Cultura

Triste despedida

A los 92 años, murió Sara Facio, fotógrafa y personaje relevante de la cultura argentina

La destacada artista y periodista que fue pareja durante más de 30 años de la siempre recordada escritora María Elena Walsh fue, entre muchos más, la autora del más icónico retrato de Julio Cortázar, que recorrió el mundo


La fotógrafa, periodista y curadora de infinitas muestras y publicaciones, Sara Fucio, personaje relevante de la cultura argentina de poco más del último medio siglo, murió este martes a los 92 años.

Facio, que fue pareja durante más de 30 años de la siempre recordada escritora María Elena Walsh, había nacido en San Isidro el 18 de abril de 1932 y fue una fotógrafa que supo retratar la realidad argentina, a través de la claridad y magia de sus lentes en blanco y negro. Entre muchos más, fue la autora de un icónico retrato de Cortázar y se convirtió con el tiempo en un personaje relevante de la cultura argentina.

“Militante de la fotografía como ella misma se definía, fue faro para las nuevas generaciones de fotógrafas, por su estilo, su formación y por su talento.

Se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953. En 1955 recibió una beca del Gobierno de Francia y residió en París un año. En 1960 se instaló en Buenos Aires y su trabajo profesional se plasmó en retratos, publicidad, reportajes gráficos y escritos para la mayoría de los diarios y revistas de Buenos Aires, Europa y Estados Unidos.

A mediados de los años 50, con una Rolleiflex, Facio descubrió que la fotografía es un arte, un modo de ver, un modo de pensar. Con la misma pasión y libertad, captura a partir de entonces desde acontecimientos históricos de repercusión mundial a detalles de la vida cotidiana en las ciudades, particularmente de su ciudad, Buenos Aires.

Feminista, pionera en actividades reservadas a los varones, como es el fotoperiodismo, ilustra de manera dramática y representativa el regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina luego de 18 años de exilio, momento bautizado como La masacre de Ezeiza, y posteriormente, la muerte del mandatario y su popular sepelio. Como nadie, Facio sintetizó toda la alegría y la tristeza de un pueblo vivida en menos de tres años.

Entre otras muchas creaciones, Sara Facio retrató a las mujeres relevantes de la cultura y a los grandes escritores del llamado boom latinoamericano de los años 60, dándole un rostro a sus palabras.

Facio comenzó su carrera como asistente de la icónica Annemarie Heinrich, fundó la editorial La Azotea y promovió la apertura de la innovadora Fotogalería del Teatro San Martín que aún funciona y recibe las obras de infinidad de artistas.

Entre los puntos fuertes de su carrera se encuentra la famosa foto blanco y negro que tomó de un joven Julio Cortázar mirando a cámara con un cigarrillo en los labios, además de los retratos de Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Pablo Neruda, entre muchos otros.

Captó la intensidad de las calles de Guatemala en los 70, de los hospicios mentales de Buenos Aires, y dio vida a la serie De brujos y hechiceras que incluyó a figuras destacadas como Astor Piazzolla, Roberto Goyeneche, Susana Rinaldi, Juan Manuel Fangio, Rómulo Macció, René Favaloro y Quino.

A lo largo de su carrera, la fotógrafa recibió numerosos premios, expuso en el país y en el extranjero y sus fotografías integran colecciones públicas y privadas de países como la Argentina, de América latina, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia y Japón.

Una película

Sara Facio: haber estado ahí, el primer documental dedicado a una de las más destacadas fotógrafas argentina y dirigido por Cinthia Rajschmir, se estrenó en el Festival Bafici del 2023. El film abarca también cómo Facio realizó retratos de mujeres relevantes de distintos espacios de la cultura y de los grandes escritores del llamado boom latinoamericano de los años 60, dándole un rostro a esas palabras.

La película cuenta con testimonios de quienes acompañaron en su carrera a la artista, además de anécdotas sobre su vida y obra, que incluye haber fotografiado a los referidos escritores como Julio Cortázar o Ernesto Sábato, la crónica en imágenes de los funerales de Perón en 1974, o el hecho de haber creado el área de fotografía del Museo Nacional de Bellas Artes, pionero en América latina, entre muchas otras proezas que pudo concretar a lo largo de toda su carrera.

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