El subinspector Leoncio Bermúdez fue asesinado la semana pasada por un miembro de un grupo comando que fue a rescatar a un preso de la Unidad Penal 11 de Piñero de la guardia del Hospital Provincial y en la investigación por el crimen aún no se conocieron autores identificados. Si bien, el domingo hubo un detenido, a quien un llamado anónimo lo relacionó al homicidio, voceros de la Fiscalía informaron que por el momento no había indicios para vincularlo a la causa y fue imputado por tenencia de arma de fuego. En esa audiencia, el acusado y su defensor denunciaron a los policías por apremios hacia él y su familia, declaraciones que fueron derivados a la Unidad de Violencia Institucional.
La investigación por el crimen del policía Leoncio Bermúdez, de 42 años, está a cargo de la fiscal Gisela Paolicelli y se encuentra bajo un gran hermetismo. El domingo pasado por la mañana y en medio del trasladado de gran cantidad de ciudadanos por el balotaje presidencial, hubo un operativo policial que parecía echar un poco de luz de los autores luego de que informaran que “un llamado anónimo” al 911 daba cuenta de que uno de los homicidas estaba en una casa de Arequito al 900, en barrio San Martín Sur, apenas unos metros de avenida Circunvalación.
El interlocutor no sólo brindó datos sobre la fisonomía de esta persona, sino que aportó nombre, apellido y dirección. Antes de cortar, advirtió que podría estar armado.
En ese contexto, una patrulla del personal de Comando Radioeléctrico llegó a esa cuadra perpendicular a avenida San Martín al 6800. El parte oficial indicó que los uniformados vieron a un hombre con las mismas características a las aportadas por el 911 en la vereda. Al verlos se metió en una vivienda. Los policías lo persiguieron y apresaron por llevar un arma de fuego en la cintura. Fue identificado como Sergio G., de 33 años, y le incautaron una pistola calibre .380 junto a una funda de chaleco antibalas.
Además, fuentes policiales indicaron que demoraron a la pareja del sospechoso y a un adolescente, quienes luego recuperaron la libertad.
La mujer denunció a los medios de comunicación que habían sufrido golpes por parte de los policías y que les habían plantado lo secuestrado. En una fotografía del hombre al momento de ser aprendido era visible estaba golpeado. También secuestraron un Renault Clio color azul que estaba estacionado en la vereda, aunque luego no quedó relacionado a esta causa.
Ese mismo domingo desde la oficina de prensa del Ministerio Público de la Acusación (MPA) informaron que Sergio G. sería imputado este martes por el fiscal de Flagrancia Aníbal Vescovo sólo por la tenencia de la pistola y aclararon que “por el momento no estaba determinada su vinculación con el hecho de homicidio en el que resultó víctima Leoncio Bermúdez”. Esta información fue reiterada el martes minutos antes de que el sospechoso fuera acusado por los delitos de portación ilegal de arma de fuego de guerra y el juez Alejandro Negroni le dictara la prisión preventiva por el plazo de ley.
En esa audiencia, Sergio G. y su abogado defensor reiteraron las denuncias por apremios por lo que fuentes de la Fiscalía indicaron que el fiscal Vescovo dejó constancia de esas declaraciones y dispuso “anoticiar a la oficina de Violencia Institucional por el desempeño del personal policial”.
Causa por el crimen del subinspector
Respecto de la investigación por el asesinato del subinspector Bermúdez cometido la noche del martes de la semana pasada por un grupo comando en la entrada a la guardia del Provincial, lo que se conoció hasta este momento fue que aún restan los resultados de los peritajes de los cuatro celulares incautados en la celda del recluso Gabriel Lencina, condenado a 22 años y dos meses de prisión por un homicidio y una tentativa, a quien se supone iban a rescatar las dos personas armadas que entraron al hospital.
Además, los pesquisas analizan un celular que se le cayó a uno de los homicidas tras dispararle dos veces al policía junto a las filmaciones de las cámaras de vigilancia del hospital para intentar identificarlos.
También hubo 12 teléfonos secuestrados al personal penitenciario que estaba en ese momento en la cárcel.