Diego Recchini/Télam
A días de cumplirse el primer aniversario del doble homicidio de sus padres en el partido bonaerense de Vicente López, por el que la fiscalía pidió que sea sometido a un juicio por jurados como autor de un parricidio, Martín Del Rio pidió su sobreseimiento y, a partir de una huella dactilar, del sitio donde fue hallada el arma homicida y de los beneficios económicos que obtuvo, volvió a plantear que el verdadero asesino pudo ser su hermano.
«Estos meses detenido me hicieron pensar mucho, buscar entender qué pasó, quién quería la muerte de mis padres, quién se beneficiaría con sus muertes y la respuesta Sres. Fiscales, aunque duela es una sola, es Diego Enrique Del Rio quien se benefició con la muerte de ellos», afirmó el imputado de 48 años en referencia a su hermano, un año mayor que él.
El párrafo está incluido en el escrito que su abogada, Mónica Chirivin, presentó hace unos días en oposición al requerimiento de elevación a juicio que el 17 de julio último formularon los tres fiscales de la causa, Martín Gómez, Alejandro Musso y Marcela Semería.
La defensora volvió a cuestionar toda la investigación de los fiscales a cargo del caso, a quienes acusó de exponer «una versión errada y antojadiza de los hechos», de ser «amos y señores» de la prueba y de estar «ensañados en incriminar» a su cliente, e incluso comparó la instrucción con la del «caso María Marta García Belsunce» donde, recordó, «no hay ningún condenado».
Chirivin enumeró 18 fundamentos a partir de los cuales cree que no debería prosperar el juicio oral y le pidió al juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa, que Del Rio sea sobreseído.
Uno de esos puntos, el décimo, es donde transcribe textualmente un duro escrito presentado por el propio imputado para que los fiscales investiguen como autor del homicidio de sus padres, José Enrique Del Rio (75) y María Mercedes Alonso (72), a su hermano Diego, algo que ya había sugerido en una de sus declaraciones indagatorias.
«Mi hermano Diego no tenía la mejor de las relaciones con mis padres ni conmigo. Él nunca quiso involucrarse en los negocios de mis padres y míos, pero sí siempre pretendió ser beneficiado con el producido del mismo», señaló.
Dijo que su hermano -quien entre otras cosas fue uno de los primeros en reconocerlo como el «caminante encapuchado» captado en los videos clave- «no ha sido sincero al declarar en esta investigación» y que se encargó de ponerlo «en el lugar de autor material del hecho».
Además, lo acusó de colocarlo «en una situación de asfixia económica» porque desde que está preso no percibe «un peso más» y no tiene dinero para contratar peritos ni pagarle a su defensa.
«Es evidente que Diego se encuentra cómodo en esta situación», afirmó, y luego expuso: «El móvil que tenía para matar a mis padres es económico, es poder disfrutar de sus bienes e impedir que su hermano continúe participando de los negocios familiares obteniendo un mayor beneficio».
En relación a las supuestas evidencias que complican a su hermano, Del Rio hizo mención a una «huella dactilar» de él que fue hallada en el botiquín del baño del garaje donde sus padres fueron asesinados dentro del auto y que, desde su punto de vista, «lo coloca en el lugar escenario de los hechos».
El otro elemento que para él compromete a su hermano, es el arma homicida, la pistola Bersa 9 milímetros hallada en una caja fuerte de la casa del country San Diego de Moreno donde sus padres pasaban los fines de semana y que fue secuestrada cuando la policía la inspeccionó acompañada por Diego Del Rio.
«Recuerdo el día 25 de agosto cuando estábamos en Melo (la escena del crimen) y Diego se ofreció rápidamente para acompañar a la policía a San Diego, a ver el estado de la casa», explicó el acusado y sugirió que esa circunstancia «le pudo haber permitido colocar el arma homicida en dicha caja de seguridad».
«Mi teoría es que Diego en unos de esos domingos que concurría al country a visitar a mis padres, pidió prestada el arma a mi padre, con esa arma ejecutó el crimen y se llevó la llave de la caja fuerte para realizar su apertura y depósito del arma en el lugar», expuso.
Sobre cómo apareció el arma en la casa de Moreno, la defensa cuestionó que la «declaración espontánea» de la ex esposa del imputado, Cecilia Sánchez, en la que afirmó que la noche del 24 de agosto tomó medicación que la durmió profundamente y no puede afirmar si Del Rio salió de su casa de Nordelta para ir al country de sus padres.
Para Chirivin, esa testimonial fue «para favorecer a Diego Del Rio», porque el hermano y la ex mujer de su cliente «poseen intereses económicos en contra de Martín Del Rio» y están «muy cómodos en una relación de connivencia en la administración de todos los bienes».
En otro de los fundamentos, la abogada apuntó a la posible participación de una mujer en el crimen, a partir del hallazgo, en la manija interna de la puerta trasera izquierda del auto donde yacían los cadáveres, de un perfil de ADN mezcla femenino nunca identificado ni cotejado con nadie.
Para la abogada, la existencia ese perfil genético femenino mezclado con el de Alonso «pareciera a la fiscalía no interesarle» y, en ese sentido, expuso que podría haberse cotejado con el ADN de la empleada doméstica María Ninfa «Nina» Aquino -primera detenida del caso pero ya sobreseída- y hasta con Paola Coquiara, la agente inmobiliaria con la que su cliente mantenía una relación extramatrimonial y que también lo incriminó con su testimonial.
El comerciante, abogado y ex policía Del Rio y su esposa Alonso aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno en el rostro-, el pasado 25 de agosto del año pasado en el interior de su automóvil en el garaje de su mansión de la calle Melo 1101, de Vicente López.
Si bien la empleada fue la primera detenida bajo la sospecha de actuar como «entregadora», fue liberada por falta de pruebas y el 7 de septiembre los fiscales detuvieron al hijo menor del matrimonio, Martín, alias «Pato», como supuesto autor de un doble parricidio, tras ser individualizado como el «caminante encapuchado» que entre las 17.33 y las 18.30 del día anterior, 24 de agosto, cometió el doble homicidio ejecutando a las víctimas desde el asiento trasero del auto.
Para los fiscales, el móvil del doble parricidio fue económico y sobre ello, mencionaron dos aspectos: por un lado, la frustrada operación inmobiliaria por la cual las víctimas pensaban que ese mismo día iban a mudarse a un lujoso departamento del edificio «Chateau Libertador» del barrio porteño de Núñez, que Del Rio hijo nunca pudo concretar, y por el otro, que iban a descubrir los desmanejos financieros que había tenido en los negocios familiares.
La acusación que enfrentará si se confirma el juicio por jurados es por «doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma de fuego y por ser criminis causa» (matar para lograr la impunidad), delito que prevé como única pena la prisión perpetua, o sea, 50 años de cárcel.