Pocas veces un país anfitrión estuvo tan bajo sospecha antes de comenzar un Mundial, pero esa es la realidad de Rusia, sumido en la oscuridad futbolística durante décadas y que afrontará el torneo que organiza como un intento de atisbar un oasis.
Es una de las peores selecciones del ranking Fifa entre las que participan en el Mundial y fue cabeza de serie sólo por ser la anfitriona. El único organizador que quedó eliminado en la fase de grupos fue Sudáfrica en 2010, y lo hizo con gran dignidad.
La selección de los “Osos Tricolores” cayó en la fase de grupos del Mundial en sus últimas tres participaciones (1994, 2002 y 2014), otro dato que tampoco invita al optimismo. Porque es una realidad que Rusia tuvo una mejor generación que la actual en alguno de los Mundiales anteriormente citados. También se despidió en la ronda inicial de 1990, aunque entonces competía como la Unión Soviética.
Preparando su Mundial, la federación rusa lo intentó con todo tipo de seleccionadores posibles. Entre 2006 y 2010 tuvo al holandés Guus Hiddink y le sucedió su compatriota Dick Advocaat durante dos años. En 2012, y durante tres años, llenó de millones la cartera del italiano Fabio Capello, de nuevo sin resultados. Leonid Slutski fue la vuelta a los entrenadores rusos y de nuevo un fracaso. Dimitió tras el desastre de la Eurocopa y el nuevo jefe es Stanislav Cherchesov.
“Hemos trabajado en nuestra mentalidad, nos hemos convertido en un equipo”, destacó Cherchesov. “Hemos avanzado en un recambio generacional, pero sin realizar una revolución”.
Estas palabras ofrecen una buena muestra de lo que es su ideario: quiere un bloque unido, competitivo y bien preparado. No está su selección para exquisiteces, una Rusia que tiene como referentes al arquero Igor Akinfeev y a los atacantes Fiodor Smolov y Artem Dzyuba.
El grupo del Mundial parece accesible y sólo Uruguay es claramente superior a sus adversarios. Previsiblemente, Rusia se jugará la segunda posición ante Egipto, mientras a Arabia Saudita se le conceden pocas opciones. Una oportunidad de que Rusia recupere parte del orgullo futbolístico perdido.
El entrenador: Stanislav Cherchésov
El entrenador es un gran conocedor del fútbol local y que precisamente apuesta por jugadores que participan en el fútbol ruso y que no tienen la etiqueta de estrellas. No en vano, algunos de los futbolistas que no participaron en la Copa Confederaciones 2017 eran de los mejores pagos en la liga local.
La figura: Denis Chéryshev (Villarreal)
Zurdo talentoso que juega en Villarreal y fue parte del plantel de Real Madrid entre 2012 y 2016, pero nunca se adaptó, siendo el primer jugador ruso de la historia del club blanco. Es el distinto que tiene una selección que no le sobra mucho talento en cancha.
La promesa: Alexey Miranchuk (Lokomotiv Moscú)
El joven delantero es la carta goleadora que tienen los locales para buscar ser protagonistas en “su” Mundial. El atacante campeón con el Lokomotiv ruso comparte plantel con su hermano gemelo Anton, mediocampista.
El ausente: Aleksandr Kokorin (Zenit)
Rusia es una de las selecciones que más ha sufrido con las lesiones. La de Kokorin, atacante estrella de los “Osos Tricolores” es clave para la ofensiva. Es que el delantero llegaba a este Mundial con una marca de 10 goles en el torneo local.