Por Ana C. Berdicever
Se siguen sumando innovadores proyectos en la ciudad y sus alrededores. Pensado en la comodidad y en el disfrute en una propiedad rodeada de verde, con seguridad y todos los servicios cercanos, un nuevo proyecto busca con la arquitectura moderna brindar el máximo de confort. Se trata de Abra Fisherton, el desarrollo de Obring proyectado por Gagliardo arquitectura y que comercializa Lamelas en una ubicación de privilegio frente al Jockey Club de Rosario.
Sebastián Lamelas, director de Lamelas Real Estates, recibió a El Ciudadano en la oficina que comparte con su hermana Cecilia. Son la segunda generación de un negocio que comenzó su padre hace unos 50 años.
Sebastián recalcó que el nuevo proyecto es innovador por varias razones: contará con espacios verdes en las propiedades privadas, además de los espacios comunes, está ubicado en una zona estratégica, cuenta con arboleda centenaria y una casa de 1900 de valor patrimonial que se restauró y funcionará como local comercial abierto a todo el público.
Abra Fisherton busca posicionarse como una opción residencial innovadora que se adapta a las necesidades de quienes buscan calidad de vida, comodidad y contacto con la naturaleza. “La estructura de hormigón a la vista es un todo orgánico, es sostén y envolvente, elemento expresivo y característico de nuestros proyectos. Esta síntesis se refleja en la flexibilidad y fluidez de los espacios, alcanzando la complejidad de lo simple”, destacó Pablo Gagliardo, autor del proyecto en la presentación del mismo.
“Abra Fisherton quiere ser la mejor elección para quienes ansían vivir en el corazón de Fisherton con todo al alcance de la mano», agregó en ese momento Cecilia Lamelas.
Casa patrimonial y arboleda añosa
La antigua casa que se encuentra dentro del terreno es patrimonial e histórica. Data de 1900 y fue refaccionada. Se conservó el casco original. Como quedó sobre la calle, no en medio del proyecto, decidieron que será un local gastronómico para el disfrute de todos los que quieran acercarse y conocer el lugar, además de las personas que adquieran las viviendas exclusivas del desarrollo.
Antes de comenzar con el proyecto, se aprobó la ordenanza para conservar la casa, reciclarla y darle un nuevo destino.
La añosa arboleda es original al terreno y sobre la misma se realizaron estudios para la conservación de sus varias especies. Lo que se pretende es mantener su estado preservando la seguridad de todos sin afectar el entorno con la construcción.
Así, se preservarán más de 80 árboles de 16 especies como protagonistas en el diseño de los espacios verdes del emprendimiento.
Lamelas explicó que el terreno inicialmente previsto era de unos 10 mil metros cuadrados, pero que decidieron incluir otras dos parcelas adquiridas para así totalizar 12.500 metros cuadrados de tierra en una zona de Fisherton que ya está consolidada, con sanatorios, colegios y locales comerciales, entre otras comodidades.
Seis grandes módulos
Abra Fisherton puede observarse en los renders integrada por seis grandes módulos que se dividen en edificios independientes. “Tenés un módulo con tres núcleos de ascensores, lo que te da privacidad porque tenés un sólo vecino. Tiene departamentos tipo casa, con jardín privado y en la planta baja”, reseñó Lamelas.
En el primer y segundo piso se dispondrán departamentos más tradicionales, pero con la característica de un balcón terraza de dos metros y medio de profundidad, todos con parrillero y ventanales de piso a techo. “Te permite integrar el living con la terraza”, resaltó Lamelas sobre una de las ventajas del diseño.
Los terceros pisos son de tipo penthouse, con una escalera privada que lleva a una terraza exclusiva.
“Más de la mitad de las unidades tienen jardín o terraza exclusiva, y eso es parte del diferencial que tiene el proyecto”, agregó el empresario.
Además, están los amenities: pileta climatizada y pileta exterior, sector para niños, tres quinchos, un espacio de coworking, área de yoga y meditación, spa con sauna, gimnasio y locales comerciales que darán sobre las avenidas y que integrarán el proyecto con el entorno.
Fisherton siempre estuvo cerca
El barrio ubicado en la zona oeste de la ciudad está en continúa expansión y son muchos los rosarinos que optan por mudarse a espacios más amplios alejándose del saturado centro de la ciudad.
El barrio nació hacia fines del siglo XIX, cuando la empresa Ferrocarril Central Argentino, de capitales ingleses, comenzó a proyectar un poblado cerca de Rosario para las viviendas de sus directivos. El encargado del trazado urbano fue el gerente de la empresa por aquellos años, el inglés Henry Fisher, cuyo apellido daría origen al nombre del barrio.
Poco después, el 27 de julio de 1889, la iniciativa tomó carácter formal con el acta de fundación de “Pueblo Fisherton”. Sin embargo, nunca funcionó como una entidad políticamente autónoma de Rosario.
La urbanización creció desde entonces con mansiones de estilo inglés edificadas en amplios solares alrededor de la estación de trenes Fisherton, que más tarde sería rebautizada como “Antártida Argentina”. Paralelamente, se fueron sumando instituciones educativas, recreativas, religiosas, culturales y comerciales. Todas las comodidades dentro del barrio.
Presentación al público y éxito comercial
“Empezamos a generar reuniones con nuestros clientes”, contó Sebastián sobre el proyecto, que fue presentado hace unas semanas. “Estamos como en un prelanzamiento, la obra arrancará en abril, ya comenzó la primera estaba de limpieza del terreno y estimamos que en abrir se inicie la obra”, estimó el cronograma de las etapas.
“La verdad es que nos desbordó la cantidad de reuniones que se empezaron a generar. Pensamos que en esta época del año la gente estaría con otros asuntos y nos sorprendió porque comenzaron a interesarse mucho en el proyecto”, dijo sobre la buena acogida de la propuesta.
Otra singularidad: pensaban que las primeras consultas serían por las unidades más chicas, y por el contrario los interesados comenzaron a preguntar por las unidades con dos o tres dormitorios.
“Tenés las familias que cambian su estilo de vida, se van a vivir a Fisherton y hacen todo allí, y también las mayores a las que les queda grande su casa actual, pero de todos modos quieren más ambiente para recibir a su familia”, ejemplificó sobre las consultas.
Fusión
Lamelas está como parte de los inversores en el proyecto y en la comercialización. Ya se conocen desde hace muchos años con el grupo Obring y con Gagliardo Arquitectos.
Hace 20 años que Gagliardo arquitectura desarrolla sus proyectos junto a Obring, empresa constructora con una trayectoria de más de cinco décadas en el rubro.
Lamelas también lleva medio siglo en el mercado. Sebastián y Cecilia son segunda generación y su padre aún sigue activo en la empresa familiar. “Nos fuimos involucrando en distintas etapas del negocio inmobiliario. Tenemos una inmobiliaria que comercializa cualquier tipo de inmueble, después tenemos comercialización de desarrollos, como en este caso, con acuerdos específicos, inversión en los proyectos y soporte de la parte comercial. Después tenemos una desarrolladora que suele asociarse con otras, como en Abra Fisherton. Y damos asesoramiento para todo tipo de desarrollo de producto. Damos el soporte comercial y de inversión en algunos casos, porque también invertimos con un pequeño fondo de inversión familiar”, explicó sobre cómo fueron creciendo en el rubro.