La noticia fue dada en redes sociales por su familia y su colega Michael Imperioli, quien compartió elenco tanto en la aclamada serie de HBO como en Buenos muchachos, la brillante película de gángster rodada por Martin Scorsesse.
La vida de Sirico, al menos en sus comienzos, pareciera haber inspirado varios de los papales que más tarde le tocó interpretar. Hijo de inmigrantes italianos, nació en Brooklyn y desde muy joven se asoció al hampa, al punto de haber sido arrestado 28 veces. Además, se lo ha vinculado como miembro del clan Colombo, una de las familias más relevantes de la mafia estadounidense.
«En ese tiempo no pensaba bien. Así que me relacioné con estos tipos y, de repente, era artista del asalto. Asalté todos los clubes nocturnos de Nueva York», reconoció en una entrevista con LA Times en 1990, citada por la publicación de espectáculos Variety.
«Tengo que admitir que me siento raro cuando alguien me ve y me pide un autógrafo. Creo que es esa vieja culpa. Tal vez siento que no merezco la atención», agregó.
Esa culpa y búsqueda de redención es algo que se lleva adelante en Los Soprano y el gran tema de la filmografía de Scorsesse, primer gran director que lo citó a Sirico.
Tras haber debutado en 1974 en el drama mafioso Crazy Joe, de Carlo Lizzani, tuvo participaciones menores en series como Kojak o películas como Violencia Callejera, de John Flynn, del mismo modo que The Galucci Brothers, de Murray Magder, en la cual tuvo su primer rol coprotagónico.
A partir de ese momento, sus colaboraciones fueron en ascenso, con películas de Woody Allen como Poderosa Afrodita, Balas sobre Nueva York y Café Society. Pero la fama mundial le llegó con el papel de Pauli, aunque Sirico había audiciondo para el de Corrado Soprano, más conocido como Uncle Jun, el tío de Tony Soprano, rol que finalmente quedó en manos de un sobresaliente Dominic Chianese.
El personaje de Gualtiere le aportaba esa cuota de humor que el grupo de pandilleros necesitaba para digerir la violencia en la que estaban sumergidos. Quedará en la memoria la escena en la que entra a una moderna cadena de café e, indignado por la herejía para con sus raíces italianas, se roba una cafetera Volturno.
«Me duele decir que mi querido amigo, colega y compañero en el crimen, el gran Tony Sirico, falleció hoy. Tony era era tan duro, leal y de gran corazón como nadie que haya conocido. Estuve a su lado en muchas cosas: en las buenas y en las malas. Y nos reímos mucho», escribió Imperioli en su cuenta de Instagram.
Según la publicación, al actor le sobreviven sus dos hijos, Joanne Sirico Bello y Richard Sirico, así como nietos, hermanos, sobrinas, sobrinos y otros parientes.