Ayer fue la última jornada de expositores a favor y en contra del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en el Congreso. Expusieron tres representantes locales. Hablaron de los aspectos jurídicos, económicos y sociales de la problemática.
Ampliación de derechos
Para hablar en el Congreso Nacional a favor del aborto legal Sonia Alesso se puso a revisar los argumentos a favor y en contra de las últimas leyes que favorecieron a las mujeres y a los colectivos de la diversidad sexual en Argentina. La dirigente del gremio docente reconoció que las voces que se oponen son las mismas que estaban en contra de la educación sexual integral, el matrimonio igualitario, la identidad de género e incluso al divorcio. Encontró a las mismas caras que en los últimos dos meses desfilaron en el debate en comisiones en contra de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). “Los sectores antiderechos reaccionan con los mismos argumentos cada vez que se discute la ampliación de derechos. Las voces a favor, en cambio, muestran la diversidad y la transversalidad detrás del reclamo por aborto legal, seguro y gratuito”, dijo en diálogo con El Ciudadano. Alesso habló este jueves por la tarde en el Congreso en el último día de exposiciones.
Alesso es secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera). Este jueves habló este jueves como representante de las mujeres trabajadoras y para defender el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, del que central docente participa desde que la crearon. “Una ley habilita un derecho, no obliga a nadie a nada. El aborto es una cuestión de salud pública y de justicia social, no de moral. La criminalización afecta a las mujeres pobres, jóvenes, de sectores rurales y de bajos niveles educativos”, explicó a este diario.
Para Alesso los diputados tienen que dar cuenta de un debate que está en las calles. “Espero que estén a la altura de la circunstancia y que puedan legislar de acuerdo a lo que expresa una gran cantidad de sectores movilizados. La agenda feminista se construyó a partir de una lucha transversal de distintos sectores. Las mujeres generamos un cambio cultural que se ve en las calles, en las escuelas y las universidades. No sólo conquistamos la participación, el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, sino también la posibilidad de discutir en el Congreso el aborto legal”, opinó.
Alesso explicó que en su exposición hizo hincapié en la defensa de la ley de Educación Sexual Integral (ESI) y en la subejecución y desfinanciamiento de los programas desde la asunción del gobierno de Cambiemos. Llevó una investigación de Ctera sobre la desinversión en ESI en el país. También reivindicó la lucha de las mujeres que empezó desde la vuelta de la democracia con las distintas ediciones del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). “La avanzada de la agenda de género es parte de un fenómeno mundial de la lucha de las mujeres. Hay un cambio cultural muy importante que tiene que ver con un protagonismo de las mujeres en todos los ámbitos. En Argentina se logró que las distintas tradiciones feministas, nacionales y populares, socialistas y anarquistas confluyan gracias a los encuentros. Lo más importante es que se construyó una agenda feminista que se trasladó a leyes de ampliación de derechos”.
Según la gremialista, el debate del aborto legal al interior de la central docente fue tan fuerte como en el resto de la sociedad. “En el 2000 incluimos la modificación de los estatutos de la CTA y Ctera con la inclusión de las secretarias de género. Participamos de los encuentros y creamos una agenda específica de las mujeres trabajadoras que se discute en los convenios colectivos de trabajo. Es un trabajo de muchos años que hoy expresa lo mismo que la sociedad: la maduración de un debate desde la salud pública y la justicia social y no desde la moral”, agregó.
Cuestión económica
La abogada rosarina Analía Aucía llegó este jueves al Congreso Nacional para exponer a favor del aborto legal en la última jornada de debate en comisiones de los proyectos presentados de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Aucía es también docente e investigadora de la Universidad nacional de Rosario (UNR) y fue invitada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Según explicó a este diario el aborto en Argentina es legal para un sector social de las mujeres y el sistema penal es selectivo. “No hay ningún área del Poder Judicial y de la Policía que persiga a las mujeres que pueden pagar abortos en clínicas privadas. El aborto tipificado como un delito en el Código Penal marca una selección de las mujeres a las cuales perseguir, aún en los casos en que es legal. Son las pobres, las que tienen discapacidad, las niñas y las adolescentes”, explicó.
Aucía llegó a la legislatura para exponer sobre dos ideas. Por un lado, habló sobre el argumento de los grupos en contra del proyecto que aseguran que legalizar el aborto requiere reformular el Código Civil y la Constitución Nacional. “Legalizar la interrupción voluntaria del embarazo no es inconstitucional. Está de acuerdo con nuestra normativa nacional y constitucional. Las Naciones Unidas, a partir de tratados internacionales, recomiendan a Argentina ampliar las causales y dar acceso a todas las mujeres a los servicios de salud reproductiva”, agregó.
La segunda idea sobre la que habló Aucía se enfocó en la maternidad. “No creo que se pueda discutir el origen del ser humano a partir de la concepción porque es una discusión moral en la que todas las opiniones son válidas. Sí quiero objetar la concepción de maternidad que se han planteado desde los sectores religiosos conservadores. Su visión obliga a las mujeres a adoptar una identidad, la de embarazada y madre, pasando por encima de sus propios proyectos de vida”, dijo.
