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A un año de las elecciones, la esperanza argentina son los goles de Messi en Qatar

Oficialismo y oposición se preparan para enfrentarse con dos concepciones opuestas del Estado, pero con líderes que no cotizan en alza todavía. Las presidenciales de 2023 abrirán el debate de aciertos y errores al cumplirse cuatro décadas desde la recuperación de la democracia

Mientras el gobierno nacional inició ya dos meses atrás la organización de las elecciones generales 2023, las que tendrán como ingrediente un balance de los avances y retrocesos al cumplirse 40 años de la recuperación de la democracia en el país, las dos principales coaliciones, el oficialismo del Frente de Todos y la oposición de Juntos por el Cambio, se preparan para iniciar sus campañas a un año exacto de la convocatoria a las urnas en un clima complejo a nivel político, económico y social.  Al intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, punto de quiebre máximo tras manifestaciones de violencia creciente de expresiones de extrema derecha, se suma un contexto de alta inflación y vulnerabilidad económica nacional con la intervención nuevamente del Fondo Monetario Internacional en el sistema doméstico, en medio de conflictos gremiales y pujas por la distribución del ingreso. La pandemia de coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania con su impacto global completan un mapa en el que otra vez la Selección, con el Mundial de Qatar ya a semanas de su inicio, puede tener impacto: será la puesta en valor político de los goles de Lionel Messi y el rendimiento colectivo del equipo nacional lo que podrá –o no– aportar un poco de distensión.

En la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa, reside buena parte de las esperanzas del oficialismo: ordenar el panorama en un año en el que por primera vez en dos décadas la inflación puede alcanzar los tres dígitos es clave para la coalición gobernante, sea quien termine siendo su candidato o candidata presidencial. ¿Será el propio tigrense en caso de que su figura crezca? ¿Intentará ir por la reelección el presidente Alberto Fernández, quien transita, según distintas encuestas, por el nivel máximo de desaprobación de su gestión? ¿Cristina Fernández buscará un nuevo mandato tras haber trazado el mapa político frentista que permitió al peronismo y sus aliados volver a ser gobierno? ¿Intentará el gobernador Axel Kicillof dar el salto de La Plata a Buenos Aires?

Si las preguntas en el oficialismo están lejos de tener respuesta, la oposición no es diferente. ¿Buscará el ex presidente Mauricio Macri su “segundo tiempo”?  ¿Se plantará la UCR, resurgida por derecha de una fuerte debacle en que es el turno de alguien del radicalismo al frente de la fórmula presidencial? ¿Se gestará un mayor viraje hacia la derecha con acuerdos con los economistas ultraliberales, todavía en ascenso, Javier Milei y José Luis Espert?

En buena parte del electorado de clase media, según lo miden diferentes encuestas, el dato es que son más los rechazos que los apoyos cuando se consulta por diferentes figuras políticas tanto del oficialismo como de la oposición, entre ellos Macri, Cristina y Alberto.  Pero la animadversión pierde contundencia cuando se consulta por otros actores como el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta o el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quienes no esconden sus apetencias presidenciales.

De igual modo, por ahora nada se descarta. En las últimas horas el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, aseguró que el presidente aspira a la reelección y que “no sería una anomalía” que compitiera en una primaria del Frente de Todos. Pero lanzó la sugerencia cuando ni siquiera está confirmado que no se intentará suspender las Paso. Ya dos provincias, Salta y San Juan, emprendieron ese camino, y no harán primarias en sus territorios. Y los gobiernos de Chubut y de Catamarca pueden seguir el mismo camino

Aníbal defendió a la figura presidencial en una respuesta al diputado Máximo Kirchner, quien apeló a una marca histórica del peronismo: acuerdo y consenso, por encima de una competencia. “Para un oficialismo, que su presidente vaya a las Paso con otros competidores es, por lo menos, extraño”, dijo el legislador. Y lo corrigió el ministro: “No tiene nada de malo que un jefe de Estado sienta que esa es la mejor forma de dirimir las diferencias que existen en el propio Frente. No hay que tener miedo a competir”, sostuvo Aníbal Fernández.

En reacción espejo, el gobernador Kicillof volvió a instalar a la vicepresidenta Cristina Fernández como virtual candidata: “Tiene todas las condiciones para ser presidenta”, sostuvo. Y lanzó una recomendación más: “Hay que pasar urgente a la etapa distributiva y mejorar ingresos”.

