Cuando empezaron las clases en la cátedra del aborto de la Universidad Nacional de Rosario, (UNR) más del 90 por ciento de los estudiantes no sabía qué era la interrupción legal del embarazo (ILE). Cuatro meses después, de los 120 que se anotaron para cursar en la Facultad de Ciencias Médicas, 105 aprobaron la materia. En el cursado aprendieron que el aborto es legal en Argentina bajo dos causales y que los médicos y las médicas deben garantizarlo a través de los protocolos de atención a los que adhirió la provincia de Santa Fe. También conocieron a profesionales de la salud pública que les contaron cómo trabajan en los hospitales. En las clases muchos vieron y tocaron por primera vez el misoprostol, la droga recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para hacer un aborto sin pasar por el quirófano. Los estudiantes quisieron saber más sobre las mujeres que deciden abortar y recibieron la visita de las Socorristas en Red. Para las docentes los resultados superaron las expectativas. A la formación estudiantil se sumó el contagio a otras facultades del país que planean replicar en materias similares.
La experiencia de la facultad de Ciencias Médicas llegará este miércoles al Congreso nacional, donde los senadores debaten en plenario de comisiones el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que aprobaron los diputados el 14 de junio pasado. Quien llevará la voz de la casa de estudios será el decano Ricardo Nidd. Será uno de los 24 expositores a favor y en contra de que el aborto sea legal en Argentina.
La cátedra “El aborto como un problema de salud” fue la primera del país que incluyó la palabra aborto en su nombre. La propuso un grupo de médicos y enfermeros de la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir, con el fin de formar profesionales capacitados para atender de manera integral la interrupción legal del embarazo (ILE) y tratar al aborto como un problema de salud de las mujeres. El Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas la aprobó en mayo de manera unánime y apenas trascendió la decisión, más de 10 mil mails entraron a la casilla de contacto de la casa de estudios. Con distintos destinatarios, todos tenían el mismo texto copiado y pegado con el pedido de marcha atrás.
La campaña en contra, lejos de cambiar la decisión, la reafirmó. El decano Ricardo Nidd fue la cara visible de la facultad en defensa de la materia aprobada. Dijo que la universidad debía estar a la altura de las leyes vigentes en la Argentina y de las discusiones que venía dando el movimiento de mujeres. “Lo que molesta es el debate que genera”, opinó sobre los grupos opositores.
El 21 de agosto de 2017 a las 18 más de 300 personas llegaron a la puerta de la facultad de Ciencias Médicas para la primera clase abierta y pública. Fue en el auditorio Ernesto Che Guevara y entre los inscriptos se mezclaban las mujeres con pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, militantes de organizaciones feministas, alumnos de otras carreras, docentes, autoridades de la universidad, diputadas, concejalas y funcionarios provinciales y municipales. El plantel de profesores se sentó frente al público y contó los contenidos de la materia.
Una semana más tarde el frente de la facultad amaneció con un cartel anónimo de dos metros de alto por tres de largo que decía: “Aquí se enseña a matar al niño por nacer. Estamos orgullosos de nuestra UNR!!!”. Lo ilustraba un feto, un dibujo de Hipócrates, el griego que dio origen al juramento médico, y una foto de Ricardo Nidd. Los docentes de la cátedra prefirieron no contestar y dijeron que estaban concentrados en su trabajo.
Durante 14 clases dieron los contenidos a 120 estudiantes, 20 más que el cupo dispuesto en la inscripción. El 80 por ciento eran mujeres, como la media de la facultad de medicina. Raquel Tizziani, titular de la cátedra, explicó que apenas comenzaron, el desconocimiento sobre la ILE alcanzaba a más del 90 por ciento de los alumnos. Para cada módulo los docentes invitaron a especialistas que dieron clases magistrales abiertas al público. Los primeros encuentros apuntaron al marco legal de Argentina y Santa Fe y después a la atención en la salud pública.
En las últimas clases los estudiantes pidieron conocer a mujeres que habían abortado y las docentes les propusieron hablar con las Socorristas en Red, una organización de mujeres que ayudan con información a otras mujeres que quieren abortar. Funciona en todo el país y en Rosario está organizado por los colectivos Mala Junta y Las Pepas.
La materia implicó no sólo llevar el debate sobre el aborto a la universidad pública sino pensar en la salud de las mujeres desde una perspectiva de derecho. Tizziani explicó que también tomaron ejemplos de violencia obstétrica, hablaron del paradigma de parto respetado y sobre la atención ginecológica de lesbianas sin discriminación y prejuicios. La perspectiva de la diversidad sexual apareció también cuando trataron un caso teórico de consulta por aborto de un varón trans.
Al final de cursado, los estudiantes fueron evaluados a partir de un caso teórico. Tenían que determinar si la mujer que consultaba estaba dentro de las causales. Tizziani contó que los resultados superaron las expectativas. “Los estudiantes que se definieron como objetores de conciencia supieron cómo debían responder a las consultas. Actuaron como debe actuar un profesional de manera responsable ante la objeción de conciencia, que es garantizando la información sobre el derecho a la interrupción legal e hicieron la derivación correcta”, explicó.
Para la docente, la formación de médicos y médicas desde una perspectiva de derecho de las mujeres ayuda en el trabajo diario. Si bien reconoció que en Rosario las interrupciones legales son garantizadas, recordó que en otros lugares de la provincia las pacientes son atendidas en base a prejuicios, y hasta enfrentan causas penales en algunos casos. “Creemos que todavía falta. Hay lugares como el hospital Iturraspe de Santa Fe que hoy es objetor de conciencia a nivel institucional. Y también hay profesionales que han sido escrachados por garantizar lo que dice la ley”, concluyó.