La abogada confesó que no se imaginaba la llegada al Congreso del debate de la mano del alto nivel de movilización social. “En los últimos años hubo una maduración de toda la sociedad. No sólo las mujeres llevamos la bandera del aborto legal. También hay apoyo de sectores culturales, sociales, de la salud, del derecho, del arte y de la academia. Estamos viviendo un momento histórico. Independientemente de lo que pase el 13 de junio, ganamos un terreno enorme en los derechos de las mujeres y de la igualdad”, opinó.
Para Aucía el debate en el Congreso no gira sobre la definición del comienzo de la vida sino a la legalidad o ilegalidad. “Muchos profesionales no cumplen con el deber de practicar un aborto cuando es legal. Sin embargo, salvo el caso de los médicos del hospital Iturraspe de Santa Fe que fueron procesados por incumplimiento de deberes de funcionario público en el caso de Ana María Acevedo, no recae en ellos el peso de la penalización. La persecución de este delito en Argentina es selectiva en función de la clase social y del género. No persigue a las mujeres que lo pueden pagar. Persiguen a las que no pueden hacerlo. Aun cuando el aborto se habilita por causales las mujeres pobres no siempre son atendidas. Hay objeciones de conciencia, demoras, negativas y otras formas de transformar algo legal en ilegal”.
Según la abogada, la oposición a la legalización no es sólo moral y responde a intereses económicos. “El aborto ilegal genera un circuito cerrado clandestino que beneficia a una parte importante de la corporación médica. Las intenciones de estos grupos no están fundadas en si hay ser humano o no en la concepción. Se apoyan en esos argumentos porque no pueden decir que hacen abortos por 30 mil pesos”, agregó. También consideró que en el debate está en juego el poder de la jerarquía eclesiástica. “La Iglesia perdió con las leyes de divorcio, de matrimonio igualitario y de identidad de género. Perder poder es también perder financiamiento del Estado. Para ser financiada la Iglesia necesita determinadas normas. Cuando pierde, responde con dogmas que se sostienen en reproducir la desigualdad de género y la idea de la maternidad por naturaleza”.
Otra Sonia
Para la periodista rosarina Sonia Tessa hablar a favor del aborto legal en el Congreso Nacional fue un triunfo del movimiento de mujeres de la Argentina. Cree que el debate es posible porque las mujeres organizadas despenalizaron el aborto en la sociedad. Tessa se acercó al feminismo hace más de 20 años y desde su lugar de trabajadora de prensa siguió la agenda de género desde Rosario12 y el suplemento Las12. Para ella el país vive una revolución de las mujeres y el debate sobre el aborto es apenas una parte del todo. “El aborto es la autonomía sobre nuestros cuerpos y la base de la libertad de las mujeres”, explicó a El Ciudadano. Este jueves por la tarde expuso en el último día del debate en comisiones de los proyectos de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
En los siete minutos que dura la exposición Tessa hizo eje en la experiencia de las mujeres y en los casos que siguió como periodista. “Además de los argumentos sólidos de especialistas, en el Congreso retumban las voces de las mujeres. Los avances que se lograron en la aplicación del aborto no punible y en la baja de la cantidad de muertas por abortos clandestinos fueron un logro del movimiento de mujeres que peleó por esos derechos”, contó.
“Cuando me acerqué al feminismo nunca pensé que esto iba a ocurrir. Llego al Congreso con la satisfacción de sentir que este es un camino acumulativo de muchos años de lucha. Las ediciones del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) le han dado una transversalidad al movimiento que es irrepetible. Este debate es muy importante porque no es sólo sobre aborto. La penalización del aborto significa la tutelación de derechos y la imposibilidad de pensarnos a las mujeres como personas libres”, explicó.
Para ella, en el voto de los diputados está en juego la vida de 20 millones de mujeres. “Espero que los legisladores, sobre todo de Santa Fe, piensen más allá de sus propias experiencias de vida y se pongan en la piel de tantas mujeres que tienen que decidir sin amparo legal. Tienen que dejar de estigmatizar a las mujeres por una decisión que es vital”, opinó.
Tessa cree que la despenalización social del aborto se coló en todas partes y los medios no fueron la excepción. También piensa que son espacios donde la jerarquía eclesiástica juega sus cartas más fuertes. “Los medios no son lugares e instituciones alejadas de la sociedad y para la Iglesia son muy importantes. Pero también al hacerse legítimo el movimiento de mujeres, aquellas locas y exaltadas de los pañuelos, como nos dijo el obispo, hoy somos escuchadas de otra manera. Además se sumaron muchas periodistas jóvenes tratando temas de género. De todos modos, el nivel de machismo que hay en los medios sigue siendo muy grande y todo cambio llega con resistencias”, agregó.
Para la periodista, ver a las jóvenes y a las adolescentes con el pañuelo verde atado a la mochila es un sueño hecho realidad. “Vivimos una verdadera revolución. Las pibas no naturalizan cosas que siempre fueron injustas pero que antes creíamos que eran un precio a pagar en los trabajos, las facultades, las escuelas. Las más chicas nos interpelan. Y si bien no han leído mucho o creen que llegaron solas y no necesariamente ven el camino colectivo, nos hacen ver que vivimos en otro mundo. Claro que no es el que soñamos porque matan a una mujer cada 29 horas y es un mundo machista, pero hay muchos indicios de que eso no tiene más lugar”.