“Cristina es quien conduce el movimiento político más importante del país”, insistió el más kirchnerista de los mandatarios provinciales, aunque evitó superponerse con Máximo Kirchner: “Obviamente la condición de la candidatura va a estar en sus manos”, apuntó, luego que el diputado aventurara que ella no será parte de la competencia.

Kicillof prefirió, de igual modo, centrarse en la oposición, particularmente en dos de sus figuras: “En 2015, Macri hizo campaña adentro del disfraz de Mickey. Ahora están diciendo lo que piensa: es un momento fantástico”, sostuvo . Y también atendió a su antecesora, María Eugenia Vidal: “Pasó de paloma a halcón, de Heidi a (Margaret) Thatcher».

Y apuntó que la discusión, cuando se vaya aproximando la fecha de las elecciones, será “la derecha o los derechos”.

“En el Frente de Todos no tenemos derecho a distraernos. Por eso creo que es prematuro hablar de candidaturas. Por más que nuestro frente cruja, hay que mostrar para dónde queremos ir y no hay que ser abstracto en esto”, trazó línea Kicillof.

Y como ex jefe del Palacio de Hacienda, pintó también el área de Massa: “Si el crecimiento sigue siendo tan inequitativo, pierde su base de sustento, que es la demanda y el consumo. Si seguís concentrando riqueza a costa de caídas salariales, ¿quién va a comprar? Así se empieza a estrangular el crecimiento”, describió. Y recomendó: “Hay que cortar la inercia del aumento de los precios. El objetivo tiene que ser una recuperación de los ingresos populares”.

Las pulseadas del oficialismo tienen que ver con diferentes concepciones de la gestión. Pero las contradicciones también envuelven a la oposición de Juntos por el Cambio donde permanentemente se tratan de bajar los decibeles al debate interno.

Allí cobra forma la sociedad de Patricia Bullrich con Macri. La ex ministra de Seguridad y titular del PRO tiene ambiciones presidenciales, pero las resigna frente al ex mandatario. “El rol que Mauricio Macri cumpla en 2023 lo va a decidir él”, advirtió, y expresó su “deseo” de que “esté” en la fórmula opositora para 2023.

Por ahora Macri no confirma nada pero aumenta su exposición con su libro “Para qué”, que presentó en La Rural, en el predio del barrio porteño de Palermo. Allí se dieron cita varios pesos pesado de los partidos de la coalición: estuvieron el titular del bloque de diputados de la UCR, Mario Negri; el ex senador Miguel Ángel Pichetto, pata peronista de la alianza; el ex ministro de Transporte Guillermo Dietrich; el ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri, y la ex vicepresidenta de la Nación Gabriela Michetti. Y también Rodríguez Larreta, Vidal y Bullrich.

Bullrich alternó elogios propios con loas a Macri. De ella misma ratificó su candidatura y hasta su victoria: “Me estoy preparando a fondo. Voy a hacer cambios profundos en el país”.  Y a “Mauricio” lo señaló como “un hombre que marcó caminos, liderazgo”.

Sin trazas de su lejano pasado como militante y jefa de una de las expresiones de la Juventud Peronista, Bullrich ahora anticipa que las medidas más duras serán, además, más rápidas: “El gradualismo es una muerte lenta”, advirtió. Pero en la alianza opositora prefieren hablar acotada o genéricamente de una eventual segunda gestión, de la que lo poco que se sugiere es un desmantelamiento del Estado, con venta de empresas públicas, y una reforma laboral y jubilatoria que reinstalaría las lógicas de los años 90, cuando Carlos Menem abrió todos los ámbitos al capital privado.

“Tenemos que dar la batalla. Con esas ideas están equivocados, que sus hijos se los digan. El mundo no se maneja de esta manera. Es el caso más emblemático Aerolíneas. Con esa plata podemos hacer tantas obras. ¿Dónde mierda están las prioridades? A mí no me corren más, ningún progre nos puede correr. Ese discurso progre, cínico, no me lo banco más”, dijo sin pelos en la lengua el propio Macri.

Pero en la coalición prefieren más machacar sobre la gestión actual, de la que describen como “un desbande de su propio partido”, por el recambio de ministros, y en la que “encima no se abordan los problemas reales que atraviesa la gente como la inflación y que la gente no llega a fin de mes”.

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