A una semana de la fecha en que Hugo Chávez, gravemente enfermo en Cuba desde hace casi un mes, debía asumir su cuarto mandato, la incógnita sobre lo que ocurrirá desató la exigencia de la oposición de que se publique el diagnóstico médico del presidente, mientras la cúpula chavista estaba reunida en La Habana.
La última y escueta información oficial no permite hacerse una idea del estado en que se encuentra el presidente. «Estable dentro de su cuadro delicado», indicó el miércoles en su cuenta Twitter desde La Habana el marido de una de sus hijas, que también es ministro de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza.
Lo cierto es que La Habana se ha transformado en el centro de decisiones de esta delicada situación que enfrenta el gobierno venezolano.
Adán Chávez, el más político de los hermanos del presidente, viajó el miércoles a la capital cubana, donde permanece el vicepresidente Nicolás Maduro, designado como el candidato chavista a unas elecciones presidenciales que se vislumbran cada vez más como la salida institucional a la crisis desatada por el agravamiento del presidente.
Adán Chávez, reelecto el 16 de diciembre como gobernador del estado familiar de Barinas, fue embajador en Cuba y ministro de Educación.
Además de Maduro y del hermano mayor del presidente, estaban reunidos en La Habana la compañera del primero y procuradora general, Cilia Flores, y el yerno de Chávez.
Mientras tanto, en Caracas, la oposición reclamó por primera vez de manera terminante que el gobierno publique un «diagnóstico y un pronóstico médico» sobre la salud de Chávez, para saber si puede reasumir la presidencia el 10 de enero como indica a la Constitución.
El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo, tachó de «irresponsabilidad» pretender hacer creer que el presidente está «en ejercicio» de sus funciones.
«El 10 de enero comienza un nuevo período constitucional, si el presidente se presenta, se presentó. Si el presidente no se presenta, corresponde al presidente de la Asamblea Nacional asumir como encargado la presidencia de la República transitoriamente, como dice la Constitución».
El actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, que debería ser reelecto para este cargo el próximo sábado por la mayoría chavista del cuerpo legislativo, salió con fuerza a responder que el gobierno tiene «muy claro» lo que sucederá en siete días.
«Información para los jefes de la oposición venezolana, los Chavistas tenemos muy claro lo que haremos, ocúpense de lo que harían ustedes», escribió en Twitter.
Cabello, número tres del chavismo después del Presidente y de Maduro, afirmó la semana pasada que la fecha constitucional del 10 de enero es postergable y Chávez podría asumir su cuarto período de gobierno más adelante ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Sin embargo, Aveledo insistió en que si Chávez no acude a su juramentación se declare su «falta temporal» y si fuera necesario la «falta absoluta», que se aplica, entre otros, en supuestos de renuncia, muerte o de incapacidad física permanente, que debe ser dictaminada por una junta médica.
La Constitución dicta que si se declarara la falta absoluta del presidente se deben celebrar nuevas elecciones en 30 días.
El candidato derrotado por Chávez en las presidenciales de octubre, Henrique Capriles, reelecto gobernador del importante estado Miranda, que había aceptado una eventual postergación de la juramentación de Chávez, afirmó en su cuenta Twitter que «las respuestas a la incertidumbre que ha generado el gobierno están en la Constitucion».
Según Aveledo, «el 10 de enero culmina el actual periodo presidencial y comienza otro. En consecuencia, no existe continuación del actual gobierno porque la Constitución establece un periodo constitucional de seis años con posibilidad de reelección, y no una presidencia con tiempo indefinido».
Antes de partir a La Habana a operarse, Chávez anunció que Maduro asumiría la presidencia temporal si él quedaba «inhabilitado» y sería el candidato oficialista en unas nuevas elecciones.