximó al tango.
Y fue entre esos dos géneros nativos que el intérprete desplegó un estilo personal y notable que dejó su huella sensible e inspirada por escenarios del mundo.
Dentro del tango integró el grupo de Rubén Juárez, tocó con Raúl Garello, Roberto Grela y el Palermo Trío, tuvo un dúo con el bandoneonista Rodolfo Mederos y en 2012 publicó el álbum Tango 12 al frente de un cuarteto de guitarras y contrabajo.
En la escena folclórica tocó junto a Daniel Toro, Víctor Heredia, Los Hermanos Albarracín, Horacio Guarany, Ginamaría Hidalgo, Teresa Parodi, Julia Zenko, Ariel Ramírez, Dino Saluzzi, Los Fronterizos y Oscar Cardozo Ocampo.
Su andar por el folclore incluyó hacia 1961 el logro de un premio Revelación en el Festival Nacional de Cosquín como parte del trío con guitarras Tres para el Folclore.
Pero la diáfana ductilidad de su toque también tendió puentes con otras melodías como las propuestas por Fito Páez y Carlos Franzetti y hasta registró su devoción por el pianista norteamericano de jazz Bill Evans en el disco propio Nos volveremos a ver (2010).
Las búsquedas estéticas del exquisito músico lo llevaron, incluso a empezar a tocar el stick: “Me puse a estudiarlo en serio y me da mucha alegría hacerlo porque permite hacer cosas maravillosas. Es un instrumento muy especial: son dos guitarras en una. Es el mejor invento de los últimos tiempos”, reveló años atrás.
Enterado del deceso de Brizuela, su colega Juan Falú dijo a Télam: «Colacho marcó rumbos en la historia de la guitarra nacional, marcó un camino singular en ese rol de la guitarra al lado del cantor y me cuesta decir la guitarra acompañante porque era la guitarra de un músico al lado de un gran canto como el de Mercedes».
“Pero yo pienso –insistió Falú- que su mundo musical trascendía esa función que lo hizo conocido y reconocido”.
El guitarrista tucumano expresó también: “Me sumo a la tristeza del mundo que ama a la música nuestra y del universo guitarrístico al que pertenezco. Y sumo mi abrazo y mi despedida representando también a Guitarras del Mundo”.