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A un año del crimen del batuquero el reclamo de justicia sigue intacto

Más de un centenar de personas se congregaron este lunes en el Centro Recreativo La Esperanza donde la familia de Alan Gómez les informó los avances de la causa penal que tiene a dos jóvenes detenidos a la espera de ser juzgados por homicidio

El 22 de abril de 2018, el barrio La Esperanza se vistió de luto y su nombre se vació de sentido. La muerte de Alan Gómez, el batuquero de la comparsa Ebacoi, dejaba sin esperanza a sus seres queridos que no pararon de rezar durante las tres semanas que duró su agonía, lapso en el que el joven fue sometido a cinco cirugías. Este lunes, al cumplirse un año de su muerte, sus padres realizaron un emotivo encuentro en un centro cultural de zona norte al que acudieron más de un centenar de personas. Además de recordar al muchacho de 19 años conversaron sobre lo que hoy significa para ellos la esperanza: que el crimen de su hijo no quede impune y que los dos jóvenes detenidos sean juzgados por homicidio.

El velorio de Alan fue masivo y medio centenar de autos hicieron caravana hasta el cementerio. Pese a estar sumergidos en un dolor insoportable, su padre Claudio y su madre Verónica no dejaron de agradecer el acompañamiento de tanta gente que se acercó a brindar apoyo y despedir al batuquero de Ebacoi, la comparsa que fundó su abuela hace más de 15 años. Con el mismo espíritu, el lunes pasado organizaron un recordatorio en el Centro Recreativo La Esperanza, de Superí y Pizurno.

“Al cumplirse un año del fallecimiento de Alan la idea fue informarles, a los amigos y familiares que siempre preguntan, cómo va la causa y el tema de los detenidos”, contó su papá Claudio a El Ciudadano quien se manifestó agradecido por la cantidad de personas que se acercaron. “Gracias a Dios están los dos detenidos, uno va a ser juzgado como mayor y el otro no, porque –aunque ya cumplió los 18– cuando ocurrió el hecho era menor de edad”, dijo Claudio tras adelantar que a mediados de mayo el fiscal Ademar Bianchini pedirá una condena a 17 años de prisión para el acusado de 23 años.

“Sabemos que a Alan no nos lo devuelve nadie. Pero es un alivio para su mamá y para mi saber que los responsables de su muerte van a ser juzgados”, agregó Claudio tras referir que el tiempo se detuvo cuando le arrebataron a su único hijo varón.

“A pesar de que ya pasó un año sentimos que todo fue ayer. Estamos realmente mal y todavía falta un montón. Se viene la etapa del juicio que va a ser muy dolorosa para toda mi familia. En casa vivimos altibajos de ánimos y lo único que nos sostiene son nuestras dos hijas”, confió.

Así Claudio se refirió a Lara, de 18 años y Naiara, de 5. Se suma a la familia Benja, el hijo de Alan que en septiembre cumplió dos años y que, según su abuelo, cada vez se parece más a su papá.

“Sabíamos que iba a venir mucha gente y no queríamos cortar una calle. El encuentro fue más bien un recordatorio, porque nunca vamos a abandonar la memoria de Alan, y también para que se vea que vamos a seguir luchando hasta que haya condenas”, explicó.  A modo de anuncio dijo que la comparsa Ebacoi está preparando como temática de este año un homenaje a Alan que será muy emotivo: “Mi hijo era muy querido por todos y siempre agradecemos a toda la gente que nos está apoyando y nos acompaña”, remarcó.

Noche trágica

Alan salió a bailar la noche del sábado 31 de marzo de 2018 y nunca volvió a su casa. La madrugada del 1° de abril le dispararon en un altercado que tuvo un conocido suyo en el after La Previa, de zona sudoeste. Según contaron, cuando salió del bailable fue a buscar su moto que había dejado cerca del domicilio del conocido suyo, en Biedma y Barra, cuando pasaron dos pibes en moto a los tiros. Un plomo alcanzó a Alan y le quedó alojado en la zona lumbar (provocándole la muerte tres semanas después) y otro le dio en una pierna a un adolescente que recibió el alta médica en poco tiempo.

Para su familia el ataque fue incomprensible ya que aseguran que Alan era un pibe sano, que no tenía problemas con nadie, trabajaba en Cristalería con su papá y se hacía responsable de su pequeño hijo. Ahora, el único consuelo que encuentran ante una pérdida tan grande e inexplicable es que su muerte no quede impune.

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