Una noticia trascendió y finalmente se confirmó en las últimas horas: a los 83 años murió Heleno, el icónico cantante calvo a lo Yul Brynner, creador de “La chica de la boutique”, uno de los mayores clásicos de los años 70.
Nacido como Miguel Ángel Espinosa, aunque conocido mundialmente como Heleno, el cantante falleció después de estar alejado de los medios y los escenarios por más de una década, tras haber sufrido un ACV en 2012. Desde ese momento, su voz se apagó para las presentaciones en vivo, pero el recuerdo y sus discos seguían presentes en cada uno de sus seguidores, tanto en las redes como en las radios donde su mayor clásico nunca se dejó de escuchar.
Nacido en 1941, en Buenos Aires, comenzó con la música siendo adolescente. Los bares y clubes nocturnos de la ciudad se convirtieron en su escenario, aunque para poder presentarse, tenía que esquivar la ley. El cantante tenía por entonces apenas 15 años, pero sus rasgos adultos y su físico imponente le abrían las puertas. Bajo los nombres de Darío Coti y luego Cristian, comenzó a labrar su camino en la noche porteña. Fueron doce años de sacrificio, de noches interminables entre luces y humo, buscando su verdadero lugar hasta que finalmente lo encontró.
Al borde de cumplir 30 años, tres periodistas especializados en música presenciaron una de sus actuaciones. El impacto fue inmediato. “Este chico tiene algo único”, se dijeron entre ellos. Y no tardaron en mover los hilos que lo llevarían a RCA de Argentina, donde pasaría su primera prueba profesional. Allí, bajo su nuevo nombre artístico Heleno, la puerta del éxito se abrió de par en par y para siempre hasta convertirse en un verdadero fenómeno y recorrer los escenarios del país y el exterior.
Su gran éxito llegó en 1971, con una canción que marcaría un hito en la música popular argentina. Se trató de “La chica de la boutique, un single que vendió más de 400 mil copias en todo el país, le valió su primer Disco de Oro y encabezó los rankings durante semanas. El tema resonaba en cada esquina, en cada radio, en cada lugar del país y la región. Pero Heleno no se conformó. Siguieron éxitos como “Niña, mujer” y “En un micro”, canciones que nacían de su propia inspiración y conectaban directamente con el corazón de la juventud.
Al final de 1973, Heleno lanzó un tema que rompería todos los moldes: “No son palabritas”, que fue un boom inesperado. En Argentina vendió 120 mil copias, en México otras 200 mil y en el resto de América latina alcanzó la asombrosa cifra de 400 mil copias. El reconocimiento internacional llegó a tal punto que la canción fue traducida y grabada en portugués, francés y alemán, buscando conquistar aún más mercados algo que logró con el paso de los años.
