La editorial rosarina A que te juego un cuento lleva tres años publicando historias dedicadas al público infantil en las que propone experiencias literarias divertidas que también invitan al juego. Y no se trata de una editorial más: cada libro, cada cuento, incluye una plantilla de actividades, o un muñeco, o un accesorio que ofrece además del sentarse y disfrutar de la lectura, formar parte, con cuerpo y alma, de esa historia. Ejemplo de ello es Primos en casa (están pasando cosas extrañas), el libro de María Laura Sabatier que narra desde la visión de cinco niños la experiencia de la cuarentena o confinamiento dependiendo de cómo se llame en cada país.
La actriz, directora, narradora y titiritera Adriana Felicia es reconocida en la ciudad por su extensa labor en espectáculos para niños (y algunos para adultos) y desde 2017 su creatividad quería ir más allá. Es por eso que conoció a la ilustradora Elizabeth Aguillon y juntas dieron vida a este nuevo sello editorial infantil.
«Tanto yo que vengo del teatro y títeres y la narración de cuentos como mi socia, que viene de la ilustración y de trabajar mucho con los niños, teníamos esa inquietud fuerte de generar materiales para niños que sean diferentes; poder editar cuentos, escribir algunos que tuvieran que ver con el juego y la lectura, que sea un ida y vuelta», explicó Felicia a El Ciudadano.
A Que Te Juego Un Cuento viene sumando adeptos y entre historias y nuevas propuestas las responsables del sello presentaron vía streaming Primos en casa (están pasando cosas extrañas), para poder ver con ojos de niño la experiencia de la cuarentena. «Este cuento narra pequeñas historias de cinco primos que deben quedarse en casa porque un virus ha generado una pandemia –detalla la contratapa–. Cuatro de ellos viven en Rosario y el quinto vive en Francia. Su casa está en París pero debió mudarse provisoriamente a la casa de sus abuelos en Poitiers. Con mucha ternura revela la realidad que están viviendo los niños a consecuencia del aislamiento social y obligatorio impuesto como medida de prevención y porta herramientas para transitar la extraordinaria situación. No pueden visitar a sus familiares ni amigos, no pueden ir a la plaza, ni a la escuela, pero muestran que siempre se puede estar comunicado con las personas queridas».
Sobre esta situación, Felicia compartió que ante el anuncio de la cuarentena se sintieron paralizadas: «Nos llevó tiempo reestructurarnos, no sabíamos cuánto era ese tiempo, cómo se seguía, qué se podía hacer y qué no, cómo llevar y traer los libros y al final fuimos encontrando la forma, como para todos, tuvimos que reacomodarnos la cabeza y de ahí en más el resto».
La repercusión de estos libros que invitan al juego no se hizo esperar y además de los pedidos realizados y entregados ya tienen en mente nuevas historias de cuarentena para publicar. Incluso se sumaron a las redes sociales para poder estar en contacto con los pequeños lectores cada miércoles y viernes, a las 18, y así amenizar los largos días en casa. Los miércoles realizan presentaciones en vivo vía Instagram con Lucas, un niño que inventa máquinas o juguetes con cartón. En tanto los viernes es el turno de charlas que comparte Felicia con algún escritor amigo del exterior. «Lo de Lucas fue un hermoso hallazgo y los chicos se divierten mucho. Sobre las charlas de los viernes me interesa que sea de otro país para hacer conocer otras voces y lugares», detalló la artista. Incluso, al comienzo de la cuarentena hubo emisiones en vivo en las que Felicia dialogaba con los chicos en línea junto a Julepo, otra de las estrellas de A Que Te Juego Un Cuento ya que las docentes de los niveles iniciales suelen narrar sus historias y hasta suelen tener un Julepo en la salita para que cada día un alumno se lo lleve a casa para seguir jugando. De esa familia están sus amigos Alba, Inspirón y la abuela Julepina, todos disponibles junto a sus respectivos desjulepeadores en las llamadas Cajitas Felices que entrega la editorial.
Tanto Primos en casa como las historias Julepo y los integrantes de su familia forman parte de un largo catálogo de cuentos que ofrece la editorial y por la que Felicia y Aguillon debieron estudiar, investigar paso por paso las etapas de la construcción de un libro y hasta su venta. Ellas aprendieron de maquetación y de encuadernación y, aunque no lo realizan por falta de tiempo y mano de obra, aseguran que su trabajo es artesanal, dado que los muñecos y accesorios que acompañan cada ejemplar se hacen desde la editorial, con la creación y trabajo de Mariela Zarate. También sumaron al equipo a la psicopedagoga Grisel Allegro, quien las asesora a la hora de abarcar un tema y no cometer errores desde el enfoque de las historias. «Queremos hacer las cosas bien y por eso contamos con el trabajo de Grisel, porque nos parece interesante llegar a los chicos a través de un mensaje. No quiero hablar de valores porque me suena a imposición, pero creamos cada texto e historia con el objetivo de que el niño y la niña los reciban con respeto y que sea divertido, porque si no nos divierte a nosotras no puede salir. Somos algo así como tres niñas más», dijo entre risas la titiritera.