A fines de mayo y en plena cuarentena, un grupo de 50 abogadas y estudiantes de derecho de Rosario se empezó a reunir por videollamada. Venían de formar parte de Abofem, una organización nacional que había nacido unos meses antes, y en el camino decidieron armar una regional para debatir cómo ejercer la profesión con una mirada feminista. A todas les pasaba lo mismo: la Facultad de Derecho y el mundo laboral no les había dado herramientas para tratar las situaciones legales y los litigios con perspectiva de género. Todas habían tenido que buscar esa formación por fuera, en la militancia y el territorio. Después de muchos debates y reuniones virtuales decidieron fundar “La Colectiva: Asociación de Abogadas Translebosfeministas Rosario”. Hoy son más de 60 integrantes que se juntan tres veces por semana aunque todavía nunca pudieron verse en persona.
La Colectiva nace del deseo de transitar el derecho con una perspectiva translesbofeminista. Buscan abordar situaciones legales con perspectiva de género, tanto desde la escritura y la investigación académica hasta el litigio estratégico. Desde que empezaron a reunirse, organizaron actividades públicas de formación con la jurista feminista Leticia Lorenzo, la activista travesti Marlen Wayar, la secretaria general de Ammar, Georgina Orellano, y otras referentas. Impulsaron un grupo de investigación en la Facultad de Derecho para analizar los programas de cada materia e incorporar la perspectiva de género a la currícula. También tienen un grupo de lecturas feministas que se llama Casa de Lectoras y empezaron a articular con otras organizaciones. Una de las actividades que están haciendo estos días es una colecta de libros para las mujeres presas en la Unidad 5.
“Cuando elegimos el nombre debatimos mucho en asambleas virtuales sobre cómo llamarnos porque queríamos que sea lo más inclusivo posible. Somos mujeres pero también lesbianas, travestis, trans y personas no binaries. Ahí fue que nos dimos cuenta que éramos una colectiva y que teníamos que dejar en claro nuestra identidad translebosfeminista en nuestro nombre”, cuenta a El Ciudadano Daiana Araya, presidenta de la asociación.
Uno de los principales objetivos es permear los debates feministas en la carrera de abogacía. “Es muy difícil que hagan lugar. Nuestra facultad tiene una forma muy arcaica para la elección de cargos, siempre son elegidos profesores del mismo perfil, no hay exigencia de conocimiento en género para formar parte de las cátedras. Pero igual creemos que hay que intentar cambiar desde adentro y muchas de las integrantes de La Colectiva son ayudantes de cátedra”, señala.
La presidenta de La Colectiva tiene 29 años y su edad es el promedio de las integrantes de La Colectiva, con abogadas y estudiantes de 22 a 36 años. Trabaja en el Ministerio de Seguridad provincial y para ella el feminismo fue durante muchos años algo que transitaba por fuera de la profesión. “Empecé a trabajar en el derecho en 2014 con el nuevo Sistema de Justicia Penal. Venía leyendo sobre perspectiva de género pero tardé un año en darme cuenta que ese feminismo que venía militando afuera necesitaba tenerlo en el ámbito del derecho. Ahí empecé con mi formación en género que siempre sigue, no se detiene, con referentas como Leticia Lorenzo o Luli Sánchez”, agrega Araya.
Si bien Araya venía pensando en que era necesario agruparse con otras colegas, nunca se imaginó que el grupo iba a crecer tan rápido. “Había un deseo de entender al derecho con otra dinámica. Siempre decimos que La Colectiva es una facultad paralela, una nueva facultad de derecho. Todas venimos de militar por fuera y nos faltaba la parte de nuestra profesión”, explica.
La construcción de La Colectiva fue en plena cuarentena. La pandemia lejos de jugar en contra les resultó a favor. Venían tan entusiasmadas que establecieron la dinámica de dos o tres reuniones por semana por videollamada. “Hubiese sido imposible hacer coincidir a 60 personas tres veces por semana en un lugar físico. El confinamiento en nuestras casas nos permitió encontrarnos y organizarnos mejor. Hoy tenemos comisiones y hacemos muchas movidas. Y todo lo decidimos a través de pantallas”, cuenta. Así, entre pantallas, las más de 60 integrantes de La Colectiva nunca se vieron todas juntas en persona. Cada reunión virtual aparece la fantasía de cuándo será posible ese encuentro.