Más allá de la brillantes de su fútbol, si alguien quiere alguna clave para entender semejante superioridad marcada por el Barcelona en el fútbol mundial de la actualidad, quizás habrá que buscar en el grupo de jugadores y hombres encabezados por Pep Guardiola.
El capitán del Barcelona, Carlos Puyol, empezó en el banco la final de la Champions, por lo que Abidal jugó en el lateral izquierdo, acompañando atrás a Dani Alves, Javier Mascherano y Gerard Piqué.
Puyol jugó muy poco en los últimos meses debido a una lesión muscular en la pierna izquierda, por lo que el técnico catalán Pep Guardiola prefirió no arriesgar a una recaída y dejó afuera del once titular al capitán natural del equipo.
Así, fue como Xavi llevó la cinta en el encuentro final pero para entregar un justo reconocimiento a los 88’ Guardiola mandó a la cancha a Puyol y este recibió el brazalete de parte de Xavi.
De esa forma se esperaba que Puyol levantara la Copa de campeón, pero una vez que todos pasaron en el palco de honor y recibieron las medallas de campeones, fue el francés Eric Abidal quien tenía puesto el brazalete de capitán.
Puyol se lo cedió en camino al palco y como un reconocimiento de su lucha y por su don de persona, reconocida por todos sus compañeros, lo hizo acreedor al inolvidable momento de ser el encargado de elevar la “Orejona” al cielo.
Abidal fue operado de un tumor de hígado en marzo y regresó a los terrenos de juego el 11 de mayo, jugando 63 minutos contra el Levante, posteriormente 53 frente al Deportivo y finalmente 72 en la última jornada de liga contra el Málaga, siendo su primer partido completo la final de Champions.
